Sonia Soria trabajaba en banca, con un puesto estable y una carrera prometedora. No sospechaba que el hobby de su hija menor, Raquel, se convertiría en una nueva forma de vida para ella.
Corría el año 2010, España acababa de celebrar en Sudáfrica el primer Mundial de su historia y a pesar de que habían pensado en gimnasia rítmica como actividad extra escolar para Raquel, pronto vieron que su pasión indiscutible era la que nos había empujado a todos con el famoso gol de Iniesta. “No la veíamos emocionada en gimnasia. En cambio, siempre iba a todas partes con su pelota, sin separarse de ella”, nos comenta su Sonia. Decidieron inscribirla al club de fútbol de las Rozas de la Federación, el lugar donde vivían sin sospechar en ese momento que allí también nacería un equipo para luchar por la igualdad.
En paralelo, la gestión deportiva había empezado a ser un tema sobre el que Sonia comenzó a interesarse como añadido a su carrera profesional. “En el 2011, para mí fue clave realizar un Máster de Gestión Deportiva en la RFEF con FIFA, pensé que ayudaría mejor a conocer al deportista y ofrecerle los servicios de banca privada”, explica Sonia. Aquella fue una ventana que se abrió para no cerrarse más.
Conoció además a María Benjumea en una ponencia sobre Mujer y Liderazgo que ofreció el banco en el que trabajaba. “Ella nos hizo pensar en nuestro futuro a diez años vista y yo donde me veía era en el deporte”, reconoce la extremeña, que recogió el guante para aventurarse a crear Olympia. “Ya fue en el 2015 cuando creé y co fundé el club porque vi que las niñas necesitaban un espacio solo para ellas”.
El nacimiento de un legado
Y es que Sonia Soria llevaba cinco años observando la cantidad de cosas que el fútbol femenino base necesitaba. “Yo cuando lo creé no tenía ni idea de lo que era un club de fútbol y por eso empezó muy poquito a poco, pero mi primer objetivo era que las niñas tuviesen donde jugar”. Tres años después de aquella primera iniciativa dejó por completo la banca.
“Me decían que estaba loca cuando dejé el banco en 2018”
Una apuesta laboral y vital que no todos entendieron. “Me decían que estaba loca cuando dejé el banco en 2018, porque además era de manera completamente altruista porque yo como presidenta no he cobrado nunca nada”, nos explica Soria. “Lo que sí tenía claro es que quería gestionarlo como una empresa, con los conocimientos que había adquirido durante tantos años”, afirma.
Así comenzó un primer equipo sin campo y con sólo 13 niñas. “Al principio nadie quería venir a Olympia, teníamos que convencer a las niñas y a sus padres”, recuerda de un equipo que nació con nombre de pionera. “Olympia era por las olimpiadas, y por Olympe de Gouges, la primera en escribir sobre los derechos de la mujer“, nos explica.
El encuentro con la Reina Letizia
Con una Junta directiva integrada cien por cien por mujeres, se pusieron a trabajar para tratar de impulsar el crecimiento del club “desde la creatividad, desde ser diferentes, porque recursos no teníamos, pero sí grandes ideas”. La primera en ponerse en marcha, la equipación. “La primera que tuvimos era amarilla con forma de chico. Hablé entonces con una amiga diseñadora para que nos crease las camisetas”, eran de fútbol sí, pero con una intención de ser para ellas desde el primer momento y no heredando el estilo masculino de las que existían hasta entonces.
“Creamos también los Premios Olimpia, todo lo que hiciese falta para darnos a conocer”, cuenta. Otra gran iniciativa surgió al llegar el COVID, una que les llevó inesperadamente hasta una recepción real.
“Se me ocurrió que las niñas hicieran una carta manuscrita con un dibujo para cada abuelo. Conseguimos 100 cartas y las fotocopiamos. Hablamos con el Ayuntamiento y con Correos, porque no podíamos salir de casa, y así le llegó la carta a cada abuelo de las Rozas”, recuerda con emoción de una pandemia en la que las personas mayores fueron los más afectados.
La Reina Letizia conoció la iniciativa y quiso recibir al CFF Olympia como reconocimiento a su labor. “Aquello fue un impulso claro, sobre todo porque al principio nadie creía en nosotras, nos daban tres años de vida”, relata con la satisfacción de haber fundado un club que ya ha cumplido la década.
Presidenta y madre
Con mucho esfuerzo y dedicación aquellas primeras trece niñas se transformaron en un presente esperanzador: CFF Olympia cuanta con 20 equipos y casi 350 futbolistas. Su labor como garante de igualdad ha sido reconocido por la FIFA, que en 2021 le otorgó al club la insignia de FIFA Guardians.
Un legado que ha dejado al fútbol base madrileño. No siempre ha sido fácil. El hecho de ser la presidenta del equipo donde su hija jugaba no siempre ha sido fácil. “Yo quise preparar a Raquel para que tuviese su propia identidad y para que supiese que llegarían los momentos de luces pero también los de sombras. Eso sí, jamás me he metido en un tema deportivo”, afirma.
Centrada ahora en otros proyectos relacionados con el crecimiento del fútbol femenino a nivel internacional, Sonia Soria valora el papel de su familia “de mi marido Josemi y de mi hijo mayor Marco” que le han dado “el respaldo fundamental para dedicarme de lleno a esto”.
Al 2026 le pide “mucha salud” y en el plano deportivo, “que el fútbol sea un mejor espacio para la mujer, para la niña. Que se sigan abriendo barreras, que no haya esos machismos y esos abusos de poder que a veces sufrimos las mujeres“, contesta con la honestidad que le caracteriza.
En una fecha especialmente ilusionante para todos los niños y niñas, la historia de Olympia es el mejor cuento que contar esta Navidad.