Seleccionar una acción no es solo cuestión de intuición ni de seguir la corriente. Hay quien busca compañías con beneficios sólidos. Otros, que estén baratas respecto a su valor contable. Algunos miran solo el dividendo. Y no faltan quienes se fían del consenso de los analistas. Todos tienen su fórmula, y todas pueden ser válidas. Lo interesante ocurre cuando varias coinciden en una misma empresa.
En el Ibex 35 hay compañías que siguen pasando inadvertidas pese a presentar métricas que, sobre el papel, las hacen atractivas. Precios por debajo de beneficios históricos, rentabilidades por dividendo que superan el 6%, descuentos del 50% sobre el valor en libros o potenciales de revalorización de doble dígito según las casas de análisis. En algunos casos, todo eso ocurre al mismo tiempo.
El mercado no siempre premia de inmediato los buenos fundamentales. Pero los datos están ahí. A través de cinco fórmulas bien conocidas por los gestores, pero útiles también como brújula para cualquier análisis, es posible detectar compañías que el mercado aún no ha sabido o querido valorar del todo. Desde el PER hasta las ventajas competitivas, pasando por el dividendo y el potencial alcista, el repaso permite entender por qué algunas acciones del Ibex siguen teniendo más recorrido del que parece.
Beneficios a buen precio
La primera de estas fórmulas es el PER, o ratio precio-beneficio. En términos sencillos, permite conocer cuántos años de beneficios serían necesarios para recuperar el precio actual de una acción. En un entorno normalizado, los múltiplos inferiores a diez veces suelen ser interpretados como indicios de infravaloración, sobre todo si no existen riesgos estructurales.
Actualmente, compañías como BBVA, Bankinter o ArcelorMittal presentan PER por debajo de ese umbral, reflejando un descuento notable que en algunos casos no parece justificado por los fundamentales.
Descuentos sobre el valor contable
Otra fórmula tradicional y, para muchos, imprescindible en cualquier análisis de valor, es el precio sobre valor en libros, o P/B. Este indicador compara la capitalización bursátil de una compañía con el valor contable de sus activos. Cotizar por debajo de 1 implica que el mercado valora la empresa por menos de lo que esta vale, al menos sobre el papel.
El caso de Sabadell, que continúa con un P/B inferior a 1, ilustra cómo determinados sectores, especialmente el financiero, siguen arrastrando una percepción de riesgo que no siempre encaja con la evolución real de sus balances. Algo similar ocurre con Repsol, que también cotiza con descuento respecto a su valor contable, incluso después del rebote del petróleo y la recuperación operativa.
Ingresos constantes vía dividendos
La tercera fórmula pone el foco en la rentabilidad por dividendo, un aspecto que vuelve a ganar protagonismo a medida que los tipos de interés bajan. En momentos de incertidumbre, las compañías que ofrecen pagos estables al accionista pasan a ser vistas como una fuente de ingresos alternativa.
Empresas como Repsol, Telefónica o Naturgy presentan rentabilidades por dividendo superiores al 6 %, lo cual las sitúa entre las más atractivas del índice desde una óptica conservadora. Eso sí, la fiabilidad de estos pagos depende siempre de la sostenibilidad de los beneficios, un aspecto que conviene tener en cuenta antes de asumir que toda rentabilidad es sinónimo de seguridad.
Lo que dicen los analistas
Un cuarto enfoque consiste en estudiar el potencial alcista que le otorgan los analistas a cada valor. Se trata de una fórmula menos matemática y más basada en expectativas, pero que permite observar hacia dónde se inclina el consenso de mercado.
En la actualidad, valores como Cellnex, Grifols o Solaria figuran entre los que presentan un mayor recorrido estimado. En el caso de Cellnex, por ejemplo, firmas como UBS sitúan el precio objetivo por encima de los 43 euros, lo que implicaría una subida cercana al 30%. Grifols, pese a la volatilidad de los últimos trimestres, mantiene recomendaciones favorables por parte de varios analistas, y en el caso de Solaria, el entorno regulatorio y la transición energética siguen actuando como catalizadores.
Ventajas competitivas
Y, por último, hay una fórmula que no se refleja directamente en ratios financieros, pero que resulta igual de poderosa: el liderazgo con ventajas competitivas claras. En un mercado cada vez más exigente, las compañías capaces de mantener barreras de entrada elevadas y proteger su cuota de mercado se convierten en auténticos activos estratégicos.
Aquí entran de nuevo nombres como Cellnex, junto con Aena y Puig. En todos estos casos, el mercado no solo valora los resultados actuales, sino también la capacidad de estas empresas para sostener sus ventajas durante la próxima década.
Las cinco fórmulas descritas siendo las referencias principales en los modelos clásicos de análisis fundamental aplicados al Ibex 35 y al resto de índices de Bolsa mundiales. A pesar de los cambios macroeconómicos y las nuevas métricas que han cobrado relevancia en los últimos años, estos indicadores siguen marcando el punto de partida en buena parte de las estrategias de selección de acciones por valoración.