De becarios a directivos: el arte de mentir en el CV

Mentir en el currículum sigue siendo una trampa habitual en el mercado laboral global, donde uno de cada tres candidatos admite haber falseado algún dato sobre la experiencia laboral

Engordar el curriculum es una práctica silenciosa pero muy común. Una mentira a la que recurren desde becarios hasta directivos con la esperanza de ganar ventaja en un proceso de selección. Un estudio de 2021 de ResumeBuilder reveló que, en Estados Unidos, uno de cada tres candidatos mintió alguna vez en su vida laboral. Las falsedades son más habituales entre personas con mayores ingresos y se concentran entre los jóvenes y en un apartado concreto: la experiencia.

Los datos indican que los solicitantes recién licenciados en EE.UU. tienden a exagerar especialmente los años trabajados o simular responsabilidades que nunca tuvieron. Pero ojo: existen verificadores que cazan las mentiras al vuelo. Empresas y plataformas especializadas que contrastan si las fechas de empleo son reales, si los títulos universitarios existen o si el nivel de francés es el que se indica. Pueden recurrir a llamadas telefónicas, bases de datos académicas o incluso contactar con antiguos empleadores.

Es una práctica aparentemente inocente pero que conlleva muchos problemas si se les descubre. Si alguien falsifica un título universitario, diploma o certificación oficial, puede enfrentarse a un delito de falsedad documental, con penas de entre seis meses y tres años de prisión según el Código Penal español.

En un mercado laboral tan competitivo, muchos aspirantes piensan que exagerar un poco puede beneficiarles para conseguir el empleo. Por eso, cada vez hay más servicios de verificación sobre la vida laboral. La inteligencia artificial también se suma al proceso, agilizando los controles y validaciones de información.

Verificadores en Reino Unido

Una encuesta reciente de la organización británica Cifas, que se dedica a la prevención del fraude, muestra que casi un 20 % de los trabajadores en Reino Unido ha mentido en su CV o conoce a alguien que lo ha hecho en los últimos doce meses. La agencia británica Reed, la mayor del país, ha creado un equipo de cien personas dedicado exclusivamente a revisar currículum y comprobar referencias. Pueden parecer pequeños despistes, pero suelen ser mentiras intencionadas.

Publica New York Post que la Generación Z es la más propensa a falsear información. Según una encuesta de la plataforma de servicios Career.io, casi la mitad, aproximadamente el 47 % de los nacidos entre 1997 y 2012, admite haber alterado algún aspecto de sus solicitudes de empleo. Le siguen los Millennials con un 38,5 %, la generación X con un 20,4 % y los Baby Boomers con un 9,4 %. En todas las generaciones, el apartado de ‘experiencia laboral’ ocupa el primer puesto de mentiras piadosas.

Hay falsedades que terminan costando una carrera profesional. Desde ejecutivos de grandes corporaciones hasta actrices premiadas. Uno de los ejemplos más conocidos es el de Kenneth Lonchar, antiguo director financiero de la compañía estadounidense Veritas Software, quien tuvo que dimitir tras descubrirse que había mentido sobre su MBA en Stanford. La universidad negó que lo hubiera cursado.

En el mundo del deporte destaca George O’Leary, despedido tan solo cinco días después de ser contratado como entrenador en la Universidad de Notre Dame. Se inventó que había cursado un máster en educación física.

Scott Thompson, que fue CEO de Yahoo, infló su currículum con un supuesto título en informática y también tuvo que abandonar la empresa en 2012.

En Hollywood también se miente. La actriz australiana Rebel Wilson exageró su edad, cambió su nombre real y adornó detalles de su vida para parecer más atractiva para los productores. O la oscarizada Mira Sorvino, que confesó haber mentido sobre su fluidez en francés para conseguir un papel.

Historias que muestran una realidad demasiado común: incluso las carreras más exitosas pueden estar construidas sobre mentiras.

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