Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha perseguido con ahínco recetas para la inmortalidad o la eterna juventud. Desde la piedra filosofal a la búsqueda de El Dorado, el mundo lleva siglos enfrentándose al misterio de la muerte con distintas leyendas y fórmulas. Ahora también sucede. En este caso es el mercado, las grandes fortunas e incluso algunos gobernantes los que quieren encontrar el milagro. Varias industrias, desde la farmacéutica a la cosmética, pasando por la de los suplementos, protagonizan desde hace años un frenesí inversor. Es el pujante y caliente mercado de la longevidad.
La última muestra de ello ha sido el acuerdo que el presidente de EEUU le ha arrancado a las farmacéuticas. Donald Trump lo prometió en octubre y lo ha cumplido en noviembre. Medicamentos como Ozempic o Wegovy serán hasta tres veces más baratos en el mercado. Estas marcas, distribuidas por las farmacéuticas Eli Lilly y Novo Nordisk, son ya mundialmente conocidas. Son fármacos destinados a personas que buscan bajar de peso, pero que, en el caso del Ozempic, también sirven para tratar la diabetes tipo 2, entre otras enfermedades.

Ozempic y Wegovy son la cúspide de un iceberg. Un fenómeno sociológico que estalló a raíz de la pandemia del coronavirus, y que ha cristalizado todo un boom de consumo. Cosméticos antiedad, complementos dietéticos, reprogramación celular. Todos los campos son pertinentes. El capital riesgo ya no es el único que compite por encontrar el elixir de la eterna juventud. Magnates como Jeff Bezos (Amazon), Sam Altman (OpenAI) o Sergey Brin (Google) están financiando estos estudios. También lo hacen grandes capitales o líderes políticos. En septiembre los medios captaron una charla informal entre Vladimir Putin y Xi Jinping. El tema: la posibilidad de vivir hasta 150 años.
Se dispara el interés en suplementos
El papel de los fármacos que ahora serán rebajados en EEUU en la búsqueda de la eterna juventud es indiscutible. Ozempic y Wegovy, al inducir una reducción significativa de peso, pueden reducir la carga de enfermedades cardiovasculares y metabólicas asociadas. En EEUU se atribuyen aproximadamente 325.000 muertes al año al sobrepeso. A nivel mundial, la obesidad afecta a 1 de cada 8 adultos y contribuye a millones de muertes prematuras. Pero la semaglutida, el principio activo de esos fármacos, no es el único componente que tiene a los mercados en plena ebullición.

Otro compuesto que cada vez capta más atención de consumidores, fabricantes, distribuidores y medios es la espermidina. Esta es una molécula presente en cereales y legumbres está captando el interés en el mercado de los suplementos por su posible relación con la longevidad de la vida humana. Algunos estudios han asociado una mayor ingesta de este compuesto con una menor mortalidad por causas globales y enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, aunque la espermidina ya se comercializa como suplemento, la evidencia clínica en humanos es todavía limitada. Por ello muchos especialistas advierten de que es necesaria más investigación para definir dosis, seguridad a largo plazo y eficacia real. Eso no impide que ya se vean a nutricionistas recordar que, aunque la longevidad tiene su base fundamental en los hábitos, este sea un suplemento “del que nadie habla” y que encima “es barato”.
Crecimientos a doble dígito
Prueba del interés que suscita en el mercado la espermidina es en cuánto se valoró su mercado el año pasado. Según la consultora Market Intelo, el mercado global de espermidina en 2024 alcanzó los 820 millones de dólares. Una cifra lejos de los 2.350 millones que podría registrar para 2033, reflejando un robusto crecimiento del 12,1% en su tasa compuesta de crecimiento anual. Mientras termina de llegar la validación científica de la molécula, la consultora incide en que el sector vive “un cambio de paradigma”, “con personas que buscan suplementos con beneficios multifuncionales, como el antienvejecimiento, la reparación celular y la vitalidad”.
Otras firmas de análisis han hecho estudios similares sobre el mercado de suplementos dietéticos, el sector en el que se podría englobar la espermidina. Grand View Research estima que este mercado global superó los 192.650 millones de dólares en 2024 y proyecta un valor de mercado superior a 209.520 millones para este 2025. Prevé además un crecimiento del 8,9% para 2033. El mismo estudio apunta que en España el mercado de suplementos alcanzó los 2.425 millones en 2024, y espera una tasa de crecimiento del 8,5% para 2030, con lo que este particular frenesí ‘alquimista’ también se da en el país.

A pesar del entusiasmo que suscita la espermidina, son varios los expertos que inciden en que es necesario esperar a una mayor validación científica. Así lo consideran varios dietistas o especialistas consultados por el Financial Times en un reciente reportaje. “La evidencia aún no es lo suficientemente sólida como para recomendar la suplementación rutinaria con espermidina”, aclaraba Ludlam-Raine, autora y nutricionista. “Muchos de estos productos son de alto coste y la mayoría podemos obtener cantidades adecuadas de espermidina mediante una dieta equilibrada rica en alimentos de origen vegetal”.
En muchas industrias
Esta obsesión por la eterna juventud también se refleja en otras industrias como la cosmética. Grand View Research calcula que el mercado global de cosméticos superó los 52.400 millones de dólares el año pasado y rozará los 81.000 millones para 2030, creciendo un 7,7%. Auténticos gigantes como L’Oréal, P&G o Estée Lauder, detrás de marcas como Lancôme o CeraVe cuentan con un amplio catálogo de productos antiedad que maquillan el paso del tiempo.
Sin embargo, el interés genuino de los grandes capitales es conquistar la eterna juventud no solo con retoques estéticos o en la piel. La palabra longevidad ya está de moda en industrias como la farmacológica o la de los suplementos, y los multimillonarios ya hablan de técnicas que hasta hace poco parecerían ciencia ficción. Bezos, el fundador de Amazon, ha invertido en Altos Labs, que busca investigar el rejuvenecimiento celular. La propia Google impulsó Calico Labs, cuyo nombre son las siglas de California Life Company (empresa de vida de California). Investigan la “biología que controla el envejecimiento”.
Precisamente el caso más extremo de obsesión por la longevidad recae en otro millonario, Bryan Johnson. Este estadounidense de 48 años anunció en 2021 que ponía en marcha el protocolo Blueprint con el que asegura haber reducido su edad biológica ya en algo más de cinco años. Para ello, Johnson, sujeto a constantes pruebas médicas, ha introducido una serie de hábitos saludables relacionados con la nutrición y el descanso, y algunas pruebas más extremas, como saunas constantes con la que además asegura haber reducido la presencia de microplásticos en su cuerpo. Mientras él continúa experimentando consigo mismo, el mercado seguirá agitado. Y con el mismo objetivo. La eterna juventud.


