El robo de cables de cobre es un negocio peligroso, pero lucrativo y cada vez se repite con más frecuencia, según datos de Adif. En 2022, se produjeron 72 robos en las vías de los trenes, principalmente en zonas accesibles y sin cámaras de vigilancia. Son esos puntos ciegos los que aprovechan los ladrones para robar este metal que sirve en la fabricación de industrias de todo tipo: telefonía, química, electrónica, automoción, construcción… Un año después, en 2023, los hurtos se multiplicaron por dos, hasta los 151 en total. Y son difíciles de rastrear porque el cobre se funde con facilidad y no pierde además sus propiedades.
Hay que trasladarse hasta el mercado de Metales en Londres para comprobar la cotización de este metal en Europa. También cotiza en Chicago (como el petróleo que tiene la referencia europea y americana) y ha llegado a tocar máximos históricos a principios de año, superando los 12.000 dólares la tonelada. Pero las amenazas de Trump con los aranceles a medio mundo y en especial a China han provocado también perturbaciones en su cotización, que ha caído un 20% desde inicios del mes de abril y que ahora se está recuperando poco a poco tras alejarse la posibilidad de unos gravámenes duros.
De esta manera, el cobre se sitúa ahora en los 9.400 dólares la tonelada. Y cuanto más valor tiene, más robos se producen. Un bien muy preciado para mafias organizadas, pero también para ladrones de poca monta.
Más de 10.000 pasajeros afectados
Como consecuencia de este último robo, ya sea un sabotaje como apunta el Ministerio de Transportes o no, se han producido importantes retrasos y más de 10.000 pasajeros afectados que solo pueden reclamar la devolución del billete y una asistencia básica como agua y comida, pero al ser considerada una circunstancia extraordinaria por la legislación vigente, no hay obligación de indemnizar al consumidor, según explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
2024 ya fue un año negro para el transporte ferroviario en España. Averías en el sistema de señalización de Rodalíes el 15 de febrero provocaron retrasos en los trenes. También los Talgo AVRIL han sufrido más de 500 incidencias desde su lanzamiento. Uno de los incidentes más graves se registró en el trayecto entre Valencia y Madrid cuando un tren AVLO quedó parado más de dos horas sin electricidad y con 500 pasajeros a bordo. Y con una temperatura en el interior que superó los 40 grados.
Según UGT, son las vías convencionales donde más se dan los robos del cobre, especialmente en las vías muertas, ya que en la alta velocidad no suele ser tan habitual porque están mejor valladas y hay más cámaras de seguridad. “Los incidentes más habituales están relacionados con el mal estado de la vía por escaso mantenimiento. Se empieza a invertir ahora, pero también hay más limitaciones y más averías porque son infraestructuras más antiguas que necesitan una buena revisión. Sucedió hace poco menos de un año en Atocha, estaban haciendo obras en el andén y picaron de más. Más de la mitad de los problemas que registramos tienen que ver con esa infraestructura en ancho convencional, como cercanías, regionales y media distancia, con vías de más de cuarenta años sin mantenimiento adecuado. Las del AVE tienen menos averías porque simplemente son mucho más nuevas, porque se inauguraron más tarde. En España se ha estado invirtiendo durante décadas en alta velocidad y eso lo estamos pagando ahora con el olvido del convencional”, explican fuentes del sindicato.
Variaciones en la cotización del cobre
El precio del cobre lo marca el mayor consumidor de este metal de todo el mundo: China. Si el país reduce su producción industrial por culpa de los aranceles de Trump, la cotización del cobre pierde valor. Si, por el contrario, el gigante asiático aumenta su consumo, entonces el metal se dispara en el mercado de Metales. China es el mayor importador de materias primas del mundo, necesita el cobre para la producción de nuevas tecnologías, de energías renovables, para la industria automotriz y para las telecomunicaciones.
De esta manera, el cobre regresa a la Unión Europea en forma de paneles solares chinos, vehículos eléctricos o turbinas eólicas. Y el proceso de extracción del cobre es muy costoso y complejo en las minas. A menudo se encuentra en concentraciones bajas y dispersas y cuesta mucho dinero extraerlo. Por eso se ha convertido en el metal más codiciado por los cacos.