La empresa china PopMart sorprendió al mundo con un coleccionable en 2023 que no tardó en popularizarse rápidamente: los Labubus. Se han convertido en un fenómeno de consumo, y no sólo en adultos. Estos coleccionables están generando auténtico furor entre niños y preadolescentes.
El mecanismo es similar al de otros productos de colección. Se lanzan en cápsulas, y cada una contiene un muñeco diferente, con distintos niveles de rareza. Esto incentiva la compra repetitiva hasta completar la serie de figuras. Han creado una dinámica de compra compulsiva que preocupa a psicólogos y educadores.
El origen de los Labubus
Hace no mucho, eran los Sony Angels los que causaron furor en las redes. Ahora, han cogido fuerza los Labubus. No sólo se llevan en el móvil, pues se pueden colgar en cualquier sitio o simplemente llevar encima como un accesorio más.
Estas figuras se venden con todo tipo de expresiones, colores y vestimentas, e incluso tienen colaboraciones con marcas tan conocidas como Disney, Marvel, DC y diferentes animes, entre otras. Los precios de estos muñecos se mueven entre los 15 y los 40 euros, aunque hay versiones especiales que pueden superar los 200€ de valor.
Su particularidad es que se les pueden cambiar sus vestimentas, por los que se les pueden comprar más e incluso algunos accesorios. Este factor, sumado a la incertidumbre al venderse en packs sorpresa, son los que han levantado el interés en personas de todo el mundo.
Igual que muchas figuritas, no sólo las portan los niños y las niñas, también hay adultos que han caído en la tentación. Pero eso no quita que sean los pequeños quienes más susceptibles son a sucumbir a los peligros tras estos graciosos coleccionables.
¿Por qué son peligrosos?
El grupo de psicólogas y psicoterapeutas Somos Estupendas ha hecho recientemente un análisis sobre los Labubus y los peligros que se esconden tras su amable y divertida apariencia. Y es que la incertidumbre de ver qué Labubu puede tocar libera la dopamina, esa hormona de la emoción y del placer, según indica.
Esta sensación equivale a la que se experimenta en los juegos de azar. No obstante, a estos sobres sorpresa hay que añadirles los factores de presión social (completar o ampliar la colección antes que otros) y de urgencia (sensación de que se agotarán pronto). Ambos vienen potenciados por los efectos de las redes sociales.
Si el efecto ya puede ser peligroso para un adulto, las secuelas que pueden dejar en los niños son de mayor riesgo. No entienden las cosas como un adulto, y pueden experimentar ansiedad, estrés o frustración a gran escala si no se lidia con ello a tiempo. La observación de cualquier comportamiento excesivo en torno a los Labubus puede evitar estos problemas.
Por ello, las recomendaciones de las expertas de Somos Estupendas (aplicables también a adultos) son entender que no es necesario hacerse con la colección completa, fomentar el ocio libre de consumismo y establecer límites a la hora de comprarlos. Con estos consejos, los pequeños pueden disfrutar de las figuras sin ceder a los sistemas de recompensa que PopMart y otras empresas han creado para favorecer su sistema de ventas.