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Montserrat Caballé: un nombre intocable y un legado inmenso

La deuda de su Fundación ha hecho rescatar a una de las grandes divas internacionales del siglo XX. Ella murió en paz con Hacienda y solo merece ser honrada

Montserrat Caballé. Fotografía: EFE

Despertar de su descanso a Montserrat Caballé, una de las voces más universales, símbolo de nuestra cultura y referente del bel canto, por una cuenta pendiente en la Fundación que lleva su nombre, parece una broma póstuma. Su nombre no debería sonar más que en forma de aria y acompañado de aplausos. Cuando la diva catalana falleció, en octubre de 2018, ya estaba en paz con Hacienda y con los españoles. Merecería ser honrada con flores, no con facturas impagadas por parte de la familia.

Su último concierto, en agosto de 2014 junto a su hija Montserrat Martí, en Cambrils, fue el epílogo a toda una vida de excelencia vocal y entrega artística. Su estado de salud era ya muy frágil, pero su voz no ha había perdido esa delicadeza con la que transmitía un inmenso amor a la música. Unos meses después, en diciembre, recibió el homenaje en el Teatro Real como una muestra de admiración y gratitud.

Fotografía: EFE

Ese mismo año, reconoció haber defraudado 508.562 euros al declarar que residía en Andorra, cuando en realidad vivía en Barcelona, para evadir impuestos correspondientes a sus ingresos de 2010, obtenidos principalmente en conciertos y grabaciones en el extranjero. Tras un pacto con la Fiscalía, fue condenada a seis meses de prisión, pero no ingresó en la cárcel debido a que la pena era inferior a dos años y carecía de antecedentes penales. También pagó una multa de 254.231 euros y devolvió el dinero defraudado con intereses, sumando más de 830.000 euros al fisco.

Su proceso legal, por tanto, se daba por cerrado. Siete años después de su muerte, la Fundación Privada Montserrat Caballé ha acumulado una deuda de más de 41.000 euros por impago del alquiler del edificio que alberga la sede, donde reside el hermano de la soprano, Carlos Caballé. La situación ha provocado un proceso judicial que concluirá con un desahucio previsto para el 3 de octubre de 2025. La noticia genera un revés en la imagen pública vinculada a la gestión de su legado, a pesar de que la Fundación ha emitido un comunicado subrayando que es un proceso administrativo y jurídico que no afecta a su actividad ni a su firme compromiso con la cultura, la formación de jóvenes talentos y la preservación de la memoria artística de Montserrat.

Tras el impacto, la información puede cambiar de signo y servir de recordatorio, especialmente para que las generaciones más jóvenes tengan presente a esta gran artista que debió su primer gran éxito a una indisposición de Marilyn Horne. Era ella quien tenía cantar en el Carnegie Hall de Nueva York en 1965, pero finalmente fue Caballé la elegida para reemplazarla. Aunque hubo cierto enfado inicial, incluso alguna devolución de las entradas, su interpretación fue tan magistral que al día siguiente la prensa americana la colocó al nivel de Maria Callas y Renata Tebaldi, dos divas legendarias, por su perfección técnica y su belleza artística.

Desde entonces, fue consolidando su estatus y su carrera acabó resultando una sucesión de hitos. Recordemos la interpretación de Barcelona, en 1987, junto a Freddie Mercury, una canción que pasó a himno no oficial de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Su versión dejaba a un lado lo estrictamente operístico, pero eso mismo la hizo aún más grande. Su voz sonaba siempre excepcional. Daba igual si era la Scala de Milán, el Metropolitan Opera de Nueva York, la Ópera de París, el Gran Teatro del Liceo de Barcelona o el Bolshoi de Moscú.

Fotografía: EFE

Cantó en los escenarios más prestigiosos de todo el mundo y fue aclamada en todos los festivales operísticos. Su presencia en escena potenciaba su autoridad y cuidaba de forma exquisita cada personaje que interpretaba con un estilo muy sofisticado. Son ya icónicos sus vestidos amplios, capas y pelucas que usaba para dar majestuosidad a sus papeles. Gran parte de su vestuario escénico ha sido conservado y expuesto en museos, como el Museo de las Artes Escénicas (MAE) de Barcelona, con una colección de alrededor de 180 piezas. Entre ellas, los trajes con los que dio vida a María Stuarda, Ana Bolena, Elisabetta di Valois o Floria Tosca.

Algunos diseños fueron confeccionados por destacados figurinistas, como el británico Jean Hunnisett. Su armario era un reflejo de su magnética personalidad. Sufrió problemas de sobrepeso desde muy joven y esto le hizo cultivar un estilo que se adaptara a sus características físicas y a su gusto refinado. En raras ocasiones hizo uso del vestuario de los teatros. Tampoco seguía el diseño que marcaba la producción, sino que viajaba con su propio baúl con prendas y accesorios que encajaban con ella y su modo sublime de presentarse en escena.

Mencionar a Montserrat Caballé junto a una factura de 41.000 euros causa sonrojo. Fue una diva y hoy es una leyenda motivo de orgullo para España. Como una de las sopranos más grandes del siglo XX, como ejemplo de excelencia y como embajadora cultural de nuestro país en todo el planeta. Renovó la lírica y la elevó a lo más alto. Su voz sigue inspirando y conmoviendo intensamente. La familia quiere ahora minimizar el impacto de la noticia. Es parte de nuestro patrimonio artístico e histórico y una polémica post mortem de estas características no debería tocar su virtuosismo lírico, siempre impecable y único.

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