La guerra abierta entre Israel e Irán sigue intensificándose y no se vislumbra un final al conflicto. Por primera vez en la historia, dos grandes potencias militares que no comparten frontera están librando un conflicto basado en ataques aéreos y lanzamientos de misiles y drones desde larga distancia. Y ante la intensificación de los golpes, crece el temor a un estallido nuclear.
Mientras Donald Trump pide una “rendición incondicional” al régimen de los ayatolás e incide en que “nadie sabe lo que voy a hacer” al respecto de la participación directa de EE.UU. en el conflicto, desde el Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA) se considera “muy preocupante” las consecuencias de los bombardeos israelíes sobre el plan nuclear iraní.

“Liberación radiológica”
Rafael Grossi, director del organismo, consideró que la escalada militar “incrementa las opciones de liberación radiológica con serias consecuencias para el medio ambiente y la gente”. Si bien los ataques sobre plantas nucleares suponen un riesgo evidente, científicos especializados matizan que por ahora no se han golpeado los objetivos más peligrosos de las instalaciones donde el régimen de los ayatolás enriquece uranio.
Tras la salida de EE UU del pacto nuclear con Irán en 2018, Teherán aceleró el enriquecimiento de uranio, con pronósticos que apuntan a niveles de enriquecimiento del 60%. Si bien son niveles cercanos a los requeridos para obtener armas nucleares, la inteligencia estadounidense matizó que a Irán le quedaban unos tres años para lograr su objetivo.
Ya han causado “contaminación”
Acorde a estimaciones de la IAEA, los golpes israelíes a las plantas subterráneas en Natanz dañaron instalaciones de enriquecimiento -tanto en suelo como bajo tierra- que habrían causado algo de contaminación. Pero fuera de la planta no se detectó “impacto radiológico externo para la población”, según Grossi. Si la radiación nuclear es inhalada, puede causar daños severos al organismo.

En otra planta en Isfahan, el panorama es similar, mientras que en Fordo, donde un bunker a cientos de metros bajo tierra alberga una parte decisiva del programa nuclear, el sitio permanece intacto. El uranio en sí mismo es débilmente radiactivo. Es mucho más peligroso cuando sufre una reacción de fisión -como en un reactor nuclear o una bomba- que libera grandes cantidades de energía y otras sustancias químicas radiactivas.
“La contaminación radiactiva muy grave suele estar asociada a otros elementos, como el yodo radiactivo o el cesio radiactivo, que son productos de la fisión nuclear”, aclaró al Financial Times Jim Smith, científico y profesor en la Universidad de Portsmouth. Los productos de fisión fueron responsables de gran parte de las devastadoras consecuencias de la explosión de 1986 en la central nuclear de Chernóbil.
“Un punto de no retorno”
Desde el centro de análisis militar israelí Alma, recopilaron los daños sufrido por el programa nuclear iraní. Benjamin Netanyahu justificó la ofensiva alegando que Irán “alcanzó un punto de no retorno” en su plan, por lo que insistió en la urgencia de atacar instalaciones nucleares, lanzaderas de misiles y altos mandos militares.

“Dentro de este programa, científicos nucleares y altos funcionarios de Irán trabajaron en el desarrollo secreto de todos los componentes necesarios para desarrollar un arma nuclear”, aclaró un oficial de la IAEA. En el golpe inicial del operativo “León Ascendiente”, la aviación de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacó 150 objetivos en 24 horas. Se pretendía lograr “superioridad aérea” en los primeros compases, para que los cazas volaran libremente sobre Teherán y otras ciudades.
Científicos nucleares, también liquidados
“Lograremos retrasar sus planes en estos lugares”, comentó un oficial militar israelí refiriéndose a las plantas en Natanz e Isfahan. Además de los golpes a infraestructuras, las FDI también liquidaron a diez científicos nucleares, y atacaron la sede de la Organización para la Innovación e Investigación Defensiva (SPND) en Teherán, institución clave para avanzar en la carrera atómica.
Según el centro Alma, la operación “León Ascendente” habría generado “una serie de logros estratégicos de gran importancia que han dañado gravemente a Irán, la cabeza del eje chií-yihadista, y se espera que se extiendan a todo Oriente Medio, incluyendo los esfuerzos de rehabilitación de Hizbulá, la entidad iraní en el Líbano”. Y agregó en su análisis: “se podría incluso allanar el terreno para una revolución contra el régimen”.

En sus momento más críticos desde que asumió el poder, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, aseguró el miércoles que “las personas sabias que conocen a Irán, a su gente y su historia nunca le hablan a esta nación con el lenguaje de las amenazas, porque la nación iraní no se rinde”. Y avisó a Trump: “Los estadounidenses deben saber que cualquier intervención militar les causará daños irreparables”.
Ante la expectativa de si Trump ordenará la participación del Ejército de EE UU en la guerra, Irán intensificó ayer por la tarde los lanzamientos de misiles sobre todo el territorio israelí. Por su parte, las FDI continuaron golpeando objetivos militares iraníes, como la base de helicópteros en el área de Kermanshah. “Ahora no esperamos, estamos eliminando amenazas”, concluyó Eyal Zamir, comandante en jefe del Ejército israelí.