La nieta mayor del presidente Donald Trump, Kai Trump, se ha convertido en el centro de un debate político y mediático tras el lanzamiento de su primera línea de ropa. La joven de 18 años, hija de Donald Trump Jr. y Vanessa Trump, eligió nada menos que los jardines de la Casa Blanca para promocionar su colección de sudaderas, una decisión que desató duras críticas.
Kai presentó la marca a través de redes sociales, donde acumula cerca de dos millones de seguidores en Instagram y más de tres millones en TikTok. En una publicación, escribió: “Esta colección es algo con lo que he soñado durante mucho tiempo, y estoy muy agradecida de que finalmente esté aquí. Lanzar esta línea ha sido un proyecto muy emocionante”. La línea de sudaderas, disponibles en blanco, negro y azul marino, lleva impresas sus iniciales o su nombre y se vende a 130 dólares cada pieza.

La influencer y entusiasta del golf también explicó que buscó un enfoque distinto al de un simple objeto de mercadotecnia: “Desde la calidad de la tela hasta los detalles en los diseños, quería crear una prenda que no fuera solo merch, sino un básico que se pueda usar en cualquier lugar”.
Como estrategia de marketing Kai apareció con una de sus sudaderas blancas al lado de su abuelo, en la escalinata del Marine One, rumbo a la Ryder Cup en Nueva York. La escena fue fotografiada y difundida ampliamente, lo que representó publicidad gratuita de gran alcance.
@thekaitrumpgolfer Behind the scenes of going to the Ryder Cup with Grandpa! 🇺🇸🫶 Merch available now at Kaitrump.shop (link in bio) #fyp #trending #rydercup #america #ootd @President Donald J Trump
“De mal gusto”
Sin embargo, la elección de La Casa Blanca como escenario promocional encendió las alarmas. Según recoge Daily Beast, numerosos usuarios en X (antes Twitter) acusaron a la familia Trump de confundir un símbolo nacional con un escaparate comercial. “Intento imaginar la reacción de Fox News si una de las hijas de Obama se tomara fotos en la Casa Blanca para promocionar sus productos. Habría hecho que el caso Grey Poupon-Gate pareciera un juego de niños”, comentó un internauta. Otro fue más directo: “Usar la casa del pueblo estadounidense para comercializar su mercancía es de mal gusto y está por debajo de lo que la oficina merece”.
Incluso algunos simpatizantes trumpistas expresaron descontento por el precio. “Siempre te he apoyado, pero 130 dólares es un precio desorbitado por una sudadera. Vendes estatus, no ropa, y teniendo en cuenta por qué tienes estatus, esto es un poco de mal gusto. Decepcionado”, escribió un seguidor. Otros preguntaban si las prendas estaban fabricadas en Estados Unidos antes de decidirse a comprar.

“Entre 400.000$ y 600.000$”
A pesar de la polémica, expertos ven potencial en la iniciativa. Taylor Price, conocida como la “gurú financiera de la Generación Z”, predijo que la colección podría generar entre 400.000 y 600.000 dólares en ingresos: “Hemos visto un patrón claro de la Generación Z inclinándose hacia la economía de creadores, donde el merch suele ser el primer paso para construir una marca personal. Si su línea gana tracción, el potencial escala a millones”.
El caso de Kai no es aislado. La familia Trump lleva años capitalizando su cercanía al poder. Durante el segundo mandato de Donald Trump, sus hijos expandieron el imperio inmobiliario, firmaron lucrativos acuerdos en Medio Oriente y se sumergieron en el mercado de criptomonedas, con ganancias multimillonarias. Además, clubes privados como el “Executive Branch” en Washington, fundado por Donald Trump Jr., cobran hasta medio millón de dólares por acceso a eventos exclusivos.
Kai ya había mostrado su inclinación empresarial meses antes, cuando abrió un canal de YouTube en noviembre de 2024. Lo que comenzó con videos de golf terminó ofreciendo contenido exclusivo sobre la vida dentro de la Casa Blanca. Ese acceso especial elevó su base de suscriptores a más de un millón y consolidó su perfil como influencer.
El lanzamiento de su línea de ropa confirma esa mezcla de negocios, política y redes sociales que caracteriza a la familia Trump. Lo que para Kai era un sueño cumplido y un proyecto juvenil terminó convertido en un nueva polémica para La Casa Blanca.