El robo en el Louvre sigue siendo uno de los mayores enigmas recientes de Europa. Diez días después del espectacular asalto a la Galería de Apolo, donde un grupo de ladrones se llevó joyas de la Corona francesa valoradas en más de 88 millones de euros, la Policía francesa ha dado un nuevo golpe a la red criminal: cinco nuevas detenciones que podrían ser decisivas para resolver el caso.
Las autoridades confirmaron que los arrestos se produjeron ayer por la noche en distintos puntos de la región parisina. Entre los detenidos, según fuentes policiales, se encuentra uno de los presuntos autores materiales del robo en el Louvre. Eso refuerza la hipótesis de que la trama fue orquestada por un grupo con experiencia en operaciones de alta precisión.
Una operación simultánea en varios puntos de París
La fiscal Laure Beccuau, encargada del caso, explicó en una entrevista que los arrestos se produjeron “de manera simultánea y coordinada” alrededor de las 21.00 horas. Los cinco sospechosos, cuyas identidades no se han revelado, fueron trasladados a dependencias policiales para su interrogatorio.
El robo en el Louvre del pasado 19 de octubre fue ejecutado con un nivel de planificación que ha sorprendido incluso a los expertos en seguridad. Los ladrones, haciéndose pasar por operarios de mantenimiento, utilizaron una grúa para acceder a uno de los balcones de la Galería de Apolo. En cuestión de minutos, rompieron dos vitrinas blindadas y se llevaron las joyas sin que saltaran las alarmas principales.

Las piezas sustraídas, pertenecientes a la Colección de las Joyas de la Corona de Francia, están valoradas en más de 100 millones de dólares. Aunque su valor histórico y patrimonial es incalculable. Hasta el momento, no se ha recuperado ninguno de los objetos robados.
Dos detenidos confesaron parcialmente los hechos
Los avances en el caso del robo en el Louvre comenzaron el pasado fin de semana, cuando fueron arrestados los dos primeros sospechosos: un hombre de 34 años de nacionalidad argelina y otro francés de 39. Ambos ingresaron en prisión provisional el miércoles y fueron formalmente acusados de “robo en banda organizada” y “pertenencia a organización criminal con vistas a cometer un delito”.
Durante los interrogatorios, los dos detenidos “reconocieron parcialmente los hechos”, según informó la fiscal Beccuau en rueda de prensa. Las confesiones, aunque incompletas, han permitido a la Policía trazar una línea de tiempo más precisa sobre cómo se desarrolló el asalto al museo más visitado del mundo.
Los investigadores han confirmado que las pruebas de ADN encontradas en una motocicleta utilizada para la huida y en una de las vitrinas destrozadas resultaron claves para vincular a los sospechosos con el crimen.
Un robo de película con precisión milimétrica
El robo en el Louvre ha sido descrito por los medios franceses como una operación “de película”. La Galería de Apolo, uno de los espacios más vigilados del museo, alberga las joyas de los monarcas franceses desde tiempos de Luis XIV. Que un grupo lograra entrar y salir sin activar las alarmas ha desatado una tormenta en la dirección del museo y en el Ministerio de Cultura.

Las investigaciones apuntan a que los autores contaban con información interna sobre los protocolos de seguridad. Según la Fiscalía, los ladrones pudieron estudiar durante semanas los horarios de cambio de turno del personal de vigilancia. Aprovecharon un momento de mantenimiento programado para ejecutar el golpe.
El robo en el Louvre ha llevado a reforzar los controles en todos los museos nacionales de Francia y ha abierto un debate sobre la vulnerabilidad de los grandes centros de arte ante bandas organizadas que operan a nivel internacional.
¿Cuál es la nueva pista que cambia el caso?
Fuentes próximas al caso aseguran que los investigadores han localizado una nueva pista que podría ser determinante. Se trata de un conjunto de joyas de características similares a las robadas, que fueron ofrecidas recientemente a través del mercado negro de Amberes, uno de los principales centros europeos del comercio de diamantes.

Las autoridades belgas colaboran ya con la Policía francesa para determinar si esas piezas corresponden a parte del botín del robo en el Louvre. Si se confirma, sería el primer rastro concreto de las joyas sustraídas desde el asalto.
El hallazgo refuerza la hipótesis de que el grupo contaba con contactos en el extranjero para la venta inmediata de las piezas. Lo que podría indicar la participación de una red criminal internacional.
