Nepal ha nombrado “diosa virgen” a una niña de dos años. En la tradición del país asiático, se cree que la “Kumari” es la reencarnación viviente de la diosa hindú Taleju. Esta costumbre es especialmente importante entre la comunidad Newar del valle de Katmandú, y reúne elementos tanto del hinduismo como del budismo nepaleses. Por ello, la nueva niña diosa es venerada por ambas religiones.
Aryatara Shakya, de 2 años y ocho meses, reemplazó con su nombramiento a su antecesora, que ahora pasó a ser una mera mortal tras alcanzar la pubertad. Habitualmente, se escoge a niñas de entre dos y cuatro años y de piel, ojos, dientes o pelo inmaculado. Además, no deben temer a la oscuridad.

Las estrictas pruebas físicas para ser diosa
Las niñas, pertenecientes al clan familiar Shakya, pasan estrictas pruebas físicas, espirituales y astrológicas antes de ser seleccionadas. Deben contar con 32 “perfecciones físicas”, mostrarse valientes ante rituales complejos y, tras su nombramiento, deben vivir recluidas en el palacio Kumari Ghar. Solamente salen del recinto para festivales especiales o celebraciones religiosas.
Durante el festival Indra Jatra, a principios de este mes, la antigua “Kumari” fue paseada en una carroza tirada por devotos. La “Kumari” siempre viste de rojo, se recoge el pelo en moños y tiene un “tercer ojo” pintado en la frente. La tradición local dice que la niña es la encarnación de Taleju hasta su primera menstruación, momento en que la divinidad abandona su cuerpo y elige una nueva “diosa virgen”.

Acceso a la educación
La carga de responsabilidad para una niña de tan solo dos años parece desmesurada. Pese a que en el pasado la “Kumari” vivía prácticamente aislada, actualmente se le garantiza acceso a la educación y cierto contacto con su familia. El festival de Indra Jatra fue la primera de una serie de celebraciones en el país, que incluyen también el Dashain -fiesta principal-, el Tihar o el Diwali, la fiesta de las luces en octubre.
La nueva “diosa virgen” fue paseada por las calles de Katmandú antes de entrar al templo, que se convertirá en su casa de los próximos años. Muchos devotos se acercaron a tocar los pies de la niña, y le ofrecieron flores o dinero. La nueva “Kumari” hará una bendición a sus seguidores, incluido el presidente del país, este jueves.

De hija a diosa
Ananta Shakya, padre de la pequeña, dijo a Associated Press que “ayer era simplemente mi hija, y hoy es una diosa”. El padre aseguró que tenían señales de que sería la nueva diosa antes de nacer. “Mi mujer soñó durante el embarazo que sería la diosa, sabíamos que sería alguien muy especial”, agregó.
Trishna Shakya, la “Kumari” saliente que ahora tiene 11 años, salió del palacio escoltada por amigos y familia. Asumió el cargo en 2017. Los integrantes del clan familiar Shakya compiten para intentar que su hija sea la seleccionada, ya que les garantiza un elevado estatus en la sociedad nepalí.
De diosa a civil
Para la “diosa virgen” no supone una realidad demasiado privilegiada, ya que no disfrutan de la vida habitual que tiene una niña. Ex “Kumari” mostraron serios problemas al readaptarse a la vida civil y anotarse a escuelas. Según la tradición del país, los hombres que se casan con ex “Kumari” mueren jóvenes, por lo que muchas de estas chicas acaban siendo solteras de por vida.
En los últimos años, se han producido muchos cambios en la tradición y ahora se permite a las “Kumari” recibir educación de tutores privados dentro del palacio del templo e incluso tener un televisor. El gobierno también ofrece a las Kumaris jubiladas una pequeña pensión mensual de unos 110 dólares, ligeramente superior al salario mínimo del país.