El futuro de Gaza

“Nueva Gaza”: la Administración Trump apuesta por dividir en dos la Franja

Ante la improbable entrada en vigor de la segunda fase del plan de paz, Washington presiona a Israel para iniciar la reconstrucción en la zona oriental de Gaza, actualmente bajo control del Ejército hebreo

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Una mujer gazatí en su casa destruida en Sheikh Radwan, Ciudad de Gaza
Efe

La Administración de Donald Trump especula con reproducir la realidad del Muro de Berlín para la Franja de Gaza, solidificando una división permanente del devastado territorio costero. En la parte occidental, arrasada y bajo control de Hamás, seguiría el estatus quo vigente. En la oriental, bajo control militar israelí, se iniciaría la reconstrucción. La “línea amarilla”, fijada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) como división temporal hasta la llegada de tropas extranjeras o la creación de un gobierno de transición palestino, pasaría a ser una frontera permanente.

Esta semana, el aparato de seguridad israelí recibió la sorpresa: Netanyahu habría aceptado la demanda de Washington de empezar la construcción de la “Nueva Gaza. El plan prevé reconstruir los poblados arrasados en las áreas bajo control israelí, empezando por la sureña ciudad de Rafah. En las obras participarían empresas de los países mediadores de la tregua firmada hace un mes, y luego se retirarían las FDI definitivamente. Por ahora, los dos millones de gazatíes yacen en la parte occidental de la franja, donde Hamás ha vuelto a imponer su régimen de terror asesinando a disidentes.

Edificios destruidos en Nuseirat
Europa Press

Sin fecha de inicio a la vista

Pese a la presión norteamericana, el plan no tiene tiempos fijados. Según publicó el reportero Yaniv Kubovich en Ha’aretz, las FDI temen dos obstáculos: que el Gobierno de Netanyahu no está coordinando con el Ejército este proceso; y que los soldados israelíes deberán lidiar con la “Vieja Gaza” de Hamás sin margen para maniobrar militarmente. Los intermediarios de la tregua no muestran voluntad de mandar sus tropas sobre el terreno para estabilizar la situación, y asumen que Hamás difícilmente entregará el poder y las armas en la zona bajo su dominio.

Desde Egipto, insisten en que lo ideal sería la entrada de fuerzas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) sobre el terreno, pero al Gobierno de Israel no le convence la idea. Un oficial de seguridad israelí bajo anonimato afirmó que “perdimos la capacidad de influir y mostrar nuestra opinión”, ante el temor de que mostrar oposición a medidas aprobadas por Netanyahu acarreen después una campaña de descrédito pública. Y agregó: “Ante nuestros ojos pasan cosas que tendrán consecuencias estratégicas, sin que Israel pueda influir en ellas”.

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Gazatíes observan desde un edificio destruido en Al Shatea, Gaza
EFe

La llegada de gazatíes de la “Vieja Gaza” a la “Nueva Gaza” debería vetar la infiltración de elementos de Hamás, algo que las FDI difícilmente podrían evitar. Mientras, países mediadores pujan para introducir a sus empresas y lograr beneficios de la reconstrucción. Sobre lo firmado en el plan de paz de Trump -el desarme de Hamás-, nadie se moja. “Nadie quiere tomar la responsabilidad sobre la vieja Gaza, y nos deja con un problema que será difícil resolver”, comentó otra fuente de seguridad a Ha’aretz.

La entrada de ayuda humanitaria

Netanyahu estaría optando por una estrategia de dejar la iniciativa a Washington, para que finalmente se dé cuenta de que Gaza es un escenario distinto a Afganistán o Irak, lo que acabaría provocando el colapso del plan de paz. No obstante, por ahora la Casa Blanca insiste en que Israel debe asumir la entrada de ayuda humanitaria a la “Vieja Gaza” controlada por Hamás, sin mecanismos para evitar que el grupo islamista asuma el control de los camiones de ayuda para luego sacar beneficio en la reventa de productos.

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Una niña gazatí, en plena destrucción en Ciudad de Gaza, tras el anuncio del alto el fuego
Efe

Desde Kiriat Gat, donde el Ejército estadounidense ha establecido una base militar permanente para supervisar la implementación del plan de paz, oficiales norteamericanos e israelíes tratan de coordinar los planes que les impone el estamento político, que no suele tener en cuenta las complicaciones logísticas sobre el terreno. En una reunión en que participaron Netanyahu y los enviados de estadounidenses Jared Kushner y Steve Witkoff, celebrada cuatro días antes de la liberación de los rehenes israelíes, oficiales presentes certificaron que de ahora en adelante EE UU impondría las reglas.

Hamás en las calles de Gaza

La inteligencia israelí considera que hay información fuera de su alcance, especialmente respecto a la presencia de Hamás en las calles de la parte oriental de la Franja. Se estima que EE UU, en coordinación con Qatar, Egipto y Turquía, dio ciertas garantías -excluidas del plan de paz- para que el grupo islamista pueda patrullar nuevamente las calles gazatíes. Según Ha’aretz, Netanyahu habría aceptado la medida, que supone una vuelta al estatus quo previo al 7 de octubre de 2023.

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Gazatíes entre la destrucción de Ciudad de Gaza
Efe

Poco después de la llegada de soldados de EE UU a Kiriat Gat y de mantener las primeras reuniones de coordinación, el aparato de seguridad israelí entendió que el plan de dividir Gaza no era una visión temporal, sino un plan de largo recorrido. Por ahora, las FDI siguen sin conocer todos los detalles, y exigen no mantener a sus soldados en zonas donde vuelvan a vivir gazatíes, ya que no quieren hacerse cargo de sus necesidades civiles. Dos millones de palestinos siguen vagando en un territorio arrasado, sin casas ni infraestructuras funcionales.

La incertidumbre está generando caos sobre el terreno. “El comandante en jefe dice que los terroristas morirán, pero luego recibe una llamada alertando sobre las consecuencias de sus palabras”, explicó un oficial. En los túneles de Gaza, los hombres armados de Hamás aprovechan la incertidumbre para adaptarse al nuevo e incierto escenario. Tras dos años de guerra, las decisiones sobre el futuro de la franja ya no se toman en Israel.