Diplomacia

Otro Juan Pablo II para un nuevo orden mundial

La elección de Prevost, continuista y pastoral, abre expectativas sobre su papel en la geopolítica actual, como ya ocurrió con el Pontífice polaco en plena Guerra Fría

El Papa Juan Pablo II y un joven Robert Prevost.

La elección del estadounidense Robert Francis Prevost como nuevo Papa ha sorprendido al mundo por varios motivos. Será el primer Pontífice de Estados Unidos, tomará el nombre de León XIV, es bastante joven (69 años), y, además, es de ascendencia peruana. Pero más allá de los símbolos y de su biografía, la atención de buena parte de los analistas internacionales se centra ya en el contexto en el que llega al Vaticano y en el papel que puede desempeñar en el escenario político global.

Su elección ha despertado inevitablemente la comparación con Karol Wojtyla, el polaco que fue elegido Papa en 1978 bajo el nombre de Juan Pablo II. En aquel momento, Wojtyla era arzobispo de Cracovia y su llegada al papado en plena Guerra Fría supuso un hito para la Iglesia, pero también para el tablero internacional. Ahora, en otro momento convulso -con la guerra en Gaza, el conflicto en Ucrania y los volantazos de la Administración norteamericana-, la llegada de un Papa estadounidense ha sido leída también en clave geopolítica.

Ser Papa estadounidense en la era Trump

“Cualquier Papa habría tenido un papel importante en esta encrucijada geopolítica e histórica; un Papa norteamericano, el primer Papa norteamericano, más”, apunta Francisco José Girao, director de Defensa en ATREVIA y experto en geopolítica. La Iglesia es consciente de que su procedencia obliga a redoblar la prudencia, pero también le abre la puerta a una mayor capacidad de interlocución. “Ser Papa estadounidense en la era Trump puede ser igual que ser Pontífice polaco en la Guerra Fría”, señala Girao.

El recién elegido Papa León XIV, el cardenal Robert Francis Prevost de EE UU, bendice a los fieles desde la logia central de la Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano
EFE/EPA/ALESSANDRO DI MEO

Repasando su papado, Juan Pablo II se convirtió en el Pontífice más viajero. Ni Francisco I, que visitó un total de 66 países repartidos en 47 viajes, consiguió superarle. Su figura fue clave en un momento de máxima tensión, cuando a finales de la década de los 80, los países comunistas comenzaron a caer como un castillo de naipes. Vivió en Roma -como todos- pero visitó su Polonia natal en 1979, sólo un año antes de que una ola huelgas obreras pusiera en jaque la tutela de la URSS, conformando Solidaridad: el primer partido de raíces cristianas y obreras, que luchó abiertamente contra el gobierno comunista. Todavía hoy, los expertos consideran que Juan Pablo II tuvo un papel relevante en estos movimientos. Y quien ya fantasea con que Prevost haga lo mismo en Estados Unidos.

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Juan Pablo II y el presidente de Estados Unidos Reagan
Efe

“Una Iglesia misionera”

La primera homilía de León XIV ha dejado también varios mensajes significativos. No solo por su sentido recuerdo al Papa Francisco, o por el número de veces que ha pronunciado la palabra “paz”, sino también por el recuerdo que ha querido tener con su diócesis en Perú, país en el que ejerció durante más de una década como misionero y obispo. “Permitidme unas palabras hacia mi iglesia en Chiclayo, en Perú”, dijo durante su intervención en la Basílica de San Pedro, en un fluido español.

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Fotografía de archivo del Cardenal Robert Francisco Prevost, que ha sido elegido hoy nuevo Papa, León XIV
Efe

Un contexto internacional convulso

La elección de Prevost se produce en un momento de alta tensión internacional. A la guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza se suma el regreso de Donald Trump a Estados Unidos. De hecho, de él se dice que “es el cardenal estadounidense menos estadounidense”. La elección de un Papa norteamericano obligará, siempre dentro del protocolo vaticano, a definir con claridad su distancia respecto a Donald Trump.

De izquierda a derecha: Papa Juan Pablo II, Papa Benedicto XVI y Papa Francisco

Por ahora, el nuevo Papa ha optado por una palabra: “Paz”. Pero en el Vaticano nadie olvida que también Juan Pablo II empezó con mensajes sencillos: “paz”, “justicia”, o “solidaridad” eran de las más repetidas. Y acabó dejando una huella profunda en la política internacional del siglo XX.

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