Las fuerzas de combate rusas han atacado Kiev la pasada noche, dejando un balance provisional de 8 muertos y más de 50 heridos. El ataque a la capital ucraniana ha afectado 27 lugares distintos y hasta 4 distritos de la ciudad. A estos daños se han de sumar también ataques a otras 4 localidades del país, afirmó el ministro de Reconstrucción, Oleksiy Kuleba, en su canal de Telegram.
Los ataques responden a un ultimátum dado por Donald Trump para poner fin a la guerra entre Ucrania y Rusia. El pasado 14 de julio el estadounidense le dio un máximo de 50 días para alcanzar esa resolución, acortándolo a 10/12 el lunes. En caso de no cumplir los plazos, Trump amenazó con imponer aranceles del 100% a Rusia, lo que creyó una buena estrategia de negociación.
Pero lejos de alcanzar su objetivo, Putin ha decidido no mostrar debilidad ante las amenazas vertidas desde occidente. El secretario de prensa del presidente ruso , Dmitri Peskov , emitió una declaración pública afirmando que Rusia había tomado nota del ultimátum del jefe de la Casa Blanca. Además, el portavoz del Kremlin señaló que Rusia lleva mucho tiempo bajo sanciones y ha logrado desarrollar inmunidad a ellas.
Putin le mantiene el pulso a Trump, y con este ataque lo ha dejado claro. El Kremlin también ha anunciado el derribo de hasta 32 drones ucranianos esta pasada noche y la toma de Chasiv Yar, en Ucrania. La guerra vuelve a intensificarse y los ataques se están sucediendo sin apenas espacio entre ellos, algo con lo que Trump no estará conforme.
Una semana de ataques
Desde el inicio de la semana los ataques bidireccionales se han sucedido sin cesar.
El ejército ruso comenzó el lunes con un ataque a un edificio residencial, dejando 8 heridos, uno de ellos un niño de 3 años. También lanzó un ataque con 300 drones y 7 misiles a Starokostiantíniv alberga una de las bases aéreas más importantes de la Fuerza Aérea ucraniana.
Para el martes, la noche deparó un ataque de drones ucranianos que causó una muerte en Rusia y otros daños materiales. Según el ministro de defensa ruso, esa misma noche fueron derribados 74 drones ucranianos. Por su parte, el ejército ruso atacó una prisión en Zaporiyia, dejando 16 muertos y 35 heridos. Rusia negó la autoría del ataque, alegando que “no atacan infraestructuras civiles”, pero más tarde causaron 5 muertes en un ataque a Jarkov.
Por último, el miércoles y jueves Rusia ha atacado Kiev y un campamento de instrucción militar, muriendo en él 3 soldados. Ucrania, por su parte, ha lanzado un ataque con drones a Rusia, que ha derribado 32 de ellos.
Por tanto, la última semana de julio, en la que Donald Trump puso un ultimátum a Vladimir Putin para poner fin a su campaña militar, ha sido una de las más sangrientas este año. El alto al fuego parece lejano aún, y no se espera que el Kremlin se eche hacia atrás por las amenazas arancelarias.
Las víctimas
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Esta madrugada, el personal de Médicos Sin Fronteras, al igual que todos los residentes de Kiev, se despertó con el sonido de las explosiones en las zonas residenciales.
La ciudad fue objeto de un intenso ataque con drones y misiles, también contra población civil. Los informes indican que se han producido ataques contra viviendas, hospitales, escuelas y universidades en zonas residenciales donde viven familias con niños. Según las últimas informaciones, al menos ocho personas perdieron la vida durante la noche, entre ellas un niño de seis años, y más de cien resultaron heridas, algunas de ellas también niños.
Estas muertes identificadas se suman a las de principio de semana tras ataques como el de la ciudad de Kamianske, en Dnipropetrovsk. Las autoridades locales dictaminaron que, entre las 3 personas fallecidas, una de ellas era una mujer embarazada de seis meses, que fue alcanzada por un misil balístico ruso.
Putin no se ha echado para atrás ante las amenazas de Trump, pero queda ver aún como le sientan estos ataques al estadounidense, y cómo reaccionará.