Sobre el terreno, nada ha cambiado en la guerra en Ucrania. En las últimas semanas, Rusia ha intensificado sus ataques con drones y misiles balísticos sobre diversas ciudades ucranianas, que siguen causando víctimas y cuantiosos daños en infraestructuras civiles.
Pese al estancamiento del conflicto, oficiales ucranianos y rusos se sientan nuevamente este miércoles en una mesa de negociación en Turquía, sin demasiados presagios de lograr una tregua. Pero hay una diferencia sustancial: las “severas” sanciones que prometió Donald Trump contra Rusia si no acepta frenar los bombardeos en 50 días.
Además, el presidente estadounidense prometió la venta de baterías antimisiles Patriot a países de la OTAN, para que posteriormente sean entregadas a Kiev. De momento, se prevé que las conversaciones de paz se centren en lograr un nuevo intercambio de prisioneros. Para la analista Maria Martisiute, del European Policy Center, los contactos no se traducirán en ningún logro significativo para detener el conflicto, que según sus presagios se alargará varios años.
-¿Hay un cambio real en la postura de Estados Unidos hacia la guerra en Ucrania?
-No. Creo que es muy prematuro hablar de un cambio. De hecho, diría que es más de lo mismo. Necesitamos juzgar a Trump por sus acciones, no por su retórica. Y también creo que nuestras expectativas sobre América son tan bajas que cualquier pequeño movimiento en dirección a Ucrania se ve como un gran progreso. Pero creo que es una ilusión.

-¿Entonces el envío de ayuda militar estadounidense no marcará ninguna diferencia real?
-No creo que el nuevo ultimátum de Trump a Putin y el envío de ayuda militar lleven a ningún avance mayor del que ya tenemos. De hecho, estos 50 días, en mi opinión, son una luz verde para que Rusia continúe el genocidio en Ucrania.
-¿Cuál es el verdadero motivo de estas nuevas conversaciones en Turquía?
-Mostrar que hay esfuerzos. Mostrar a Trump y a los europeos que se está intentando algo. Todos quieren estar en buena posición: los ucranianos ya han aceptado el alto al fuego, y los rusos quieren aparentar que están dispuestos a reunirse. Pero luego es muy fácil para Rusia decir: “lo intentamos, pero no funcionó”.
-¿Cómo financia Putin su maquinaria de guerra?
-China está financiando el complejo industrial de defensa de Rusia, ya que le está ayudando a eludir sanciones. Incluso hay combatientes chinos en el frente. Si no fuera por China, tal vez la economía rusa habría colapsado. Así que necesitamos un cambio en nuestra evaluación, para entender quienes son los verdaderos aliados de Putin.
-La guerra de Ucrania ha perdido interés mediático. ¿Cuál es la verdadera situación en el frente?
-Rusia está logrando avances sustanciales, pero a un coste altísimo: entre mil y mil doscientos soldados rusos muertos al día. Ya han muerto o resultado heridos más de un millón de rusos. Pero ellos no valoran la vida humana como nosotros. A sus soldados los llaman “troncos”, como si fueran árboles muertos.
-¿Qué exige Ucrania para avanzar en estas negociaciones?
-Lo mismo de siempre: un alto el fuego. Detener el fuego durante tres semanas o un mes. Ucrania ya aceptó eso sin condiciones, pero Putin no. Y cuando anuncia que acepta una tregua, la viola. Así que nuestra exigencia mínima debe seguir siendo: detener el fuego por un periodo designado, luego discutir territorio, retirada de tropas, devolución de niños robados, prisioneras de guerra, etc.

-Trump prometió terminar todas las guerras en cuestión de meses…
Pero no ha habido ningún avance. En seis o siete meses, no ha habido ningún progreso. Solo más confirmaciones de que teníamos razón sobre las intenciones de Putin: no quiere la paz, está jugando con nosotros.
-¿Qué responsabilidad tienen Europa y sus aliados en este estancamiento?
-No creo que los europeos sepan cuál es nuestro objetivo en Ucrania. Decir “apoyaremos a Ucrania el tiempo que haga falta” no es una estrategia Si Ucrania recibe más bombardeos, parece que se busca ayuda urgente. Pero si le va relativamente bien, nos relajamos. Necesitamos un objetivo claro, una hoja de ruta y saber cuánto estamos dispuestos a pagar.

-¿Cree posible una resolución del conflicto en los próximos dos años?
-No, al menos con las condiciones actuales. Haría falta un cambio sustancial de estrategia, de enfoque, de recursos… también frente a China y Rusia. No creo que Rusia pueda ser derrotada económicamente. Debe serlo militarmente. Y no creo que pueda ser derrocada desde dentro: la gente tiene miedo y la oposición es eliminada.
-¿Qué escenario geopolítico teme más a medio plazo?
-Lo que más me preocupa es un ataque simultáneo en el escenario euroatlántico y en el Asia-Pacífico, coordinado por Rusia y China. No este año, pero quizá en uno o dos años. Xi Jinping ve lo mal que Europa gestiona la guerra en Ucrania, cómo Trump es una broma, y podría verse tentado a atacar en Taiwán. El escenario actual es una oportunidad para Pekín.