“El peor caso de hambruna está dándose en estos momentos en Gaza”, afirmaron expertos en seguridad alimenticia de la ONU. En este llamado realizado este martes se ha hecho un llamado a desacelerar el conflicto, el desplazamiento de la población y el colapso de los servicios esenciales.
La ONU hace uso de la plataforma de Clasificación Integrada de Seguridad Alimenticia en Fases o IPC, por sus siglas en inglés. Esta desempeña un papel fundamental en la identificación de las condiciones de hambruna y elaboración de respuestas necesarias para salvar millones de vidas.
Este es actualmente el principal mecanismo que utiliza la comunidad internacional para analizar datos y determinar si una hambruna está ocurriendo u ocurrirá. Esta es su forma de operar:
Denominación de hambruna
La hambruna es definida por la IPC como una situación en la que al menos uno de cada cinco hogares tiene una carencia extrema de alimentos y se enfrenta a la inanición e indigencia, lo que resulta en niveles críticos de desnutrición aguda y muerte.
La clasificación opera entre el nivel 1 y el 5, siendo este el más extremo. Previo a la situación de hambruna o de catástrofe, se dan las situaciones de estrés, crisis y emergencia.
Se considera nivel de alerta 5 o hambruna a aquella situación en la que al menos el 20% de hogares enfrentan una falta extrema de alimentos, al menos un 30% de niños sufren desnutrición aguda y dos personas por cada 10.000 mueren cada día, ya sea por inanición total o por la interacción de la desnutrición y la enfermedad.
También se reserva una denominación especial a nivel del hogar para la situación de catástrofe. En esta fase, los miembros del hogar experimentan una escasez extrema de alimentos y el agotamiento de sus capacidades para hacerle frente. Además, enfrentan también un riesgo significativamente mayor de desnutrición aguda y muerte, aunque no sea así en el resto de la zona.
Evidencias necesarias y posibles riesgos de hambruna
Para determinar si una zona realmente está atravesando una situación de hambruna, se atiende a dos tipos de evidencia entendidos por la IPC: evidencia sólida y razonable.
Un área se le determina en la fase de hambruna bajo evidencia sólida si hay una clara y recogida evidencia de inseguridad alimenticia. Para esto han de registrarse una falta o privación de alimentos y colapso de los medios de vida, malnutrición aguda y un nivel determinado de mortalidad.
Sin embargo, la evidencia razonable precisa de un menor número de consecuencias de esta índole. En caso de alcanzar dos de los tres umbrales de inseguridad alimenticia, desnutrición aguda y mortalidad ya podría denominarse como tal. De superar dos de los tres umbrales, y tras una evaluación por parte de analistas que confirmen la posibilidad de haber alcanzado la tercera dadas las otras dos circunstancias, se consideraría hambruna con evidencia razonable.
Pero los análisis no se ciñen únicamente a la más inmediata actualidad, sino que también tienen como objetivo analizar el riesgo de hambruna. Este se refiere a la probabilidad razonable de que una zona entre en hambruna en el futuro, aunque no sea el escenario con más posibilidades.
Complementa las proyecciones del IPC al proporcionar información sobre la posibilidad de que ocurra una hambruna si las condiciones evolucionan peor de lo previsto. . El riesgo de hambruna es una declaración sobre el deterioro potencial de la situación. No es una clasificación y no debe ir acompañada de estimaciones de las poblaciones que enfrentan este riesgo.
Gaza

La situación en Gaza ha sido declarada como el peor escenario de hambruna posible. El conflicto y desplazamiento han intensificado la situación de hambruna, haciendo que el acceso a la comida y otros esenciales se ha desplomado hasta niveles sin precedentes.
El informe de la IPC confirma que una de cada tres personas ha pasado días sin comer, los hospitales han tratado 20.000 niños por malnutrición aguda desde abril, y al menos 16 niños de menos de 5 años han muerto por causas relativas al hambre. Se estima que al menos medio millón de personas están en la fase 5 de catástrofe, marcada por la hambruna, indigencia y muerte.
Consideran imprescindible un acuerdo para el alto al fuego, y toman como puntos clave la protección de la población por distintas vías. El acceso a alimentos, de niños como de mayores, la protección de la infraestructura en Gaza y el fin de los desplazamientos forzados, reclamando mayores zonas seguras.