Volvió a ocurrir. Una escuela de Estados Unidos vivió una jornada de pánico por un ataque armado que se cobró las vidas de un docente y una estudiante y dejó heridos a otros seis escolares este lunes en Madison, Wisconsin.
La diferencia es que esta vez, al contrario de lo habitual, el autor no fue un varón. Natalie Rupnow, de 15 años, fue identificada por la Policía como la autora de los disparos que dejaron conmocionada a la escuela privada cristiana Abundant Life.
Según el relato del jefe de la Policía local, Shon Barnes, Rupnow, una estudiante de la escuela, fue la que abrió fuego en el área del centro escolar destinada a los más pequeños (hasta doce años).
Se suicidó
Cuando los agentes llegaron allí, alertados por la llamada al 911 de un alumno de segundo de primaria, la encontraron muerta junto a un arma corta, una pistola de 9 mm. A la espera de que la autopsia lo confirme, todo indica que se quitó la vida tras disparar a los demás.
Se desconocen las razones por las que Rupnow hizo lo que hizo. Las autoridades informaron de que la familia está colaborando “plenamente” con la investigación para esclarecer lo ocurrido.
Conmoción en Estados Unidos
El episodio ha vuelto a conmocionar a Estados Unidos, enfrentado de nuevo a las dramáticas imágenes de una escuela tomada por policías armados y de madres y padres a la carrera tratando de localizar a sus hijos en una comunidad consternada. El jefe Barnes dijo que necesitan “hacerlo mejor” para evitar que los tiroteos en las escuelas se repitan “una y otra y otra vez” y un portavoz del presidente Joe Biden describió el ataque como “impactante y desmesurado”. La Casa Blanca volvió a reclamar al Congreso que apruebe leyes más restrictivas sobre la tenencia de armas, como suele hacer sin éxito cada vez que la sangre corre en un centro escolar estadounidense.
Nada de esto es nuevo en Estados Unidos, donde, según los datos de The Washington Post, ha habido más de 400 tiroteos en escuelas desde 1999. Según la organización EducationWeek, 38 de los registrados este año dejaron muertos o heridos.
Sólo nueve alumnas
A lo que no están acostumbrados en el país es a la autoría femenina de estos ataques, la mayoría de las veces obra de varones de raza blanca. Casi todos los tiroteos múltiples de los últimos 40 años han sido perpetrados por niños u hombres.
Un estudio del Rockefeller Institute que analizó 172 tiroteos arrojó que en el 97,7% de los casos fueron perpetrados por hombres. Y otro publicado en la revista del Colegio de Cirujanos de Estados Unidos centrado solo en ataques armados en escuelas reveló que en el 96% de los casos fueron ellos los que apretaron el gatillo. Sólo nueve alumnas han llevado a cabo un tiroteo en una escuela, según la base de datos de “The Washington Post”.
Alumnos adiestrados
La escuela afectada esta vez, un pequeño centro cristiano con 400 escolares, había adiestrado este año a los estudiantes sobre cómo actuar en una situación, según declaró uno de sus responsables.
El centro trata ahora de recuperar la normalidad. No será fácil. Bethany Highman, ex alumna y madre de una niña que estudia en él, le dijo a una cadena local: “Cada mañana rezo con mis hijos por que estas cosas no pasen, y es el mundo en que vivimos”.
La motivación
Algunos estudiantes y usuarios de las redes sociales aseguran que Rupnow dejó un manifiesto de seis páginas antes de perpetrar el ataque. La Policía de Madison investiga tanto las publicaciones en línea como el posible documento.
“Hemos tenido conocimiento de un manifiesto, si quieres llamarlo así, o algún tipo de carta que ha sido publicada por alguien que dijo ser su amiga. No hemos sido capaces de localizar a esa persona todavía, pero eso es algo en lo que vamos a trabajar hoy”, indicó Barnes, jefe de la Policía de Madison, a la cadena CNN.
“Samantha”
El manifiesto, titulado “Guerra contra la humanidad”, fue publicado íntegramente en la red social X, antes conocida como Twitter. Mientras las autoridades verifican su autoría, un usuario de X asegura haberlo recibido del novio de Rupnow.
El documento, lleno de odio a sus padres, está firmado por Samantha Rupnow, un alias por el que se conocía a la presunta autora de los disparos. En él alaba lo que hicieron otros autores de tiroteos anteriores a ella.
“Asustada y triste”
Una de las testigos del tiroteo, Nora Gottsckalk, de 8 años, estaba esperando para comer cuando vio a una profesora gritando de dolor. “Estaba gritando: ‘¡Ah, mi pierna, ayuda, ayuda!”, explicó la pequeña a la WISC. “Estaba muy asustada y muy triste”.