Trump se aleja de Putin y busca de nuevo a Europa

El presidente de Estados Unidos no logra avances como mediador en la guerra de Ucrania y se ve forzado a estrechar lazos con la Unión Europea: "Dejen de comprar petróleo a Moscú"

Putin
Muñecas tradicionales rusas de madera Matryoshka que representan al presidente ruso Vladimir Putin y al presidente estadounidense Donald Trump
Efe

Las últimas provocaciones de Rusia a la OTAN -primero en Polonia y después en Rumanía han cambiado el guion. Donald Trump, que hasta hace poco presumía de cercanía personal con Vladimir Putin, aparece ahora de nuevo del lado europeo.

En Washington lo presentan como un gesto de firmeza. “Estoy listo para aplicar sanciones importantes a Rusia cuando todas las naciones de la OTAN dejen de comprar petróleo a Moscú”, escribió el presidente estadounidense en su red social. Una advertencia que en Bruselas se interpretó como una rectificación forzada: de socio incómodo a aliado inevitable.

ANCHORAGE (United States), 16/08/2025.- Russian President Vladimir Putin (L) and US President Donald Trump shake hands at the end of a joint news conference following their meeting at Joint Base Elmendorf-Richardson in Anchorage, Alaska, USA, 15 August 2025. (Rusia) EFE/EPA/SERGEY BOBYLEV/SPUTNIK/KREMLIN POOL / POOL MANDATORY CREDIT

El fracaso como negociador en jefe

Trump prometió que acabaría con la guerra de Ucrania en un solo día. Pero dos años después, la guerra no sólo continúa, sino que se intensifica. El propio Kremlin reconoció esta semana que el proceso de negociación está “en una pausa”.

Los hechos han desmentido al autoproclamado negociador en jefe. Las incursiones de drones rusos en Polonia y Rumanía, que han puesto a la OTAN en máxima alerta, han mostrado hasta qué punto Moscú sigue jugando con los límites.

Varsovia invocó el Artículo 4 de la Alianza. Bucarest denunció que un dron ruso permaneció en su espacio aéreo durante cincuenta minutos. “Esas acciones son inaceptables e imprudentes”, declaró la ministra rumana de Exteriores, Oana-Silvia Toiu.

Trump, que se jactó de su relación con Putin, se ha visto obligado a reaccionar con sanciones condicionales. Pero los resultados son escasos. Ni alto el fuego ni avances diplomáticos. Sólo más presión sobre sus propios socios europeos.

Donald Trump llega al jardín sur de la Casa Blanca en Washington, DC, EE.UU., el 14 de septiembre de 2025.
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Bruselas se rearma

Europa, en cambio, ha hecho de la amenaza una oportunidad. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anunció un “muro de drones” para reforzar el flanco oriental. La OTAN activó la operación Eastern Sentry con cazas desplegados a lo largo de la frontera. Y varios países, de Alemania a España, se han sumado a una estrategia de defensa colectiva que parecía difusa hace apenas unos meses.

“Quien busque el fin de esta guerra debe tomar las medidas necesarias para detener la maquinaria bélica rusa”, recordó el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. Sus palabras coincidieron con la oleada de drones rusos que atravesaron Polonia y confirmaron la vulnerabilidad de la frontera oriental.

Vladimir Putin pronuncia un discurso durante el evento para conmemorar el 878 aniversario de la fundación de Moscú en la Sala de Conciertos Zaryadye, en Moscú, Rusia, el 13 de septiembre de 2025.
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La distancia con Putin

Mientras tanto, Putin sigue su propio guion. Ha intensificado las maniobras conjuntas con Bielorrusia y ha ensayado misiles hipersónicos en el Ártico. Mensajes militares para recordar que Moscú no se doblega ni a la presión de Washington ni a la de Bruselas. “Rusia sabe exactamente adónde se dirigen sus drones y cuánto tiempo pueden operar en el aire. Esto no puede ser una coincidencia”, denunció Zelensky tras la incursión en Rumanía.

La cercanía personal entre Trump y Putin, que en otro tiempo se presentó como baza diplomática, ya no es garantía de nada. Moscú marca la agenda y el presidente estadounidense se ve arrastrado a un papel más clásico: el del garante militar de Europa.

Una alianza reconfigurada

Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, lo resumió en una frase: “La guerra se prolongará al menos dos años más”. La advertencia no iba sólo a Kiev, sino también a Washington.

Trump buscó reordenar la partida acercándose a Putin y exigiendo a Europa más concesiones comerciales. Pero las incursiones rusas han dado la vuelta al tablero. Hoy la imagen es otra: un Estados Unidos empujado a reforzar a la OTAN, una Europa que acelera su rearme y un Kremlin que juega a tensar la cuerda. Y según las expertas en Relaciones Internacionales, lo seguirá haciendo. Tal y como advirtió hace menos de una semana Lena Georgeault en este periódico: “Rusia seguirá tanteando“.