Invasión rusa

La incursión rusa en Polonia tenía como objetivo la base de ayuda a Ucrania

Máxima alerta en Polonia: los rusos intentaron atacar el centro logístico del aeropuerto de Rzeszów-Jasionka. "Varsovia busca subrayar la gravedad del incidente", explica Lena Georgault

En Polonia saben que se ha producido una escalada sustancial en el enfrentamiento con Rusia y Bielorrusia. En ciudades como Lublin y sus alrededores, las autoridades polacas han pedido a los vecinos que no se acerquen a ningún objeto sospechoso y que informen inmediatamente de cualquier hallazgo. La invasión rusa de Ucrania siempre había estado en su frontera sur, pero nunca antes habían sentido tanto como ahora que podrían ser los siguientes.

Hasta el momento se han hallado fragmentos de 16 aparatos, de los 19 que, según el Gobierno, entraron en el espacio aéreo polaco desde Bielorrusia. De acuerdo con la agencia EFE, más de 600 policías y bomberos apoyan a los militares en la búsqueda de drones en estos momentos y hay otros 13.000 agentes en alerta en todo el país, y en algunas áreas se ha movilizado también a los bomberos, así como 17 especialistas en desactivación de explosivos de las Unidades Antiterroristas.

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El primer ministro polaco, Donald Tusk, comparece durante una visita a la 32.ª Base Aérea Táctica de Lask, Polonia
Efe

La incursión, queda claro, no ha sido un error, sino intencionada. Lo que es una clara amenaza para la soberanía polaca. Según fuentes alemanas han confirmado a “Der Spiegel”, los rusos intentaron atacar el centro logístico del aeropuerto de Rzeszów-Jasionka, la base que abastece precisamente de armas a Ucrania. Aviones de combate polacos y neerlandeses fueron los que derribaron los drones que volaban hacia la terminal. Según las mismas fuentes, tomaron la decisión de destruir los drones que suponían una amenaza, contra los más pequeños y señuelos, no lanzaron misiles.

Reunión de emergencia

Mientras, en el plano diplomático, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá este viernes en sesión de emergencia para tratar la violación del espacio aéreo polaco por drones rusos en la noche del martes al miércoles. Polonia esperaba una respuesta más contundente de uno de sus aliados, el presidente Donald Trump, pero de momento no ha sido así. Mientras, el Congreso de EE UU aumentará la presión para lograr más sanciones contra Rusia tras el incidente. También son muchos en Polonia los que esperaban más firmeza desde la OTAN.

Y es que aunque el zumbido de los drones se escuchara primero sobre el este de Polonia, estas diecinueve aeronaves cruzaron la línea roja de la soberanía de un miembro de la OTAN.

Varsovia respondió con fuego y, horas después, con diplomacia: invocó el Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, el mecanismo que obliga a consultas urgentes entre aliados.

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El secretario general de la OTAN, Mark Rutte
Efe

“Rusia parece tantear la capacidad y voluntad de reacción de la OTAN, jugando con los límites para medir hasta dónde puede llegar sin desencadenar represalias directas”, explica Lena Georgault, directora del grado de Relaciones Internacionales en la Universidad Villanueva.

El episodio, de extrema gravedad según los expertos, ha convertido a Polonia en el primer país de la Alianza en derribar material ruso desde el inicio de la guerra de Ucrania.

Un instrumento de disuasión

El Artículo 4 no es una declaración de guerra, sino un recordatorio solemne de que la seguridad de uno afecta a todos. Georgault recuerda que existen precedentes: “Se ha invocado varias veces: en Turquía en 2003; durante la guerra de Irak, en 2012; tras ataques sirios… En todos los casos la OTAN respondió con consultas políticas, declaraciones de unidad y, a menudo, refuerzos defensivos”.

Fuerzas de Defensa Territorial Nacional de Polonia en el lugar del accidente de un dron ruso en la aldea de Wohyn, este de Polonia, el 10 de septiembre de 2025.
EFE/EPA/WOJTEK JARGILO

El mecanismo actúa como termómetro y advertencia. Marca las líneas rojas sin activar el Artículo 5, el que prevé que un ataque contra un aliado es un ataque contra todos. En Bruselas saben que cada vez que se abre esta vía, el tablero europeo se sacude.

La frontera que se estrecha

El incidente polaco confirma la fragilidad de la línea que separa la guerra de Ucrania del territorio OTAN. Moscú ha utilizado drones, misiles y amenazas energéticas para tensar a sus vecinos, consciente de que un error de cálculo puede transformar el pulso en escalada.

“El incidente acerca aún más la guerra al territorio OTAN, aunque no debería sorprendernos. Moscú tantea sin cesar y, si se le permite, sigue avanzando”, advierte Georgault. Su diagnóstico suena a advertencia: lo que se juega en Ucrania no queda confinado a sus fronteras, sino que resuena en la seguridad de toda Europa.

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El primer ministro polaco, Donald Tusk, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hablan con personal de la Guardia Fronteriza durante su visita a la frontera entre Polonia y Bielorrusia, en Krynki, Polonia
Efe

Varsovia no es ajena a este riesgo. El aeropuerto de Rzeszów, uno de los puntos logísticos clave para el envío de material militar occidental a Ucrania, estuvo entre los posibles objetivos sobrevolados.

Refuerzos en el Este

La respuesta de la OTAN pasará previsiblemente por más presencia en la frontera oriental. “Las medidas previsibles son refuerzos en la frontera este: podrían ser despliegues adicionales, sistemas antiaéreos, ejercicios conjuntos y rotación de tropas”, enumera Georgault.

Nada de eso es nuevo, pero cada despliegue añade una capa de presión. A su juicio, el verdadero reto es “contener la tensión sin transmitir a Rusia una sensación de impunidad”.

Ese equilibrio es delicado: demasiada firmeza puede escalar el conflicto, demasiada contención puede invitar a nuevas provocaciones.

Entre la firmeza y la contención

La invocación del Artículo 4 abre la puerta a largas discusiones en Bruselas. ¿Hasta dónde está dispuesta la Alianza a reaccionar? ¿Cómo enviar un mensaje claro a Moscú sin entrar en un terreno del que sea difícil salir?

Guerra en Ucrania - Internacional
Bandera ucraniana ondeando en una carretera de Donetsk
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“Los riesgos de escalada son reales, pero no significan necesariamente cruzar el umbral de una guerra abierta”, matiza Georgault. Recuerda que incluso el Artículo 5, el de la defensa colectiva, señala que cada Estado “tomará las medidas que considere necesarias”, lo que otorga un amplio margen de interpretación. En otras palabras: la OTAN se reserva la última palabra.

Una frontera en movimiento

Aunque la guerra en Ucrania se libra a kilómetros de Bruselas, sus ecos resuenan ya en suelo aliado. La entrada de drones rusos en Polonia es un recordatorio de que la frontera no es fija, sino que Moscú la prueba constantemente. El Artículo 4 es la respuesta política a ese movimiento, un aviso de que la Alianza toma nota y que su maquinaria diplomática se pone en marcha.

El aviso, sin embargo, no parece que vaya a disuadir a Putin. “Rusia seguirá tanteando“, sentencia Georgault en conversación con este periódico.

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