Testigo directo

“Ucrania necesita una paz justa y el presidente Trump está en una posición única para ponerle presión a Putin”

Ucranianas residentes en Estados Unidos se manifestaron frente a Mar-A-Lago para respaldar a Zelenski y pedir a Trump que no ceda a las ambiciones de Putin

Mientras Donald Trump recibía este domingo a la delegación liderada por el presidente Volodimir Zelenski en su residencia de Mar-A-Lago, un grupo de varios centenares de ucranianos se manifestaban lo más cerca que les dejaron de la mansión. Bajo el sol de Florida y la atenta mirada de decenas de agentes del Servicio Secreto y algunas cámaras de TV, agitaban banderas de su país y pedían a gritos una “paz justa” sobre uno de los puentes de acceso a la residencia de Trump.

No es la primera vez que lo hacen. Con Trump en la Casa Blanca, su mansión en Palm Beach se ha convertido en un inusual centro de actividad diplomática y la guerra entre Rusia y Ucrania, que prometió terminar en el primer día de su mandato, una prioridad de la política exterior de Washington. El encuentro entre ambos líderes en Mar-A-Lago supone un nuevo intento de avanzar hacia una paz que no parece figurar en los planes del presidente ruso, Vladimir Putin.

Una “paz justa” para Ucrania

Una de las concentradas, Juliette Dryhybka, es la portavoz de la convocante Asociación de Ucranianos de Florida. “Estamos aquí para mostrar nuestro apoyo a la delegación ucraniana y pedir una paz justa y basada en el derecho internacional para Ucrania”, le dijo a Artículo14.

Residente en Estados Unidos desde 2015, desde la invasión rusa de 2022 esta desarrolladora de software ha tenido que adoptar el rol de activista por solidaridad con su país y con su familia, que aún está allí. “Nuestra aportación es la de darle visibilidad a la comunidad ucraniana”, afirma.

El temor de muchos ucranianos es que, como ha amagado con hacer otras veces, Trump se pliegue a las exigencias expansionistas de Putin y fuerce a Zelenski a concesiones excesivas solo para colgarse la medalla de haber sido el forjador de la paz. Por eso, Dryhybka, como otros alineados con Kiev, repite la etiqueta de “justa y duradera” cuando se refiere a la paz que anhela para su país.

Putin se ceba con las ciudades ucranianas

La reunión entre Trump y Zelenski se produjo solo horas después de una nueva ola de bombardeos rusos concentrados en Kiev y sus cercanías, y Dryhybka sabe lo que eso significa para su gente allí. “Mi padre enseña en una universidad ucraniana y el otro día me mandó una foto de sus estudiantes haciendo un examen totalmente a oscuras, iluminados solo con velas”.

La pregunta que ella y todos sus compatriotas se hacen es cuándo terminará esa pesadilla. Y, al contrario que Trump, que aseguró ante las cámaras tener “los ingredientes para un acuerdo”, la mayoría de los ucranianos se muestran escépticos sobre una paz próxima. En una reciente encuesta del Instituto de Estudios de Sociología de Kiev solo un 14% dijeron esperar que la guerra termine en la primera mitad de 2026.

Trump es parte de la solución

Desde Florida, Dryhybka está convencida de que una paz a toda costa no resolverá nada, pero ve a Trump como parte de la solución: “Ucrania ha dejado claro que quiere la paz más que nadie y el presidente Trump está en una posición única para ponerle presión a Putin”, asegura.

Prefiere no recordar cuando Trump y su vicepresidente, JD Vance, abroncaron a Zelenksi ante las cámaras en el Despacho Oval el pasado febrero. “Ha llovido mucho desde entonces y Estados Unidos es aliada de Ucrania en estas negociaciones”, sostiene.

Su voz suena cauta cuando habla del presidente Trump. Pero la suya es de las que sigue sonando. Muchos miembros de la comunidad ucraniana en Estados Unidos prefieren no hacer comentarios públicos para evitar llamar la atención de las autoridades sobre su estatus migratorio. Se estima que unos 240.000 ucranianos llegaron al país huyendo de la guerra gracias al Programa de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés).

El que beneficia a los ucranianos es uno de los pocos programas de este tipo, concebidos para dar refugio a inmigrantes de países en guerra que queda en pie tras el endurecimiento de las políticas migratorias de la Administración Trump. Diversas informaciones periodísticas han indicado que el gobierno planea ponerle fin también al ucraniano, después de haber liquidado el que permitió a muchos venezolanos escapar del régimen de Maduro o muchos afganos de la brutalidad de los talibanes.