Segunda Guerra Mundial

Una carta sentimental tras liberar París: cuando lo político sacó lo personal a de Gaulle

En conmemoración al día de la liberación francesa del nazismo, se ha hecho público el contenido de una carta del general de Gaulle a su mujer

Charles de Gaulle (centro de la imagen) en Jaén, España, en su visita en el año 1970.
Efe

El 26 de agosto de 1944, tras cuatro años de ocupación nazi alemana, el general Charles de Gaulle desfiló triunfalmente por París guiando al pueblo liberado desde los Campos Elíseos hasta Notre-Dame.  Aun bajo el estruendo de disparos de francotiradores, su presencia imponente transmitía confianza frente a la guerra y el caos.

A la mañana siguiente, escribió una carta a su esposa Yvonne que acaba de hacerse pública en el Musée de la Libération de Paris.  Esta es sorprendente, puesto que ofrece una faceta íntima y bastante sentimental del mandatario francés.

Algunos fragmentos, a priori únicamente privados y sentimentales, resultan realmente un contra-discurso crucial en la búsqueda de la liberación del país.  Su exposición por primera vez en el Museo de la Liberación, en la plaza Denfert-Rochereau de París, guarda una importante carga histórica del pueblo francés.

“Mi querida esposa, todo va de maravilla. Ayer, una manifestación inaudita. Terminó en Notre Dame con un tiroteo absurdo… cuando vengas, nos alojaremos en un hotel cerca del Bois de Boulogne.”

El contenido: disparos “idiotas”, familia y alusión a la soberanía

Con su escritura, De Gaulle comienza informando que su hijo, Philippe, está sano y “ha combatido muy bien”.  Luego, trató de quitarle hierro a los disparos registrados durante el desfile, describiéndolos como “idiotic gunfire” (“tiroteo idiota”), minimizando su peligrosidad.

Según él, eran el resultado de “gente armada excitada por los combates anteriores”, que disparaba a los tejados con el más mínimo pretexto.  Su elección de palabras no fue casual: pintó esos incidentes con burla para transmitir calma y estabilidad, desactivando rumores de caos durante la liberación.

Además, la carta revelaba un detalle personal inesperado: De Gaulle y su familia planeaban instalarse en una mansión cerca del Bois de Boulogne, que más tarde se conocería como Villa Windsor.  Esta información aporta una dimensión íntima a una figura púbica que hasta entonces se veía solo como un fuerte bastión político y militar.

¿Pero por qué esta carta fue tan importante en el contexto de la Francia de 1944?

Ensalzar a la nación para que no se hunda

Al minimizar los disparos y enfatizar que “todo va muy bien”, De Gaulle buscaba evitar alarmar a una población que aún temía disturbios.  Esta puesta en escena pública, tratando de neutralizar el miedo y llamando a la unidad, fue clave para consolidar su liderazgo.

Charles de Gaulle en su visita a Jaén en 1970, viaje que hizo junto a su mujer
Efe

En su discurso ante el Hôtel de Ville, ni mencionó el papel decisivo de los Aliados, afirmando que París fue “liberado por sí mismo… con la ayuda de los ejércitos de Francia”.  Esto ayudó a construir una narrativa donde la liberación se entendía como conseguida desde la soberanía francesa.

La autoliberación como mito fundacional para el nacionalismo francés

El énfasis en que fueron los franceses quienes liberaron París ayudó a superar la herida de la ocupación y a restaurar el orgullo nacional. Esta carta refuerza ese relato, ya que se postula no solo como salvador militar, sino como dueño de un relato que devolvía la dignidad a una nación humillada.

Esta carta inédita no es solo una nota familiar: es una pieza clave para entender a Charles de Gaulle. Combina su faceta más personal, preocupado por su hijo y su hogar, con una vocación política de moldear la memoria colectiva. Quitó relevancia al peligro en París para transmitir calma y fortaleza, mientras hacía más fuerte a un discurso de soberanía nacional que se convertiría en pilar de la Francia posguerra.

Al ponerla en exhibición en el Museo de la Liberación, se trae de vuelta ese momento: el instante en que el héroe se permite ser hombre, y el político establece los cimientos de una nueva República.  La carta permanece como testimonio de cómo la historia se escribe también en lo privado.

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