Opinión

¿Cómo puede afectar el conflicto Israel-Irán a los mercados financieros?

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Desde el ataque israelí del pasado 13 de junio, los mercados financieros han reaccionado al compás de los titulares de guerra. Aunque la primera respuesta fue una salida de los activos de riesgo, lo cierto es que las principales bolsas de Asia, Europa y Estados Unidos, si bien registraron caídas, no experimentaron desplomes significativos. En cambio, el petróleo Brent repuntó más de un 10% en un solo día, y el oro alcanzó niveles cercanos a máximos históricos.

La renta fija de calidad actuó como refugio, aunque sus repuntes fueron contenidos, limitados en parte por el temor a una mayor inflación derivada del encarecimiento del crudo. En el mercado de divisas, el dólar estadounidense y el franco suizo se fortalecieron, confirmando su estatus de refugio, mientras que el yen japonés, pese a su perfil defensivo habitual, se debilitó por la fuerte dependencia energética de Japón. Por su parte, las criptomonedas, consideradas activos más especulativos, sufrieron un castigo notable en los primeros compases del conflicto, reflejo de la huida generalizada del riesgo.

A nivel sectorial, se observaron revalorizaciones en energía y defensa, frente a caídas más acusadas en transporte, turismo y consumo discrecional. En general, los inversores adoptaron una actitud de cautela, a la espera de cómo evolucionan los acontecimientos. Hasta ahora, la reacción ha sido contenida porque buena parte del mercado presupone que podría tratarse de un episodio localizado o de duración limitada.

Escenarios futuros

Estrecho de Ormuz - Internacional
Vista de satélite del estrecho
Wikipedia

De cara al futuro, se abren múltiples posibles escenarios. Podría producirse una escalada militar controlada o, por el contrario, una intensificación del conflicto con implicaciones regionales más amplias. Es factible que el Estrecho de Ormuz —clave para el comercio mundial de petróleo— se mantenga operativo, pero tampoco se descarta un cierre parcial o incluso total. A su vez, también existe la posibilidad de que se logre algún tipo de contención diplomática que frene la espiral de hostilidades.

En definitiva, el abanico de desenlaces es amplio y altamente incierto. Nadie puede prever con exactitud qué decisiones tomarán los principales actores involucrados. Por tanto, cualquier análisis de impacto sobre los activos financieros debe entenderse como una estimación basada en supuestos plausibles, no como una predicción cerrada. Los mercados se mueven por una combinación de factores económicos, políticos, técnicos y estructurales, cuya interacción resulta compleja.

Ante esta situación, cabe preguntarse: ¿Cómo podrían comportarse los distintos activos según el rumbo que tome el conflicto?

Renta variable

En el caso de la renta variable, una prolongación de las hostilidades sin una escalada descontrolada podría generar un comportamiento más cauto entre los inversores. No sería sorprendente observar caídas moderadas, del orden del 1% al 2% en los principales índices, acompañadas de un incremento de la volatilidad. Algunos sectores, como energía y defensa, históricamente tienden a mostrar una mayor resiliencia en entornos de incertidumbre geopolítica, por lo que podrían registrar un mejor desempeño relativo.

Wall Street - Economía
Una de las imágenes más emblemáticas de Wall Street, en Nueva York
Shutterstock

No obstante, si el conflicto llegara a poner en peligro el tránsito energético global, los mercados podrían sufrir correcciones más pronunciadas, especialmente en regiones con alta dependencia del crudo importado. En el extremo opuesto, un eventual alto el fuego o una distensión diplomática podría favorecer un rebote, al menos parcial, liderado por sectores cíclicos y de crecimiento, que suelen beneficiarse cuando disminuye la aversión al riesgo.

Renta fija

En cuanto a la renta fija, los bonos soberanos de alta calidad —como los del Tesoro de EE.UU. o el Bund alemán— suelen ganar protagonismo en episodios de tensión, al ser percibidos como activos refugio. De prolongarse la incertidumbre, sería lógico esperar un descenso en sus rendimientos, es decir, un aumento de sus precios. Sin embargo, esta dinámica podría verse condicionada por el impacto del conflicto en los precios del petróleo: si el crudo sube con fuerza, las expectativas de inflación podrían repuntar y limitar el apetito por la renta fija, sobre todo en los tramos largos.

En un escenario de normalización, es probable que se produzca una rotación desde estos bonos seguros hacia emisiones corporativas o de mercados emergentes, que han sufrido en los últimos días y podrían ofrecer un mayor potencial de rentabilidad si disminuyen las primas de riesgo.

Petróleo

Respecto a las materias primas, el petróleo es, sin duda, uno de los activos más sensibles a la evolución del conflicto. Si la situación se mantiene tensa pero bajo control, los precios podrían seguir incorporando una prima geopolítica, situando al Brent en niveles superiores a su media reciente mientras no se interrumpa físicamente el suministro.

No obstante, un cierre parcial del Estrecho de Ormuz podría provocar una reducción sustancial de la oferta diaria y generar un shock en el mercado, que en algunos escenarios llevaría el crudo por encima de los 100 dólares. En cualquier caso, la reacción final dependerá también del comportamiento de otros productores, de la evolución de la demanda global y del nivel de existencias. Si se impusiera una solución diplomática, cabría esperar una reducción progresiva de la prima de riesgo y un retroceso de los precios desde sus niveles recientes.

Oro

El oro, tradicionalmente considerado refugio en épocas de incertidumbre, podría beneficiarse de una mayor demanda si el conflicto se prolonga. En ese contexto, no sería extraño ver al metal precioso marcar nuevos máximos, impulsado tanto por la búsqueda de seguridad como por su potencial como cobertura frente a una inflación en aumento.

En cambio, si la situación se estabiliza, es posible que parte de esa demanda se reduzca, provocando una corrección de precios. Aun así, el retroceso probablemente sería limitado si las expectativas de política monetaria siguen siendo favorables al oro, por ejemplo, ante una posible relajación de tipos por parte de los bancos centrales.

Divisas

En el ámbito de las divisas, los comportamientos defensivos podrían volver a ponerse de manifiesto. En momentos de tensión geopolítica, monedas como el dólar estadounidense, el franco suizo o el yen japonés tienden a apreciarse frente a divisas más ligadas al ciclo económico.

Euro – Dólar
Shutterstock

En esta ocasión, además del conflicto, habrá que tener en cuenta otras variables, como las decisiones de la Reserva Federal, las políticas de Trump, la evolución del euro o la situación fiscal de algunas economías. Si la tensión se alivia, podríamos ver una corrección de las divisas refugio y una recuperación de aquellas más vinculadas a materias primas o con perfiles más cíclicos.

Criptomonedas

Por último, las criptomonedas podrían experimentar movimientos especialmente volátiles. Bitcoin y otros activos digitales registraron caídas pronunciadas tras el estallido del conflicto, reflejando su carácter todavía especulativo.

Sin embargo, en ciertos escenarios, podrían beneficiarse de una percepción de pérdida de confianza en el sistema financiero tradicional o en las monedas fiat. En un contexto de relajación geopolítica y con expectativas de políticas monetarias más laxas, no se descarta un rebote significativo, como ya ha ocurrido en episodios anteriores tras shocks puntuales.

Estrategia

En definitiva, el conflicto entre Israel e Irán ha introducido una nueva fuente de incertidumbre en los mercados globales. Aunque resulta útil plantear posibles reacciones de los distintos activos bajo diferentes escenarios, es fundamental conservar una actitud prudente. La evolución de los mercados está influida por múltiples factores interrelacionados, muchos de ellos difíciles de anticipar. Por eso, más que tratar de adivinar el rumbo exacto de los acontecimientos, resulta más sensato adoptar una estrategia flexible y diversificada, que permita adaptarse de forma gradual a los cambios en el entorno y mitigar los riesgos asociados a esta situación.

Claudia Casco, Gestor de Carteras de Miralta AM