Para las mujeres, formar parte de la historia del deporte ha sido una verdadera odisea. Los prejuicios evitaban equiparar a hombres y mujeres en este terreno. En los primeros Juegos Olímpicos en honor a Zeus en el año 766 a.C. el propósito era destacar y celebrar la habilidad guerrera y atlética del hombre. Evidentemente, la participación de las mujeres estaba prohibida puesto que en estos Juegos la fuerza era básica para los ejercicios a realizar y, por ello, las mujeres se consideraban excluidas. Como dato curioso, decir que solo las mujeres solteras podían acudir como espectadoras a estos eventos deportivos.
Si pensamos que el paso del tiempo podía mejorar esta situación, decir que las prohibiciones para que las mujeres practicaran deporte evolucionaron negativamente. Socialmente las mujeres debían de mostrar delicadeza y sensibilidad. En base a ello, la caza y la equitación fueron deportes que se les permitía a las mujeres de clase alta durante la Edad Media aunque exclusivamente como modo de recreo.
Avanzando en el tiempo, durante 1888 y hasta finales del siglo, Pierre de Coubertin (fundador de los Juegos Olímpicos modernos) afianzó la idea de que si las mujeres salían de sus casas podrían “enfermarse terriblemente” o “quedar estériles”. A las mujeres se les seguía negando llevar una vida normal y evidentemente practicar deporte. Las mujeres debían de dedicarse al cuidado de la familia y de los hijos.
Mientras Pierre de Coubertin afirmaba que las mujeres no podían hacer deporte, más asociaciones atléticas y clubes deportivos femeninos se creaban. En 1894 Pierre de Coubertin organizó una asamblea para instaurar los Juegos Olímpicos modernos en los que dejó muy claro que no quería que las mujeres participaran. Creía que las mujeres no eran capaces de competir al mismo nivel que los hombres.
Pero la participación femenina en el deporte y su entrada en los Juegos Olímpicos, aunque fue un proceso lento y gradual, se hizo una realidad gracias a la fuerza de voluntad de muchas mujeres. Desde 1991 cualquier deporte nuevo que quisiera participar en unas Olimpiadas debería tener categoría masculina y femenina. Por el contrario, en los deportes anteriores a esta fecha se podía decidir excluir a las mujeres de su competición.
En la actualidad las mujeres podemos participar en todos los deportes de los Juegos Olímpicos. Lamentablemente, ya no se visibiliza la gran lucha que tuvo que llevar a cabo la mujer para poder acceder a participar libremente en cualquier deporte, categoría deportiva, competición u Olimpiadas.
Ahora el debate se centra en si existe o no discriminación deportiva entre mujeres y mujeres trans. La lex sportiva (rama autónoma del derecho deportivo que rige el deporte a nivel internacional) siempre ha fomentado la competición justa como pilar fundamental de cualquier evento deportivo. La participación de mujeres trans en competiciones deportivas rompe este principio. De hecho, a las ventajas competitivas de las mujeres trans se las ha llegado a denominar como “dopaje inverso”.
El COI ha ido estableciendo requisitos para que una persona pueda representar a su país en competiciones internacionales, los llamados “criterios de elegibilidad”. Estos criterios han ido cambiado paralelamente a las presiones sociopolíticas del colectivo LGTBI. Sus criterios han cambiado en el año 2003, en el año 2015 y se volvieron a modificar en el año 2021. En este último año se estableció que cada una de las federaciones internacionales determinara cuando una deportista trans podía tener ventajas desproporcionadas sobre otras competidoras. Pero este criterio ya no será válido en cuanto a las competiciones que organice el Comité Olímpico Internacional.
Kirsty Coventry es excampeona olímpica de natación de Zimbabue, exministra de Juventud y Deportes de su país, y primera mujer y primera persona africana en ostentar el cargo que actualmente ocupa, presidenta del Comité Olímpico Internacional, se ha mostrado firme al respecto. Coventry siempre se ha mostrado partidaria de garantizar la equidad en el deporte femenino y de mantener la integridad de las categorías femeninas.
Aunque la decisión del COI no es todavía oficial, se prevé que a principios del 2026 se formalice la unificación de criterios de este organismo y de esta forma las mujeres transgénero tendrán prohibido competir en pruebas femeninas. Aunque esto ya se aplica en determinados deportes, esta decisión se implementará en todo el olimpismo, incluidos los próximos Juegos Olímpicos del año 2028.
La historia de la mujer en el deporte ha sido un camino tortuoso y se debe de reconocer el esfuerzo de aquellas mujeres que lucharon por justamente eso, por ser mujeres en el deporte.



