Ana Redondo, desaparecida y sin agenda oficial en pleno goteo de casos de acoso sexual en el PSOE

La ministra de Igualdad permanece sin agenda oficial ni comparecencias públicas mientras se multiplican los casos de acoso sexual en el PSOE

La ministra de Igualdad, Ana Redondo
EFE

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, atraviesa uno de los momentos más delicados desde que llegó al cargo. Mientras el Gobierno se ve sacudido por un goteo constante de casos de acoso sexual en el PSOE, con denuncias, dimisiones e investigaciones internas que se suceden casi a diario, la responsable política de velar por las políticas de igualdad y la lucha contra la violencia machista permanece en un segundo plano.

Sin comparecencias públicas, sin ruedas de prensa específicas y, en los últimos días, sin agenda oficial visible. Su silencio empieza a generar más preguntas que respuestas. La situación resulta especialmente llamativa porque los casos de acoso sexual en el PSOE no son un asunto menor ni aislado.

Afectan a cargos orgánicos, responsables públicos y estructuras internas del partido que sustenta al propio Gobierno. Y, sobre todo, golpean directamente en el corazón del discurso feminista que el Ejecutivo ha defendido como una de sus señas de identidad durante los últimos años.

Una agenda vacía en el momento más incómodo

En los últimos días, la agenda oficial del Gobierno no ha reflejado actos públicos ni comparecencias de Ana Redondo coincidiendo con la escalada informativa sobre los casos de acoso sexual en el PSOE. No es una anomalía administrativa en sí misma. A fin de cuentas, las agendas pueden variar, suspenderse o no publicarse. Pero sí resulta políticamente significativa en un contexto tan sensible.

A diferencia de otras crisis, donde la ministra de Igualdad ha tenido una presencia pública más constante, ahora su perfil institucional aparece desdibujado. Mientras otras voces del partido intentan contener el impacto mediático, Redondo no ha protagonizado una intervención clara, extensa y actualizada que marque posición desde el Gobierno como institución, más allá de declaraciones puntuales realizadas en días anteriores.

Ana Redondo, desaparecida y sin agenda oficial en pleno goteo de casos de acoso sexual en el PSOE
La ministra de Igualdad, Ana Redondo.
EFE/ Zipi Aragón

Esta ausencia contrasta con la expectativa social que suele recaer sobre el Ministerio de Igualdad cuando se producen episodios de violencia o acoso. Incluso cuando estos afectan a organizaciones políticas y no directamente a la administración pública.

Declaraciones previas, pero sin continuidad

Es cierto que Ana Redondo sí se pronunció en un primer momento sobre alguno de los casos más graves. Condenó comportamientos que calificó de inaceptables y defendió que la Justicia debía actuar cuando correspondiera. Sin embargo, ese posicionamiento no ha tenido continuidad visible a medida que se iban conociendo nuevos episodios y ampliándose la lista de casos de acoso sexual en el PSOE.

En política, el silencio no siempre equivale a inacción. Pero en términos comunicativos sí transmite una sensación de repliegue. Y más aún cuando el foco mediático no deja de crecer y las informaciones se encadenan día tras día, alimentando la percepción de que el problema es estructural y no anecdótico.

Para una ministra cuya cartera se construye precisamente sobre la defensa de las mujeres y la erradicación de conductas machistas, la falta de una voz firme y sostenida en este momento resulta difícil de explicar para parte de la opinión pública.

El PSOE gestiona la crisis… y el Gobierno se aparta

Otro elemento clave para entender el papel de Ana Redondo es la decisión implícita de separar planos. El PSOE está gestionando los casos de acoso como una crisis interna de partido, mientras el Gobierno intenta mantenerse en un segundo nivel. Son las secretarías de Igualdad del partido, los portavoces orgánicos y algunas figuras territoriales quienes están dando explicaciones, anunciando protocolos o prometiendo revisiones internas.

Ana Redondo, desaparecida y sin agenda oficial en pleno goteo de casos de acoso sexual en el PSOE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Igualdad, Ana Redondo.
EFE

Esa estrategia puede tener lógica desde el punto de vista político, pero deja un vacío institucional evidente. El Ministerio de Igualdad no es solo un actor partidista. Representa una política pública y una narrativa que va más allá de las siglas. Cuando los casos afectan al partido del Gobierno, el equilibrio entre prudencia y liderazgo se vuelve especialmente delicado.

Y es ahí donde la figura de Ana Redondo aparece desdibujada, atrapada entre su condición de ministra y su pertenencia a un partido que atraviesa una crisis reputacional profunda.

Malestar feminista y desgaste del discurso

El silencio o la baja exposición pública de la ministra no ha pasado desapercibido entre sectores feministas, incluidos algunos cercanos al propio PSOE. Para muchas voces críticas, la reiteración de casos de acoso sexual en el PSOE pone a prueba la coherencia entre el discurso y la práctica, entre las leyes aprobadas y la cultura interna de las organizaciones.

No se trata solo de castigar conductas individuales, sino de lanzar un mensaje claro y sostenido de tolerancia cero. Y ese mensaje, en momentos así, suele esperarse desde el máximo nivel institucional en materia de igualdad.

La falta de una comparecencia clara, específica y actualizada de Ana Redondo contribuye al desgaste del relato feminista del Gobierno, justo cuando más firmeza se le exige.

Una ausencia que se convierte en noticia

En política, a veces no es lo que se dice lo que genera titulares, sino lo que no se dice. La ausencia de Ana Redondo de la agenda pública en pleno estallido de los casos de acoso sexual en el PSOE se ha convertido, por sí sola, en un hecho informativo. No porque sea ilegal o irregular, sino porque rompe con las expectativas que su cargo genera.

Ana Redondo, desaparecida y sin agenda oficial en pleno goteo de casos de acoso sexual en el PSOE
Ana Redondo.
KiloyCuarto

El goteo de denuncias continúa, el debate interno en el PSOE sigue abierto y la presión mediática no disminuye. En ese contexto, el silencio prolongado deja una pregunta flotando en el aire: ¿puede permitirse una ministra de Igualdad no estar en primera línea cuando el feminismo del partido que gobierna atraviesa su mayor crisis de credibilidad?

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