La escenografía y el mensaje de Felipe VI a los españoles esta Nochebuena ha tenido un objetivo claro: que todo impulse la idea de que España debe, necesita, volver a los valores y al espíritu de la Transición. Por primera vez en su reinado, el Monarca ha hablado de pie, no sentado. Una puesta en escena y un lenguaje corporal sin precedentes que transmite acción y énfasis en una situación política y social de la que el Jefe del Estado alerta: “Las sociedades democráticas atraviesan una inquietante crisis de confianza”.
Llamada al espíritu de la Transición
El Jefe del Estado ha pronunciado su discurso desde el Salón de Columnas -es la tercera ocasión en la que Felipe VI realiza el Mensaje de Navidad desde el Palacio Real: En 2015, en el Salón del Trono y en 2024, en el Salón de Columnas- donde se firmaron acontecimientos históricos tan determinantes como la firma el 12 de junio de 1985 del Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas, de la que se han cumplido 40 años en este 2025.

Porque Don Felipe, con las banderas de España y de la Unión Europea, ha comenzado su discurso haciendo referencia a ese tratado, así como al 50 aniversario del inicio de la transición democrática. “Estos aniversarios me animan a hablaros esta Nochebuena de convivencia; de nuestra convivencia democrática, a través de la memoria del camino recorrido y de la confianza en el presente y en el futuro”.

Sin mencionar directamente al Rey Juan Carlos, Don Felipe ha destacado de los artífices del proceso de la Transición el hecho de que “Aun con sus diferencias y sus dudas, supieron salvar sus desacuerdos y transformar la incertidumbre en un sólido punto de partida, sin tener la certeza de lograr lo que buscaban”. Un esfuerzo que pide catapultar a la actualidad como base de confianza en una sociedad fuertemente polarizada.
A todas las generaciones, a las que vivieron ese proceso del que nació la Constitución y a las que no, se ha dirigido el Rey. El acceso a la vivienda, la difícil incorporación al mercado laboral… Don Felipe ha hecho referencia a los problemas que existen y crecen en España, y ha mostrado especial preocupación por uno en concreto. “Los ciudadanos también perciben que la tensión en el debate público provoca hastío, desencanto y desafección“, ha remarcado. “Realidades, todas ellas, que no se resuelven ni con retórica ni con voluntarismo”.

Apuesta por la voluntad, perseverancia y visión de país
Don Felipe ha asegurado que, a lo largo de los 50 años, España ha demostrado ser capaz de afrontar grandes desafíos, como en “crisis económicas, emergencias sanitarias, o catástrofes naturales“. Y esto, ha aseverado, ha sido posible “cuando hay voluntad, perseverancia y visión de país”. Algo que, asegura, “hemos visto cada día en el trabajo callado y responsable de millones de personas”. Porque, ha asegurado, “España ha progresado cuando hemos sabido encontrar objetivos que compartir. Y la raíz de todo proyecto compartido es necesariamente la convivencia”.

Crisis de confianza en las democracias
El Monarca ha alertado de la crisis que crece en cuanto a la desconfianza de los ciudadanos en los sistemas democráticos. En este mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden mundial están en crisis, las sociedades democráticas atraviesan, atravesamos, una inquietante crisis de confianza”. Una situación que desemboca “seriamente en el “ánimo de los ciudadanos” y afecta a la credibilidad de las instituciones. De esta coyuntura, ha afirmado, se benefician “los extremismos, los radicalismos y populismos”. Porque, a su juicio, “se nutren de esta falta de confianza, de la desinformación, de las desigualdades, del desencanto con el presente y de las dudas sobre cómo abordar el futuro”.
Con el misterio presente del primer cuarto del siglo XVIII realizado en madera tallada y policromada con el nacimiento del Niño Jesús, la Virgen María y San José, conservado en el Monasterio de las Descalzas Reales, el Jefe del Estado no sólo ha hecho una llamada a las instituciones, sino que también ha apelado a los ciudadanos a actuar con responsabilidad. “Preguntémonos, sin mirar a nadie, sin buscar responsabilidades ajenas: ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para fortalecer esa convivencia? ¿Qué líneas rojas no debemos cruzar?”

Unas preguntas que sólo pueden encontrar las respuestas correctas si existe una “especial ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos”, de empatía, y de “situar la dignidad del ser humano, sobre todo de los más vulnerables, en el centro de todo discurso y de toda política”.
“España no significa correr a costa de la caída del otro”
Felipe VI ha abogado por renuncias, consensos, y, sobre todo: “No correr a costa de la caída del otro”. Porque, ha concluido: “El miedo solo construye barreras y genera ruido, y las barreras y el ruido impiden comprender la realidad en toda su amplitud“. Una rémora que no sólo afectaría a España a nivel nacional, ya que, según sus palabras, “El mundo necesita —más que nunca— de nuestra sensibilidad, de nuestra creatividad y nuestra capacidad de trabajo, de nuestro sentido de la justicia y de la equidad y de nuestra apuesta decidida por Europa, sus principios y sus valores”.

Unión familiar
El mensaje del Rey se ha cerrado con la entonación del himno nacional, previo a unas fotografías de la Reina Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, saludando a los ciudadanos, tanto en el pueblo ejemplar asturiano de Valdesoto, en Móstoles por el tour del talento, en un acto del tour del talento en los Princesa de Girona, o en Brañosera por la conmemoración de su fuero. Un cierre que transmite la unidad en el núcleo central de la Familia Real, y que engarza presente con futuro.


