Nunca la Princesa Leonor había pronunciado un discurso con tanta enjundia como el de este viernes en los Premios que llevan su nombre, con la salvedad del que pronunció al jurar la Constitución. Un cambio de registro que hace avanzar a la heredera hacia el papel que será su futuro: el de la Reina de España.
El discurso que pronunció este viernes desde el teatro Campoamor la primogénita de los Reyes transmitió su visión acerca de las carencias y peligros del presente con una mirada hacia el futuro. La heredera, a la que desde el pasado año su padre, el Rey, le cedió la responsabilidad de elogiar a los premiados, ha apostado por volver “a lo esencial, a lo básico”, como herramientas para logar la convivencia en un escenario geopolítico tan convulso. “La democracia no es fácil, pero es el único camino para lograr el progreso compartido”, ha señalado la heredera.
Las palabras de la Princesa han buscado conectar con su generación, y a la vez hacer una apuesta por rescatar la profundidad que permitían las épocas anteriores, al no estar sometidas a la inmediatez de la sociedad actual. Y, la fórmula que ha encontrado para hacerlo, ha sido a través de una carta a cada invitado, mediante “un envío postal de viva voz” que, pese a ser de la generación zeta e “hija de una equis y de un boomer” -momento que ha provocado las risas de sus padres-, considera que abre la puerta a “profundizar más”.
Entre los puntos que ha enumerado para conseguirla, la primogénita de los Reyes ha apostado por “tratar bien al prójimo, salir de la trinchera, sacudirnos el miedo, unirnos para hacer las cosas mejor, pensar en que, si no miramos al otro, no sabremos construir confianza”. Estas palabras pesan en un contexto global con múltiples frentes bélicos abiertos. En esta línea, la Princesa ha enfatizado en la importancia de mantener “respeto” por aquellos “que piensan diferente, por quienes son diferentes”.
En este camino, la enseñanza es clave para la heredera, y puesto en valor el papel de la educación, y de “valorar a nuestras maestras y maestros, y considerar nuestro tiempo escolar obligatorio como una etapa crucial en la que todos (administraciones y sociedad civil) deben implicarse para que cada ciudadano libre tenga oportunidades”.
La Princesa ha reservado un hueco para la solidaridad, y a no olvidarnos de la importancia de atender “a quienes no lo tienen fácil, a las personas más vulnerables, a los jóvenes que pelean para formarse”. Y ha hecho hincapié en las dificultades que sufren los jóvenes para tener un trabajo, un hogar”, y ha recordado a las personas mayores “que no desean estar solas, a nuestros niños y niñas en riesgo de pobreza”.

Un discurso en clave europeísta
Los valores españoles y europeos han estado presentes en el mensaje de la heredera, quien ha abogado por tenerlos presentes para que nos definan y guíen. “Confiar en ellos es confiar en la libertad frente al miedo, en la justicia frente a la arbitrariedad, en la democracia frente a la intolerancia, en el Estado social de derecho frente al abuso de poder, en los derechos humanos frente a la indiferencia”.
Las referencias a los premiados
Consciente de que vivimos en “la economía de la atención”, la Princesa ha afrontado el reto: “a ver si soy capaz de retener la vuestra”, ha afirmado, antes de pronunciar las cartas. Al ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha sacado a la palestra una cita del economista: “La Unión Europea es, ante todo, un mecanismo para alcanzar los objetivos compartidos por sus ciudadanos”. La Princesa le ha recordado que “los desafíos son aún mayores”, y ha alabado el papel que, a su juicio, tuvo Draghi no sólo para calmar los mercados, sino también para dar “confianza en el proyecto europeo”.
De Serena Williams ha destacado que fue una figura revolucionaria, “nadie podría entender hoy el tenis sin ti, lo transformaste en un deporte más rápido y explosivo”. Y ha tenido un guiño hacia su hermana: “Es bonito lo que dices de tu hermana: “Sin Venus, no habría habido Serena”. Y ha añadido: “Las hermanas son nuestras grandes compañeras de viaje”. Un momento emotivo, en el que el público ha detenido el discurso de la Princesa para aplaudir.
En cuanto a la galardonada Mary-Claire King, premio de investigación científica, la Princesa ha recordado que su trabajo ha logrado “la indentificación de una región cromosómica humana”, que albergaba “un gen cuyas mutaciones predisponen al cáncer de mama y de ovario”. La heredera ha puesto en valor el efecto práctico de estas investigaciones, al haber conseguido con sus conocimientos en genética a que los nietos de los desaparecidos por la represión de la dictadura argentina pudieran reunirse con sus familias.

La Princesa también ha tenido unas palabras para los otros galardonados, entre ellos, a los representantes del Museo Nacional de Antropología de México, Madeleine Bremont y Antonio Saborit. “Hoy México está muy presente en este teatro Campoamor”. De la fotógrafa Graciela Iturbide ha resaltado la foto de la indígena zapoteca con unas iguanas en la cabeza. La heredera ha puesto en valor “la paciencia” de Iturbide para hacer su trabajo. “Ójala mis colegas de generación se detengan sin prisa a mirar sus fotografías”.

Del sociólogo estadounidense, James Massey, ha destacado su trabajo referente al asunto de la inmigración. “Ha roto narrativas simplistas y formulado políticas migratorias basadas en datos y no en desinformación”.
La Princesa alerta de la “exhibición narcisista” de las redes sociales
La Princesa ha aprovechado los conocimientos del profesor Byung – Chul Han, premio Princesa de Asturias de Comunicación y humanidades, para lanzar unas preguntas sobre los peligros del mundo digital. “Si hemos vendido el alma a un dispositivo, si somos esclavos de la pantalla“, y con las “exigencias del rendimiento y la productividad y la sobrecarga de estímulos descuidamos la reflexión”, ha ha hecho presentes las palabras del humanista, ¿Cómo recuperamos los jóvenes la trascendencia para que la vida no sea la mera satisfacción de necesidades y la exhibición narcisista en las redes sociales?”, se ha preguntado.




