Los Premios Princesa de Asturias son un dulce reducto institucional para la Familia Real en muchos sentidos. El primero de todos, porque antes Don Felipe hasta su proclamación, ahora la Princesa Leonor, son los presidentes de una fundación privada sin ánimo de lucro cuyos galardones tienen un gran reconocimiento internacional. Y, segundo, porque es el área en el que el Jefe del Estado no está sujeto a la acción política, y los discursos tienen más sello de la Casa.
En este clima de reconocimiento al talento y de mensajes positivos y de crecimiento, en un escenario nacional e internacional convulso, es donde la heredera cada vez gana más peso institucional. Cada edición, el Monarca va cediendo más terreno a su primogénita, en pequeños pasos. Este año, sólo la Princesa pronunciará un discurso en el pueblo ejemplar, que este año ha “merecido” la localidad de Valdesoto. Un reconocimiento que, además, tiene de base la perseverancia, ya que esta pequeña zona asturiana lleva presentándose 20 años. Así, la Princesa hablará sola por primera vez, y no después de que lo haga el Rey, como era habitual.
Este gesto de Don Felipe para dotar a su hija de mayor responsabilidad institucional se añade a los que tuvo el año pasado, de ceder a su primogénita la clausura de los premios y el elogio a los galardonados durante la ceremonia.

Los discursos de la Princesa
El año pasado la heredera cumplió 10 años como presidenta de la Fundación. Se trató de una edición especial en la que la Princesa recibió la medalla del Principado, así como el título de alcaldesa honoraria de Oviedo, además de acudir a dos actos sin estar acompañada por los Reyes. Es en estos momentos cuando la Princesa puede acercarse a la sociedad de las distintas regiones de España a través de palabras cercanas. “Recorrí playas preciosas, conocí montes, valles y pueblos increíbles, me aficioné a los oricios ante la cara de extrañeza de mi hermana… Bueno, es que ella es más de pantrucu. Las dos hemos sido muy felices aquí”, afirmó.
Después, en los Premios, la Princesa tuvo un discurso de esperanza: “Premiamos la emoción contraria al escepticismo o al desánimo”. Incluso, alertó de los totalitarismos al mencionar a la ensayista y galardonada Ana Blandiana y a al escritor Michael Ignatieff para alertar de los totalitarismos: “Hay quienes utilizan la democracia para destruirla”.
50 galardonados de 312 candidaturas
La Fundación premia con 50.000 euros a los premiados, y 40.000 al pueblo ejemplar. Una entidad privada que se financia con fondos privados, y que cada vez cuenta con una mayor participación. En la actualidad, han aumentado el número de patronos en 20, siendo ya más de un centenar. Este año se ha incorporado JP Morgan , la Real Maestranza de Sevilla, o la empresa Icertis. El presupuesto de la entidad es de 7.200.000 de los que sólo 800.000 es dinero público. Estos premios crean puestos de trabajo, ya que si habitualmente 28 personas trabajan en la fundación, en los premios alcanzan los 200.
El voto es secreto para elegir 50 nacionalidades de 312 candidaturas. De las mismas, un 61% de los premiados son hombres, y un 24%, mujeres. Pese a que cada vez más mujeres se presentan, para la Fundación lo prioritario es el valor de la trayectoria personal y profesional.

Los galardonados
En este año, los elegidos han sido: Byung -Chul Han, premio de Comunicación y Humanidades; Eduardo Mendoza, de las letras; Douglas Massey, de Ciencias Sociales; Graciela Iturbide, de las Artes; Serena Williams, de los deportes, el Museo Nacional de Antropología de México, de la Concordia, Mary-Claire King, de investigación científica y técnica, y Mario Draghi, de cooperación internacional.
Este jueves, la Familia Real arrancó los premios asistiendo al tradicional concierto que ofrece el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Según el programa, este viernes, antes de la ceremonia, la Familia Real se reunirá en el hotel Reconquista con los galardonados.




