Alberto Núñez Feijóo contempló con discreta contrariedad aquellas elecciones primarias que el PP organizó en julio de 2017 para relevar a Mariano Rajoy al frente de la dirección del partido. Soraya Sáenz de Santamaría se impuso en la primera ronda (21.513 votos) a Pablo Casado (19.967), a María Dolores de Cospedal (15.090), a José Manuel García-Margallo (680), a José Ramón García Hernández (668 apoyos) y a Elio Cabanes (185).
Esa primera ronda sirvió para clasificar a los dos más votados y así proceder a una segunda ronda protagonizada por compromisarios, que acabaron entregando la presidencia del PP a Casado y no a Sáenz de Santamaría.
No gustó el sistema a Feijóo, entonces presidente de la Xunta de Galicia, aunque accedió a consagrarlo e incluso aplaudió que se abriera la “democracia interna” en el PP para que el congreso pueda elegir “cualquier candidatura”.
Al cabo del tiempo, no obstante, manifestó en público lo que ya había comentado en círculos del partido: “Creo en las primarias a través de compromisarios, no en las primarias asamblearias. Los militantes eligen a los compromisarios, y éstos tienen la responsabilidad de elegir entre los candidatos. No puede ser que cualquiera se presente con 100 avales a presidir el Partido Popular de España”. Era el año 2022.
El ahora presidente del PP, tal y como avanzó Artículo14 este lunes, plantea acabar con el sistema de doble vuelta aprovechando el congreso nacional del 5 y 6 de julio para reforzar el peso del aparato en detrimento de los afiliados. “Hay un nudo gordiano que debemos resolver”, confirmó el líder popular. Todavía no ha desvelado todas sus cartas, pero el debate interno ya está en marcha.
El compromiso interno
El cambio de sistema en la elección del presidente del PP no gusta a todos por igual. Y Feijóo, partidario de proceder con tiento, se ha comprometido ante sus presidentes autonómicos a remitirles el documento con los cambios para recabar su opinión, según quienes han hablado con él del tema.

“Ya lo tiene redactado partiendo de la premisa de que no le gusta el modelo anterior al que tenemos ahora”, dicen fuentes del PP sobre el texto que se llevará al congreso nacional. Según Génova, la mayoría de barones, entre los que está Juanma Moreno, apoya la tesis de poner coto a las primarias.
Un extremo que también comparte el expresidente Mariano Rajoy, que en privado ha reconocido “su equivocación” por abrir el partido a la militancia. Fue con él cuando se produjeron los cambios, presionado en aquellos tiempos por el ascenso de Ciudadanos y por su bandera de “regeneración democrática”.
El factor Ayuso
La posición, en todo caso, sobre la supresión de las primarias no es unánime. Según fuentes del PP de Madrid, Isabel Díaz Ayuso “no tiene ningún miedo” a que los afiliados se pronuncien.
Cabe recordar que la estructura madrileña siempre ha abogado por “democratizar” la forma de votación. Desde Esperanza Aguirre a Cristina Cifuentes dieron la batalla en este sentido. “Un afiliado, un voto”, se defendió.
“Si fuera por los afiliados, Ayuso ganaría de calle, en Madrid pero también en otras muchas partes de España”, asegura un destacado dirigente del PP de Madrid. Esto es, a priori, no le vendría bien que el aparato tuviera todo el control, en caso de que en el futuro quisiera dar el salto a la política nacional.
“A Ayuso le viene mejor el sistema asambleario que el de compromisarios”, reconoce uno de sus homólogos territoriales. “Esta puede ser la gran batalla por lo que se juega a futuro. Aguirre no pudo hacer nada contra Rajoy en el congreso de 2008 por el sistema de compromisarios y la deficiencia de Madrid al ser uniprovincial”, explica un veterano del PP.
El contexto de 2017
Fue, de hecho, la estructura del PP de Madrid una de las que más presionó en 2017 para introducir las primarias, tal y como recuerda un protagonista de aquellas negociaciones internas.
“La mayoría de los presidentes regionales del PP de aquel momento, pero sobre todo Cristina Cifuentes (Comunidad de Madrid) e Isabel Bonig (Comunidad Valenciana) defendían lo de ‘un afiliado, un voto’. Finalmente llegamos a un acuerdo con todos porque no teníamos más remedio que hacerlo y se aceptó el sistema de doble vuelta. Feijóo nunca estuvo de acuerdo con el modelo, pero accedió”, rememora este dirigente.
“Las circunstancias han cambiado. En aquellos momentos existía una presión enorme por los nuevos partidos (Ciudadanos y Podemos) y también por parte de los medios de comunicación. Ahora el momento es diferente y es lógico que Feijóo quiera cambiar lo que, en realidad, nunca le gustó. En mi opinión, es coherente”, añade.