El comisionado para la Dana designado por Pedro Sánchez, José María Ángel Batalla, ha presentado su dimisión tras publicarse que utilizó un título universitario falsificado para acceder a su puesto como funcionario en la Diputación de Valencia.
Según acreditó El Mundo, el diploma que figura en su expediente no solo carece de validez oficial. Corresponde a unos estudios que no existían en la fecha indicada. A pesar de las pruebas, José María Ángel Batalla niega haber cometido irregularidad alguna.
La carta de renuncia: defensa cerrada y ningún atisbo de culpa
En una extensa carta remitida al Ministerio de Política Territorial, José María Ángel Batalla ha defendido su trayectoria asegurando que accedió de forma “legal y reglamentaria” a su plaza hace más de cuatro décadas. “Después de más de 40 años dedicando mi vida al servicio público, puedo asegurar que ésta es una vocación que no se improvisa, que no se hereda”, señala en su misiva, sin reconocer en ningún momento el uso del título falso.
Lejos de asumir alguna responsabilidad, José María Ángel Batalla utiliza la carta para reivindicar su carrera. “No necesito grandes discursos para defender mi trayectoria, pues creo que hablan por mí los años vividos en primera línea”, escribe, insistiendo en que su trabajo ha estado siempre guiado por “la libertad, la justicia social y la democracia”.

El documento que aparece en su expediente oficial acredita a José María Ángel Batalla como diplomado en Archivística por la Universidad de Valencia. Sin embargo, según los registros, dicha carrera no existía en el momento en que supuestamente obtuvo el título. La inconsistencia no es menor. El diploma habría sido clave para su reclasificación dentro de la Diputación, permitiéndole ascender y mantenerse como funcionario durante más de 30 años.
Pese a ello, José María Ángel Batalla sostiene que nunca ha falsificado ningún documento ni ha utilizado uno falso para obtener un cargo público. Todo lo atribuye, según sus palabras, a “reiteradas actitudes de inquina” hacia su persona. “Se está poniendo en cuestión mi trayectoria profesional desde sus mismos inicios, cuando he acreditado fehacientemente que todo se hizo con total respeto a la legalidad”, afirma.
El relato victimista frente a la Fiscalía Anticorrupción
La Fiscalía Anticorrupción ya ha abierto una investigación para esclarecer el caso, después de que saliera a la luz la documentación irregular en poder de la Diputación. Pese a ello, José María Ángel Batalla insiste en que todo forma parte de una campaña de descrédito. “Sinceramente, no aguanto”, confiesa. “El daño que a nivel personal representa este ataque injustificado es enorme”.
En su renuncia, José María Ángel Batalla deja claro que no dimite por asumir una falta, sino para “no ser titular de esta campaña de desgaste incansable”. Añade también que su amor al partido y a sus compañeros ha motivado la decisión de “jubilarse” para proteger a su familia. Y concluye anunciando que dedicará todos sus esfuerzos a “defender la verdad, la honestidad y el honor” en los procedimientos judiciales que se avecinan.

En su despedida, José María Ángel Batalla vuelve a lanzar un mensaje de reivindicación personal que contrasta con las pruebas en su contra. “Servir es lo contrario de servirse”, afirma. “En estos tiempos en los que algunos confunden lo público con botín o trinchera, reivindico sin ambages el valor de una vida pública honesta, comprometida y transparente”.
Resulta llamativo que, aun con un diploma falso en su expediente, José María Ángel Batalla acuse a quienes le señalan de actuar de forma inquisitorial y sin derecho de réplica. Su discurso final apela más a una épica emocional que a una explicación racional. “Frente al ruido, la sospecha o el oportunismo, me quedo con la conciencia tranquila y la memoria de una vida entregada al bien común”, concluye.