Clase política

La austeridad en tiempos de corrupción: “Mejor ser discreto”

Los expertos alertan del daño que provoca la ostentación política en plena ola de desafección ciudadana y exigen coherencia entre discurso y conducta: "No es bueno hacer demasiada ostentación"

Vacaciones
Los políticos ante las vacaciones, la austeridad y la corrupción
KiloyCuarto

El debate vuelve a abrirse desde el otro lado del Atlántico. En México, la polémica ha estallado tras las imágenes de varios altos cargos de Morena -el partido que gobierna el país- disfrutando de vacaciones en destinos exclusivos como Tokio o Ibiza. Aunque todos defienden que se pagaron los viajes de su propio bolsillo, las críticas se han centrado en la incongruencia entre ese modo de vida y el discurso de austeridad que abandera el partido.

Luisa María Alcalde, dirigente nacional del mismo partido, fue contundente: “Todas y todos los dirigentes de Morena y los representantes populares debemos actuar siempre con el ejemplo, y eso significa adoptar en la vida cotidiana, pública y privada las máximas juaristas que son dos, una: vivir en la justa medianía; y dos: entender que el poder es humildad”.

Ninguna frase suena lejana. En España, el espejo no devuelve un reflejo muy distinto.

Las contradicciones de la política española

Los ejemplos aquí sobran. El más reciente lo protagonizó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuando hace unas semanas, pasó un fin de semana con su familia en un chalé con piscina propiedad de la Comunidad de Madrid. Aunque aseguró que llevó su propia comida y no usó los recursos públicos, la estancia se produjo poco después de haber criticado con dureza a Pedro Sánchez por usar residencias oficiales durante sus vacaciones. “Me llevé mi táper y compré en el Covirán”, explicó.

Isabel Díaz Ayuso y Pedro Sánchez

La oposición la acusó de incoherencia. Y la hemeroteca nos recuerda hoy imágenes parecidas: como las de Luis Bárcenas esquiando en Baqueira Beret, tras ser imputado por corrupción en 2015; o las de Pablo Iglesias estrenando chalé en Galapagar después de haber hecho del modo de vida austero una bandera política.

Una imagen del entonces secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, durante la presentación del programa en 2014, en Madrid
EFE/Kiko Huesca

Para Toni Aira, profesor de Comunicación Política en la UPF-BSM, “este discurso de ver la paja en el ojo y ajeno y hacer lo mismo es habitual”. Una actitud que, asegura, erosiona lentamente no sólo a cada partido, sino al conjunto del sistema: “Es una lluvia fina de incumplimientos que deteriora la marca política y a la política en general”, explica en conversación con Artículo14.

Austeridad sí, pero ¿hasta dónde?

El dilema no es nuevo, pero sí cada vez más evidente. ¿Deben los políticos vivir como ascetas?

Para Manuel Mostaza, politólogo, hay una línea clara: “Claro que tienen derecho a hacer lo que quieran con su vida privada, pero un exceso de ostentación no les va a venir bien”. La clave, dice, está en la cultura política. “España no es un país especialmente corrupto, pero en una situación en la que los medios reflejan mucha corrupción, es bueno ser discreto”, asegura a Artículo14.

Toni Aira lo formula en los mismos términos: “No tienen que aparentar miseria, pero la idea de servidor público debe replicar mucho aquello que decía Kennedy: no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”. Si la política se percibe como un atajo a la vida de lujo, concluye, la confianza se desmorona.

El extesorero del PP Luis Bárcenas, a su salida del juzgado de Vielha, 2015

¿Se exige más a la izquierda?

El contraste entre discurso y práctica parece pesar más cuando los protagonistas son líderes progresistas. No es solo una percepción: “La izquierda en España ha hecho una bandera de un discurso moral y moralizante que pone el listón muy alto”, explica Aira. Por eso, cuando falla, “puede chocar más por el contraste entre lo que se dice y lo que se hace”.

Mostaza coincide: “En el imaginario colectivo, la izquierda representa a las personas más humildes y vulnerables. Esta sensibilidad debe ser más exacerbada con quienes dicen defender a los trabajadores. No es justo, pero es inevitable”.

Imagen de La Mareta y de Pedro Sánchez
Imagen de La Mareta y de Pedro Sánchez (José Luis Carrasco / Moncloa)
José Luis Carrasco / Moncloa

Las redes sociales han amplificado esta lupa moral. Cada imagen, cada compra, cada destino vacacional se convierte en munición. Y a menudo, las explicaciones llegan tarde.

Transparencia, pero de verdad

Ambos expertos coinciden en que la solución no es fácil, pero sí imprescindible. Aira insiste en que “la fiscalización y la transparencia real” son claves. “Se tendría que sistematizar. La rendición de cuentas se queda muchas veces en discurso y poco en hechos”.

Mostaza es escéptico respecto a las normas escritas: “Regular esto es complicado. Es un tema de cultura y autocontención. Los políticos deben entender que están sometidos a un especial escrutinio”.

Aunque la austeridad no debería ser un eslogan electoral, lo cierto es que cada vez lo escuchamos en más campañas. Y sí se promete, la ciudadanía tiene derecho a exigir que se practique. Como resume Mostaza: “No son frailes ni han hecho voto de pobreza, pero tampoco es recomendable hacer demasiada ostentación”.