La hemeroteca golpea a Montero cuando intenta sacar cabeza en Andalucía

La vicepresidenta no acude a la cumbre con la Generalitat pero no puede huir de su hemeroteca. El Gobierno andaluz le acusa de “no tener palabra”

María Jesús Montero
Javier Cuadrado

María Jesús Montero es vicepresidenta y ministra de Hacienda del Gobierno de España. Pero también es la líder de los socialistas andaluces, y en consecuencia se enfrentará a Juanma Moreno a las urnas. Y ello hace especialmente complejo su discurso sobre el denominado cupo catalán, más aún con la hemeroteca en su contra, toda vez negaba tajantemente que fuera a ocurrir. “No tiene palabra. ¿Cómo va ser candidata a Andalucía defendiendo privilegios a Cataluña frente al resto”, le acusan desde el PP.

Ciertamente, lo que hoy Montero defiende, hasta hace no tanto lo negaba categóricamente, asegurando que el Ejecutivo no atravesaría esa línea roja. En julio de 2024, Montero aseguraba desde su posición como titular de Hacienda y en una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera que no se contemplaba “un cupo catalán” o modelo fiscal diferenciado para ninguna comunidad del régimen común. Con claridad, la ministra descartaba entonces la posibilidad de establecer una vía singular para Cataluña similar a la que disfrutan el País Vasco y Navarra. No habría acuerdos bilaterales ni privilegios territoriales en materia de financiación autonómica, se comprometió.

Ahora, Montero ha formado parte del coro de voces del Gobierno que ha defendido un nuevo modelo de financiación singular para Cataluña. Si bien, este lunes se cuidó de tener agenda pública y no acudió a la cumbre con la Generalitat celebrada en Barcelona pese a ser la titular de Hacienda. El ministro encargado de dar la cara fue Ángel Víctor Torres.

El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, durante la rueda de prensa posterior a la reunión de la Comisión Bilateral
EFE/Andreu Dalmau

El nuevo sistema contemplará que la Generalitat recaude el 100% de los impuestos generados en Cataluña, transfiriendo posteriormente una cantidad aún no determinada al Estado en concepto de servicios comunes, junto con una cuota de solidaridad. Un diseño que, de facto, equivale a un “cupo catalán”, pese a los esfuerzos semánticos de la propia Montero por evitar esa denominación.

El giro de discurso ha provocado la indignación del Gobierno andaluz. La consejera de Hacienda y portavoz de la Junta de Andalucía, Carolina España, no dudó en calificarlo de “traición” a Andalucía, subrayando que la comunidad andaluza lleva años sufriendo infrafinanciación -más de 1.500 millones de euros anuales por debajo de la media, según sus cifras- sin recibir respuesta por parte del Ministerio. “Cada año, Andalucía recibe 1.522 millones de euros menos que la media. Y sin embargo, se abre paso un modelo especial para Cataluña”, reprochó.

Además, España cuestionó la legalidad de este modelo, recordando que la Constitución y la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas no contemplan un régimen singular fuera de los ya existentes para País Vasco y Navarra. Por ello, advirtió de que, si finalmente se plasma en una norma legal, la Junta estudiará recurrir ante el Tribunal Constitucional.

El papel de candidata

Montero, además de ministra de Hacienda, es candidata en Andalucía. Y la hemeroteca puede penalizarle aún más en una tierra en la que todos los sondeos dan mayoría absoluta a Juanma Moreno. Si bien, en las filas socialistas esperan que esa penalización sea mínima aunque, en privado, hay dirigentes que reconocen que es difícil conjugar ambos papeles y vender que quiere lo mejor para Andalucía con negociar un acuerdo que en su día ella rechazaba.

Cabe recordar que varios barones del PSOE creen que el modelo pactado es contrario a la igualdad, un extremo que en privado también denuncian cargos andaluces.

La ministra intenta justificar su cambio de postura alegando que este nuevo sistema “no generará agravios” porque el resto de comunidades “podrán acogerse también si así lo desean”. Sin embargo, esta explicación ha sido acogida con escepticismo en las autonomías. Esto al considerar que es prácticamente inviable replicar este esquema en comunidades que no disponen del músculo fiscal o la negociación política de Cataluña.

Así, Montero trata de esquivar las críticas apelando a una reforma “para todos”. Pero la hemeroteca, implacable, la señala como una ministra que negó lo que ahora impulsa. En un contexto en el que sus dos sombreros -el de ministra y el de candidata- pesan cada vez más sobre su credibilidad política.