Los números no le dan a Sánchez para aprobar el cupo catalán

Junts avanza que no apoyará el acuerdo de Sánchez sobre la financiación catalana. Otros socios como Compromís o la Chunta muestran públicamente sus reservas

Pedro Sánchez en el Congreso
Javier Cuadrado

De momento, a Pedro Sánchez no le dan los números para aprobar en el Congreso de los Diputados el denominado cupo catalán. Lo que el Gobierno presenta como un acuerdo abierto y replicable para el resto de comunidades ha sido recibido con desconfianza e incluso rechazo por parte de varios de sus socios parlamentarios, lo que complica enormemente su viabilidad.

El partido de Carles Puigdemont fue uno de los más rotundos en su rechazo al pacto. El que es uno de los apoyos clave en la investidura de Sánchez denunció este martes que el pacto alcanzado en la denominada comisión bilateral entre el Gobierno y la Generalitat no responde a la hoja de ruta pactada el pasado noviembre.

Según Toni Castellà, vicepresidente de Junts, el acuerdo anunciado “no mejora ni un euro” el déficit fiscal de Cataluña, que cifra en 22.000 millones de euros anuales. Castellà advirtió que su partido no apoyará ninguna fórmula que no contemple un modelo de concierto económico, como el del País Vasco o Navarra. Si no se cumple, “lo tendremos que dejar correr”, sentenció, en un aviso directo al PSOE.

Además del rechazo de Junts, otros socios de la mayoría progresista han manifestado serias reservas. Es el caso de Compromís, que ha marcado una línea roja innegociable, cualquier reforma del modelo de financiación deberá incluir un fondo de transitoriedad que permita situar a la Comunidad Valenciana en la media estatal. Alberto Ibáñez, diputado de Compromís, advirtió de que, sin esa garantía, su grupo votará en contra de cualquier propuesta. También dejó claro que el actual pacto con Cataluña es “poco concreto” y “sin cifras ni fechas”, lo que les genera “muchas dudas”. Además, aunque ven positivo el principio de ordinalidad y el fin del dumping fiscal, aseguran que no avalarán ningún tipo de “cupo” catalán.

Por su parte, Chunta Aragonesista manifestó una posición aún más tajante. Su portavoz, Jorge Pueyo, garantizó que votará en contra de cualquier acuerdo que contemple un trato singular para Cataluña y no respete las singularidades de Aragón, recogidas en su Estatuto de Autonomía. Pueyo exige un acuerdo bilateral para Aragón similar al planteado con Cataluña. Asimismo alerta del peligro de que su comunidad se vea atrapada entre los modelos fiscales vasco y catalán. La Chunta, al igual que Compromís, forma parte del grupo parlamentario de Sumar, lo que agrava aún más la aritmética parlamentaria para el Gobierno.

 

Más Madrid, otro socio habitual del Ejecutivo, planteó que cualquier modificación del sistema debe garantizar el principio de solidaridad. Deja en entredicho también su posible apoyo si se percibe que el pacto catalán rompe con ese principio constitucional. Aunque no fueron tan tajantes como otros grupos, sus exigencias apuntan a una mayor revisión del acuerdo antes de su votación.

El único apoyo sin fisuras por el momento llegó de En Comú Podem, la formación catalana de Sumar, que defiende el acuerdo como una oportunidad para corregir la infrafinanciación histórica de Cataluña. Aún así, su peso parlamentario no es suficiente para contrarrestar los votos disidentes dentro de su propia coalición.

En este escenario, Pedro Sánchez no solo enfrenta la oposición frontal del PP y Vox, sino también una creciente fragmentación entre sus aliados. Esto deja al Gobierno sin mayoría suficiente para aprobar una reforma de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, imprescindible para legalizar el modelo singular catalán.

El panorama actual sugiere que el Ejecutivo deberá renegociar profundamente el pacto o asumir el riesgo de una derrota parlamentaria con graves consecuencias políticas.

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