El asilamiento y hostigamiento, que sufren los judíos en España, en determinados ambientes, a raíz del conflicto en Oriente Próximo ha tenido respuesta continua por parte de la embajada israelí, una réplica a la que ahora se unen los civiles. Y, más concretamente, los padres de los alumnos de los centros en los que estudian sus hijos, y que tienen que ocultar su identidad para no ser señalados tras la doctrina que, denuncian, se estudia en los colegios.
Artículo14 ha tenido acceso a una misiva que los padres han hecho llegar a la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) de Madrid, a la que también se han unido “ciudadanos preocupados”, para expresar su “profunda inquietud” por las actividades con significación política que se llevan a cabo en los colegios. De momento, 160 padres y ciudadanos indignados han firmado. Número abierto que puede irá aumentando.
En concreto, critican que en los centros se haga doctrina mediante actividades extraescolares relacionadas con el conflicto palestino–israelí, entre otras, las denominadas “Martes por Palestina”. Estos cursos vienen titulados por el nombre de ” actividades por la paz”, o la “prevención del genocidio”, explican. Es decir, en los centros educativos se emplea la palabra “genocidio” -enarbolada por el presidente Sánchez-, sin que los tribunales internacionales se hayan manifestado al respecto, y ponen el foco en el conflicto en Oriente Próximo, con una marcada ideología política.

“Esta evidente finalidad política”, señala el escrito, “contraviene la neutralidad ideológica que todo centro escolar debe respetar y que consagra tanto la Constitución Española, como la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación en su artículo 18″.
En el escrito se señala que “Todos estamos en contra de las guerras, sea cual sea la motivación de las mismas”. Lo que no esgrime, aducen, que la forma en la que se presenta el conflicto palestino–israelí “no está siendo la adecuada y constituye un peligro real, pues los niños, por su edad, y a diferencia de los adultos, no son capaces de distinguir los matices políticos”. Este adoctrinamiento en las aulas conduce, señala, a “estigmas, hostilidad social, actos de violencia o exclusión hacia otros niños en el colegio”.
Impacto en los menores
Uno de los principales focos de peligro para estos padres reside en los colegios públicos, en los que en ocasiones sólo estudia un niño, a veces dos. Estos mensajes unilaterales, denuncian, pueden generar rechazo o discriminación por parte de la mayoría de la clase. “Esta es una situación peligrosa, que perjudica no sólo a estos niños sino a todo el tejido de la vida escolar”.

En esta línea, apelan a la “buena voluntad” de los progenitores con el fin de “reconducir la presente situación”, y alejar a los niños del “mundo de los adultos”.
Este medio entrevistó a una madre que aconseja a sus hijos israelíes ocultar su identidad para no ser señalados. “Lo que estamos viviendo ahora no lo hemos presenciado en la vida”, afirmó a este medio.
El centro educativo, un espacio neutral
Desde la misiva se argumenta que, para evitar la cultura del odio, es necesario “garantizar un espacio neutral, seguro y protegido para todos”, afirman. “Un lugar donde cada niño, independientemente de su origen o identidad familiar, se sienta que pertenece y es aceptado. La introducción de contenidos políticos unilaterales en el marco educativo viola este principio”.
Petición del cese inmediato del adoctrinamiento
El documento termina con la petición clara de que cese “de forma inmediata la realización de actividades de carácter político manifiesto en el marco de la AFA y en los espacios del centro educativo”.
Con el pretexto de que no creen que el conflicto palestino – israelí sea una temática adecuada para introducir en los colegios, “pues estamos ante un conflicto sumamente complejo”, argumentan que si de se decide tratar este tema complejo bajo el título de “paz”, lo correcto es presentarlo “de manera igualitaria y universal”. Y citan como ejemplo presentar el derecho a la existencia de ambos pueblos, “apelando a la coexistencia pacífica de ambos”.

Lo que dice la ley
En el debate sobre la actuación de algunas AMPA con gestos pro palestinos en centros educativos, los juristas recuerdan que la neutralidad no equivale a silencio. El artículo 27 de la Constitución ampara el trabajo pedagógico en el aula en torno a derechos humanos, paz y empatía, siempre que se haga en un marco educativo y guiado, sin imposiciones. La línea roja aparece cuando un centro adopta una simbología institucional alineada con un conflicto político internacional: ahí entran en juego la exigencia de neutralidad de la Administración (art. 103 CE, LO 8/1985 art. 18) y la doctrina sobre símbolos en edificios públicos consolidada por el Tribunal Supremo en 2020. Además, la LOPIVI obliga a priorizar el interés superior del menor, evitando que se genere presión, hostilidad o discriminación por razones ideológicas u origen, lo que exige a los centros activar protocolos de protección y garantizar un entorno seguro y respetuoso para todo el alumnado.