El Caso Koldo/Cerdán ha puesto al descubierto que desde el núcleo duro de Pedro Sánchez se pergeñó una campaña de desgaste con el objetivo de apear a Susana Díaz de la política. Los últimos informes de la UCO incluyen grabaciones y mensajes que vinculan a Cerdán y Koldo con presuntas manipulaciones las elecciones primarias, tanto en las primarias de 2014, con el mensaje de Cerdán a Koldo: Metes las dos papeletas”, como durante la campaña de primarias de 2017, en la que se impuso a Susana Díaz y Patxi López para recuperar la Secretaría General del PSOE. Y en las elecciones andaluzas de2021, Cerdán y Ábalos habrían incorporado 840 afiliados para favorecer a Juan Espadas frente a Díaz.
“No me quieren por ser mujer”. Al pronunciar estas palabras en junio de 2021, Díaz, ya relegada por su propio partido, descorrió una cortina que dejó al descubierto que el partido que izaba la bandera del feminismo actuaba con machismo. Cuatro años después nos seguimos preguntando de qué cristal está hecho el techo de la política en España que a la mujer que lo rompe la devuelve a su casilla de salida. Las claves en el seno del partido van saliendo a la luz: hubo tejemanejes machistas por parte de Pedro Sánchez, muy interesado en frenar el amplio y creciente poder de Susana Díaz, que desde muy joven había ido ocupando todos los cargos que avalarían su anhelo de gobernar España. No solo se detuvo su proyección nacional, sino que se vio defenestrada. Y sí, principalmente, como ello advirtió, fue por su condición de mujer.

En esa caída también intervino el sexismo, más o menos velado, de algunos medios de comunicación. Podemos iniciar el recorrido con una escena en mayo de 2017. El senador de Compromís Carles Mulet rompió en el Senado una foto de Susana Díaz, entonces presidenta de Andalucía y candidata a la secretaría general del PSOE. Minutos después, escribía en su cuenta de Twitter: “Gusana lo va a arreglar”.
Si la senadora socialista rebobinase, vería cuánto juego dio la expresión en los medios de comunicación y de qué modo la idea que se dibujó de ella ayudó a desacreditar su candidatura. Si tiene interés y humor, podrá observarlo en un trabajo que ha realizado la profesora de la Universidad de Málaga María Lucía Carrillo Expósito bajo el título Construcción de la imagen, descortesía y sexismo en el discurso periodístico escrito.

Discriminación de género
En él analiza cómo se gestionó en varios periódicos digitales de diferentes ideologías su candidatura a las elecciones presidenciales del PSOE en 2017. Los resultados, seguramente, se podrían extrapolar a otros medios. En líneas generales, desde el punto de vista léxico y las estrategias de comunicación, la autora ha comprobado cómo se perpetuaron con Susana Díaz los estereotipos y la discriminación de género, se la presentó como ignorante o con una escasa preparación y se creó la idea sexista de que suponía un peligro para el patriarcado gobernante.
Con su análisis, Carrillo Expósito saca los colores a los medios de comunicación, que, desde postulados muy diferentes, pero también sexistas, ayudaron a desarmar a la política andaluza usando con frecuencia un lenguaje negativo. Expone como ejemplo el titular “Susana Díaz perdió el último tren” o el empleo del apelativo killer. “Tiene dos grandes retos: romper esa imagen de killer que le acompaña desde que lideró la caída de Pedro Sánchez y alejarse de esa otra imagen que la sitúa a la derecha del PSOE”, escribió un articulista.
La profesora malagueña señala que killer lleva a pensar en una persona fría, sin escrúpulos, que actúa persiguiendo objetivos concretos sin importarle los modos. Aunque el uso del extranjerismo amortigua el impacto que supondría usar la palabra en español, realmente el significado es “asesina”. Otro rasgo que advierte de manera reiterada para definirla es su carácter: altanero, arrogante, frecuentemente declarado en los textos como soberbia.
Sexismo hostil
Percibe también un sexismo hostil hacia su figura política a partir de una serie de recursos lingüísticos con el objetivo de resaltar actitudes y representaciones como “la deshumanización, animalización o sexualización del cuerpo de la mujer, el infantilismo, la ignorancia y la escasa preparación para el cargo al que aspira Susana Díaz”.

Pone por caso el debate televisado de las primarias en el que participó junto a Pedro Sánchez y Paxti López. En un momento, se dirigió a Sánchez irónica: “No mientas, cariño”. Esa cita inspiró párrafos como este: “No mientas, cariño, desliza la lideresa como si Sánchez fuera su pequeño cachorro al que hubiera amamantado durante años”. O la frase “Susana Díaz va de Virgen María”.
“En este fragmento -añade Carrillo Expósito- se trata de deshumanizarla. La imagen de mujer-madre de la política queda rebajada a la de criatura/animal-madre. La idea queda reforzada a través de la comparación que le sigue que queda consolidada en el uso explícito del verbo amamantar”. En otro medio, se convierte en una gravísima humillación: “No mientas, cariño. Cuánta violencia contenida en tan pocas palabras. Porque a tu cariño, decirle no mientas es dolorosísimo. Porque si se lo tienes que decir, quizás no se merezca un apelativo tan algodonoso”.
A la autora le llama la atención el recurso insistente de las comillas para trasladar literalmente citas de terceros, quedando así el autor eximido de cualquier responsabilidad. Encuentra en su estudio alusiones al cuerpo y otros aspectos sexuales implícitos o implícitos. “En lugar de emitir una imagen asexuada, que sería la mejor aceptada en la sociedad, los medios aprovechan, de nuevo, locuciones en las que se incide en la construcción de la imagen de la mujer dentro del estereotipo negativo”.

Recoge párrafos como este en el que se insinúan prácticas oscuras de favoritismo y clientelismo: “No tengo ni idea de quién se alzará con el santo y la peana el 21M, pero tengo para mí que será muy difícil comerle el poncho a la lideresa andaluza”. La palabra malsonante y tabú con referencia claramente sexual queda camuflada, dice la profesora, bajo el eufemismo “poncho”. “En otra pieza periodística de opinión -advierte-, la estrategia empleada para desacreditar la imagen pública de Susana Díaz, a razón del programa cultural, se fundamenta en la presunción de ignorancia a cuenta del carácter infantil. Recordemos que uno de los atributos ligados al estereotipo de la mujer es su naturaleza pueril, ingenua, confiables, incapacitada…”.
Con la victoria de Pedro Sánchez en los comicios, los rotativos relajaron los modos, aunque insistieron en la idea de soberbia. “Los medios se hacen eco de las valoraciones de otros políticos, y en tales reflexiones se aprecia la ratificación del resultado de las prácticas del sexismo hostil en los mecanismos y estrategias lingüísticos”. Como muestra, este titular de Okdiario: Así cose Ábalos el PSOE: “El susanismo está finiquitado, si es que alguna vez lo hubo.
Después de examinar detenidamente cómo se desacreditó a la política socialista desde los medios, Carrillo Expósito lamenta que, teniendo la autoridad de contrarrestar la ideología del patriarcado, se valide y perpetúe desde el poder que se les confiere. “Como es sabido, el liderazgo es una parcela tradicionalmente reservada al rol masculino y, en consecuencia, la política es percibida como una amenaza real de usurpación del poder-liderazgo y estatus. Así lo hemos constatado y los periódicos no asumen en su totalidad la responsabilidad social de reflejar una sociedad que aspira a ser paritaria en materia de género, antisexista, sino que, en cambio, refuerzan el estereotipo de género”.