Largas colas, colapso en los controles de seguridad, pasajeros que perdieron sus vuelos y muchos nervios. El aeropuerto de Madrid Barajas vivió ayer una de las jornadas más caóticas que se recuerdan. El servicio ferroviario no ofrece una estampa mejor. Tampoco las carreteras. ¿Qué está ocurriendo?
Cientos de viajeros se quedaron en tierra al coincidir el atasco en los puestos policiales con un gran número de salidas de vuelos internacionales en el aeropuerto de Barajas. Las esperas se vieron agravadas por fallos en los controles por un error informático. AENA confirmó las aglomeraciones, pero negó que hubiese caos y lo achacó a picos de tráfico elevados. Según informó, la situación no fue muy diferente a una jornada típica de los primeros días de julio. “Las colas, especialmente, en la T-4 son interminables debido a la mayor afluencia de viajeros”, justificó.

El mensaje desde el Ministerio del Interior no fue más clarificador: “Es una situación temporal que se ha debido a la acumulación de vuelos en un espacio de tiempo muy breve y a la coincidencia con un problema informático puntual, ya resuelto, en el acceso a las aplicaciones que utiliza la Policía Nacional”.
Las explicaciones distan de la versión que ha ofrecido el Sindicato Unificado de Policía (SUP), que acusa al gestor aeroportuario de señalar erróneamente “supuestas deficiencias” de la Policía Nacional en los controles de entrada. Jacobo Rodríguez, delegado en Barajas, difundió un vídeo en el que respondió a AENA de manera muy contundente: “Debemos explicar que no saben de lo que están hablando”. Añadió que no es lo mismo el control en una frontera Schengen que en una exterior. “No es un trámite automático, es seguridad”.
Se refirió también a la cantidad de trayectos puestos a la venta. “Es imposible controlar 20 vuelos a 500 pasajeros por vuelo en el espacio de una hora. Es físicamente imposible. No se puede vender una conexión a París o a Roma si el extranjero antes debe pasar una frontera exterior en Madrid y que entre esos vuelos haya una diferencia de una hora… mientras Aena busca beneficios, nosotros nos debemos a lo más importante, que es garantizar la seguridad”.
El SUP pide que se deje de difamar a los agentes: “No podemos permitir desprestigios y faltas de respeto a nuestra profesión. Más reconocimiento al trabajo policial y apoyo a la gran función que están realizando los compañeros del aeropuerto. Barajas ha sido reforzado como nunca. No, no hacen falta más agentes”. Rodríguez recordó el refuerzo de 256 agentes que se incorporaron el 30 de junio. “Pero de nada servirá si siguen con esta política de multiplicar los beneficios de su empresa y no mirar por la seguridad de todos los españoles y de los europeos”.

Desde la Mesa del Turismo, apuntan que “no es un fallo puntual ni una circunstancia imprevisible, es una negligencia reiterada por parte del Ministerio del Interior que una vez más, le da la espalda al turismo, un sector clave para nuestra economía, dejándolo expuesto al descrédito internacional”.
Por su parte, el sindicato Unión Federal de Policía (UFP) considera que la situación del Aeropuerto madrileño no está tan vinculada con la falta de personal como con la cantidad de vuelos que había programados en una franja horaria y un día tan destacado. Igual opina la Confederación Española de Policía (CEP) en un mensaje de X: los agentes lo han hecho “de diez”, pero “la necesidad de potenciar con muchos más policías ese destino está a la vista”.
Los ciudadanos están expresando su hartazgo en las redes sociales, dirigiéndose sobre todo al ministro Óscar Puente: “Ante la dejación de funciones que pagamos todos los españoles, tu única opción es irte”, escribe un usuario. “Hoy no son trenes, hoy tocan aviones”, estalla otro refiriéndose a la avería del 1 de julio en el servicio ferroviario entre Madrid y Andalucía que dejó varios trenes parados durante horas, afectando a miles de pasajeros, que quedaron detenidos sin electricidad, aire acondicionado o agua potable.

El sector ferroviario de CCOO denuncia que la causa principal del problema es la política de mantenimiento externalizado y reclama una respuesta inmediata y contundente ante el colapso del sistema de climatización en los trenes de Cercanías, Media y Larga Distancia, que ha dejado ya más de 4.000 averías registradas en apenas dos meses.
La organización sindical ha trasladado la “profunda preocupación” por las 4.172 incidencias contabilizadas entre el 1 de mayo y el 1 de julio, de las cuales 957 corresponden a la ausencia total de climatización y 3.215 a deficiencias parciales. Solo en el Mercado Sur de Servicios Comerciales se han registrado 1.186 fallos, situando a la plantilla en una situación “insostenible” ante las quejas de la clientela.
Según el sindicato, esta situación se repite verano tras verano, agravada por el cambio climático, y ha llevado a condiciones térmicas extremas dentro de los trenes, con temperaturas que superan los 35°C en varias composiciones. “La exposición prolongada a estas condiciones genera deshidratación, mareos, síncopes, golpes de calor y agravamiento de patologías, tanto en personas viajeras como entre la tripulación”. Ante este escenario, exige la puesta en marcha inmediata de un plan de choque para revisar y reparar los sistemas de climatización, priorizando los trenes con más incidencias. Subraya que la situación “mina la confianza de la ciudadanía en el ferrocarril como medio de transporte fiable y seguro”.
Nada de esto es nuevo. Durante su etapa como ministro de Transportes, el exministro José Luis Ábalos dejó sin resolver varios problemas, tanto en el ámbito privado como público. Cuando dejó la cartera, persistían problemas como la crisis de financiación, la mala planificación, la falta de atención al usuario y, en general, el deterioro del servicio.
Desde UP Sindicato Transportes nos trasladan que es un problema global, independientemente de que un día afecte al aeropuerto y otro a las líneas de RENFE. “Si fallan las Cercanías de RENFE, EMT Madrid tiene que cubrir los servicios, tal y como ocurrió con el apagón o como ocurrirá en los próximos días cuando se cierren varias líneas por obras. Por otra parte, el caos en los trenes provoca que los compañeros no puedan acudir a los centros de operaciones para dar servicio desde la EMT”.
Más allá de analizarlo como un problema puntual, los sindicatos consultados y los ciudadanos concluyen que la situación actual del transporte en España tiene grietas estructurales que deberán analizarse poniendo sobre la mesa la pérdida de productividad por las horas de atasco, los problemas de logística que plantea el caos, los costes adicionales para los ciudadanos y empresas, el impacto en la inversión extranjera, la imagen caótica de inestabilidad, ineficiencia y falta de seguridad, el estrés de los afectados y los conflictos que se puedan derivar. A todo ello se suma la absoluta pérdida de confianza en las instituciones, tal y como estamos viendo estos días en las redes sociales.