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Chat Control 2.0: ¿quiere Europa vigilar toda nuestra mensajería privada?

Imagen de un hombre con su móvil generada con ChatGPT.
Artículo14

Circula mucha información (y también bulos) en redes sociales, mensajes alarmistas que a menudo terminan por convertirse en verdades irrefutables. Uno de los más recientes es ese viral que asegura que la Unión Europea está a punto de aprobar una ley para escanear nuestra mensajería privada.

Lo cierto es que la noticia, que sigue circulando por Instagram y TikTok, resulta estremecedora. Tampoco parece tan descabellada si recordamos que Hacienda controlará las transferencias vía Bizum en breve. Eso sí, conviene matizar: se aplicará únicamente a movimientos de empresas y autónomos, sin afectar (por ahora) al común de los mortales.

¿Pero quiere realmente la Unión Europea (y sus países miembros) espiarnos hasta en nuestras comunicaciones más personales?

Chat Control 1.0: una norma en vigor desde 2021

No sé a quién se le ocurrió bautizarlo como Chat Control, pero el término suena a ciencia ficción. Sin embargo, se trata de una normativa europea que nos afectará a todos y sin limitación.

El reglamento conocido como Chat Control 1.0 aprobado en julio de 2021, autoriza a las plataformas tecnológicas a detectar, bloquear y denunciar cualquier material relacionado con el abuso sexual infantil. No es una obligación, sino una posibilidad para compañías como Google, Microsoft o Meta de rastrear ese tipo de contenidos entre millones de mensajes.

La norma se presentaba como un marco estable, pero en la práctica traslada a las grandes corporaciones digitales la responsabilidad de escanear universalmente todos los flujos de comunicación en busca de pornografía infantil, y cumpliendo con la estricta legislación vigente. Bruselas, de algún modo, se lava las manos y otorgaba cobertura legal a estas empresas para aplicar sus propios controles.

Según la Comisión Europea, en estos años se han denunciado miles de casos de explotación digital de menores. Los beneficios del Chat Control 1.0 parecen indiscutibles, pero reabren un dilema: ¿estamos dispuestos a que compañías privadas (en su mayoría estadounidenses) lean nuestros chats y conversaciones? ¿No acabarían pagando justos por pecadores?

Chat Control 2.0: el gran debate de la privacidad

La norma inicial, que había llegado a los oídos de muy pocos, (seamos sinceros, ¿quién sabía esto de Chat Control 1.0?) ha vuelto a primer plano. En mayo del 2022, la Comisión Europea volvió con un actualizado planteamiento para combatir el mismo tipo de abuso. Su nombre: Chat Control 2.0 A diferencia del anterior reglamento, esta versión modificaría totalmente las reglas del juego. Ahora haría obligatoria la detección de contenidos ilegales por parte de dichas plataformas.

El matiz entre voluntariedad y obligatoriedad no deja de ser una gran diferencia. Supone que las empresas tecnológicas gestionando nuestros datos deberían escanear automáticamente todos nuestros audios, fotos y mensajes en busca de materiales ilícitos. Y eso en un entorno informático de mensajería cifrada (de extremo a extremo) supuestamente indescifrable hasta por las propias empresas proveedoras.

El tema parece ser prioritario desde que Dinamarca asumió la presidencia del Consejo Europeo en julio. La propuesta de borrador se encuentra actualmente en fase de tramitación y varios países han emitido sus reservas dado la profunda consecuencia que podría tener la norma. La votación clave tendrá lugar a mediados de octubre, y de aprobarse cambiaría radicalmente nuestra forma de relacionarnos con dichas aplicaciones. Supondría pensárselo a dos veces antes de enviar cualquier tipo de información o mensaje. Aunque no mandemos nada raro, ni prohibido por las leyes, ¿queremos que se escaneen nuestras conversaciones con nuestro abogado o devaneos?

Europol registró en 2024 más de 30 millones de reportes de explotación infantil en línea. Los defensores de esta nueva norma sostienen que no hay otra manera de combatir esta lacra y que el cifrado no puede convertirse en un escudo para las mafias. Pero, ¿estamos dispuestos a llegar tan lejos y dejar nuestra vida privada expuesta a miradas ajenas?

Imagen de un hombre con su móvil generada con ChatGPT.
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¿Privacidad o seguridad? Un eterno dilema

Distintos organismos europeos (y juristas de derechos digitales) han puesto el grito al cielo. Coinciden en que Chat Control 2.0, sería, en la práctica, una forma de vigilancia masiva. Algo que, de una forma u otra, practican ya países como Estados Unidos o China a través de redes sociales o analizando el uso que hacemos de la IA.

En el caso que hoy nos interesa, cualquier intento de detectar mensajes ilegales en este tipo de servicios codificados requeriría escanear el contenido en el propio dispositivo de los usuarios antes de que se cifre y envíe. Por lo tanto, significaría tener acceso a nuestros móviles con todos los riesgos que eso supone.

Técnicamente, esto es posible, pero pondría en peligro nuestras conversaciones frente a todo tipo de hackers, gobiernos autoritarios o delincuentes. Una tecnología capaz de detectar cualquier tipo de pornografía puede ser usada mañana para perseguir a periodistas, políticos, callar cualquier opositor o voz incómoda. El remedio podría ser muy dañino y no curar totalmente la propia enfermedad.

Por otro lado, cabe preguntar: ¿cuánta privacidad podemos sacrificar a cambio de incrementar la seguridad de toda la comunidad? Nadie duda en colaborar en la lucha contra los distintos abusos (hace poco se habló de ese chat masculino de fotos de mujeres), pero la forma de atajarlo podría erosionar algunos derechos fundamentales como la confidencialidad o el derecho a la intimidad.

Algunos países miembros se muestran reacios, otros empujan para que se apruebe la norma cuanto antes. Las plataformas tecnológicas, por su parte, advierten que “la confianza de los usuarios en sus servicios puede verse seriamente dañada si se implanta ese escaneo obligatorio”. Algunas empresas están planteándose hasta un órdago y no aceptar la norma, incluso retirarse de estos lares.

Un gran hermano digital más cerca que nunca

Hoy, a agosto de 2025, nadie en España, ni en Bruselas están leyendo nuestros mensajes privados. El temido gran hermano digital (aún) no ha llegado. Aunque también, y de eso podemos estar seguros, es una cuestión de tiempo.

A menudo los ciudadanos aceptan ciegamente cookies, bases legales y condiciones de uso, ni leen la letra pequeña ni saben a qué dan realmente su consentimiento. Entre la capacidad actual de almacenamiento, la brutal potencia de cruces de datos, análisis y seguimiento, las empresas (y sus gobiernos) saben ya casi todo de nosotros.

Si Chat Control 2.0 se aprueba, nuestros gobernantes habrán apoyado que cada una de nuestras misivas pueda ser revisada antes incluso de salir hacia su destinatario. Quizás sea el precio para proteger a los más jóvenes e indefensos, pero abrirá, sin lugar a duda, una peligrosa puerta a que cualquiera pueda saber todo de nuestras vidas.

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