Turismo

Dónde ver el ‘diamante’ más grande de Europa

Las cuevas de Postojna en Eslovenia son el mayor complejo de estalactitas y estalagmitas de la UE: albergan una joya natural cuyo brillo se asemeja al de un diamante tallado

En la imagen, el 'Brillante' de la Cueva de Postojna en Eslovenia.
Cueva de Postojna.

El anillo de compromiso de Taylor Swift ha vuelto a poner de actualidad el brillo eterno de los diamantes. La joya elegida por el jugador de la NFL Travis Kelce, un diamante antiguo de ocho kilates tallado a mano en forma de cojín, ha reavivado la moda de las joyas con historia. Más allá de los escaparates de lujo y las vitrinas inaccesibles para la mayoría, hay otro “diamante” histórico (tiene varios cientos de miles de años), que cautiva desde hace más de un siglo y medio a quienes lo descubren.

Se trata de una estalagmita blanca de cinco metros en el corazón de las cuevas de Postojna, en Eslovenia. Su brillo recuerda al de un diamante tallado y de ahí su apelativo: Brilliant (Brillante), la joya natural subterránea más fotografiada de Europa.  Desde su apertura al público, más de 44 millones de personas han visitado esta maravilla natural oculta a la luz del día, según datos oficiales del Parque de Postojna.

Un poco de historia

Las cuevas de Postojna se extienden a lo largo de 24 kilómetros de galerías, pasadizos y cámaras que conforman el mayor complejo de estalactitas y estalagmitas de la Unión Europea. Descubiertas para el mundo científico en el siglo XVII, comenzaron a recibir visitantes en 1819, cuando el archiduque Fernando de Austria realizó una visita oficial acompañado por el guía Luka Čeč, quien exploró nuevas salas en ese momento.

Primer tren de turistas en las Cuevas de Posjona, en Eslovenia.
Parque de Postojna

La tradición oral cuenta que, al descubrir las galerías un año antes mientras preparaba la visita del archiduque, Čeč exclamó: “Aquí hay un nuevo mundo, aquí hay un paraíso”. La frase quedó grabada en la historia de la cueva, cuyo atractivo se multiplicó con la llegada del turismo decimonónico. En 1872 se inauguró el primer tren turístico subterráneo del mundo, inicialmente con vagonetas empujadas a mano por los propios guías.

Alumbrado eléctrico antes que en la capital

Aquella innovación convirtió a Postojna en un referente pionero. Apenas unos años más tarde, las locomotoras de gas sustituyeron a la fuerza humana, y en 1959 se electrificó el recorrido. Hoy, el viaje bajo tierra combina 3,5 kilómetros en tren y 1,5 a pie, con una duración aproximada de hora y media.

El tren subterráneo de las cuevas de Postojna, ya modernizado con maquinaria.
Cuevas de Postojna

No fue la única. En 1884, Postojna instaló alumbrado eléctrico antes que la propia capital, Liubliana. Esto permitió mostrar al público espacios hasta entonces inaccesibles y consolidó la cueva como un destino turístico en Europa. Su interior acoge otras sorpresas como la Sala de los Conciertos, famosa por su acústica natural y con capacidad para hasta 10.000 personas. Allí, en pleno subsuelo, se celebran recitales y eventos desde finales del siglo XIX.

El pez humano

“Pez humano” que habita en las Cuevas de Postojna.

Otra curiosidad se esconde en sus aguas subterráneas: el proteo o olm, un anfibio endémico apodado “pez humano” por su tono blanquecino. Esta especie ciega, capaz de vivir hasta un siglo y de sobrevivir hasta 10 años sin alimento, ha sido desde su descubrimiento objeto de mitos. Los habitantes locales lo consideraban descendiente de dragones ocultos bajo tierra. Aunque es uno de los símbolos más reconocibles de Postojna, la riqueza animal de la cueva supera el centenar de especies troglobias (organismos adaptados exclusivamente a la oscuridad), junto con arácnidos, protozoos y otros invertebrados adaptados a este ecosistema.

El mayor deterioro de las cuevas tuvo lugar durante las contiendas del pasado siglo. Durante la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, las galerías sirvieron como almacén militar. En 1916, los prisioneros rusos construyeron un puente que hoy se conoce como el Puente Ruso y que da acceso a las salas que preceden al pasaje donde se erige Brillant. En la Segunda Guerra Mundial se ocultaron allí depósitos de combustible. Una explosión en 1944 dañó varias secciones de la cueva, cuya huella es aún visible en el ennegrecimiento de las formaciones kársticas.

España tiene la estalactita más grande del mundo

La Cueva de Nerja en Málaga alberga la estalactita más grande del mundo.
Cuevas de Nerja.

En el mapa europeo de cuevas, España ocupa un lugar relevante y tiene opciones de primer nivel dentro de nuestras fronteras para disfrutar de las maravillas naturales del subsuelo. La Cueva de Nerja, en Málaga, descubierta en 1959, alberga la estalactita más grande del mundo -reconocida por el Libro Guinness de los Récords desde 1977-, con aproximadamente 60 metros de altura y 18 de diámetro en la Sala del Cataclismo. Sus salas contienen también pinturas rupestres del Paleolítico Superior, lo que suma un valor histórico a su atractivo natural.

En Andalucía, se encuentra asimismo la Gruta de las Maravillas, en Aracena (Huelva), descubierta en 1886 y abierta al público en 1914 como la primera cueva turística de España. Sus 2.130 metros de galerías -el recorrido abierto al público es de 1.200 metros- combinan estalactitas, estalagmitas, cortinas y aragonitos. Los nombres de sus salas hablan por sí solos: la Sala de los Brillantes, la Sala de los Garbanzos, la Cristalería de Dios o el Salón de la Catedral.

Fuera de Andalucía

Cueva del Soplao en Cantabria.
Cueva del Soplao.

El norte aporta otros ejemplos singulares. En Cantabria, la Cueva de El Soplao destaca por sus aragonitos, helictitas y otras formaciones únicas, que la convierten en un referente internacional. León suma la Cueva de Valporquero, con salas monumentales como la Gran Vía o la Rotonda, con formaciones geológicas de grandes proporciones.

En el Mediterráneo, las Cuevas del Drach, en Mallorca, ofrecen un recorrido de 1.200 metros y acogen el lago Martel, uno de los mayores lagos subterráneos del mundo. En la Comunidad Valenciana, las Coves de Sant Josep (Castellón) permiten navegar en barca por uno de los ríos subterráneos más largos de Europa, combinando naturaleza y arqueología. Y en el interior peninsular, las Grutas del Águila (Ávila) muestran un kilómetro de galerías formadas en caliza cristalina, con estalactitas y estalagmitas iluminadas de forma escénica.

Al igual que el anillo de Taylor Swift ha devuelto a la actualidad la fascinación por los diamantes con historia, las visitas a las cuevas permiten descubrir que bajo tierra también existe otro tipo de brillo. Tesoros que perduran en el tiempo y que siguen atrayendo a viajeros de todo el mundo.