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Infertilidad con el segundo hijo. Por qué a veces cuesta tanto quedarse embarazada

Alrededor del 10 por ciento de las parejas españolas tiene dificultad para concebir por segunda vez. La edad avanzada y la disminución de la reserva ovárica son los principales motivos, pero no los únicos

Infertilidad
Las mujeres pueden sufrir años de dolor por causas no diagnosticadas y problemas de fertilidad potencialmente irreversibles
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No se habla demasiado de la llamada infertilidad secundaria, que consiste en la dificultad para quedarse embarazada por segunda vez. Lo sufre alrededor del 10 por ciento de las parejas españolas en edad reproductiva, según la Organización Mundial de la Salud. Aunque no es un problema menor, se silencia porque existe un tabú que a veces nace de la sorpresa de los propios padres. Tras la llegada de un primer hijo se da por hecho que el segundo caerá como maná enviado por la cigüeña.

Compartir la dificultad resulta extraño e incluso incómodo porque no todo el mundo entiende el dolor que provoca un segundo hijo que se hace esperar. A este estigma que creamos desde la frustración y la incomprensión, se suma la presión social del “hermanito”, aunque, afortunadamente, el sambenito del hijo único se ha ido evaporando en nuestras cabezas prejuiciosas.

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Una madre sostiene a su hijo recién nacido
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¿Por qué puede llegar a ser tan complicado conseguir un segundo embarazo si la primera vez todo transcurrió bien? Es un fenómeno creciente y, aunque las razones pueden estar en el esperma masculino (por una cantidad insuficiente de espermatozoides o su incapacidad para moverse de forma correcta), en el 80% de los casos el origen es femenino.

Diferentes factores

La causa principal es la tendencia a retrasar la maternidad. No obstante, hay muchos factores, como daños en las trompas de Falopio, que impiden que el óvulo se desplace hasta el útero o que los espermatozoides lleguen al óvulo; problemas de ovulación, endometriosis, fibromas uterinos, complicaciones relacionadas con un embarazo anterior, consumo de ciertos medicamentos o algunas enfermedades. Influyen también el índice de masa corporal, el sobrepeso y el consumo de alcohol y tabaco.

Se considera infertilidad secundaria cuando han transcurrido doce meses de intento mediante relaciones sexuales sin protección. En mujeres mayores de 35, el periodo se reduce a seis meses. Pasado ese tiempo, conviene consultar con un especialista para no prolongar la frustración y no dejar pasar un tiempo valioso. Él revisará el historial médico para saber qué ha cambiado desde la gestación anterior. Estudiará los niveles hormonales, las condiciones uterinas mediante ecografía y el resto de los factores que puedan estar detrás de la incapacidad de concebir. Las pruebas para determinar el motivo posible incluyen, entre otras, un análisis de semen, análisis de sangre, ecografía transvaginal y radiografía para examinar el útero y las trompas de Falopio.

Síndrome del ovario poliquístico

Algunas de estas causas ni siquiera las conoce la mujer que las padece. Es el caso del síndrome de ovario poliquístico (SOP), que puede afectar a un 13% de la población a nivel mundial. Aunque no siempre dificulta el embarazo, una gran mayoría (hasta el 70% en algunas zonas) está sin diagnosticar.
Por otra parte, no deberíamos sorprendernos demasiado. España es el primer país en porcentaje de niños nacidos de madres mayores de 40 años, según los últimos datos de Eurostat. El 40 por ciento de los nacimientos son de mujeres con más de 35 años. A partir de esta edad, la calidad y cantidad de óvulos que producimos en cada ciclo comienza a disminuir cada vez más rápido, haciendo cada vez más difícil lograr el embarazo de forma natural, según indican especialistas del Instituto Bernabeu. “Con 30 la mujer tiene la mitad de probabilidad de ser madre que a los 20-24 años. Y después de los 35 años, disminuye considerablemente”.

Señalan también el factor masculino. Tanto la calidad como la concentración de esperma se han reducido drásticamente en un 51% a nivel mundial. La edad acentúa esta reducción, afectando a las posibilidades de las parejas de tener un segundo hijo. “De acuerdo con los rangos de la OMS, se considera un hombre subfértil cuando la concentración de espermatozoides es inferior a 40 millones por mililitro e infértil cuando está por debajo de 15 millones por mililitro”. La media obtenida en las muestras recogidas por el Instituto Bernabeu señalan que el hombre que acude a sus clínicas suele ser subfértil.

Los hábitos influyen

El estilo de vida y los niveles de estrés físico y emocional de las parejas tienen también un gran impacto en la infertilidad secundaria. El ritmo frenético conlleva malos hábitos alimenticios y falta de actividad física, dos elementos que pueden bajar las tasas de fertilidad tanto en hombres como en mujeres. Por otra parte, el estrés prolongado afecta negativamente a la vida sexual de una pareja y, por tanto, al proceso de fecundación.

El apoyo mutuo es fundamental para buscar la mejor solución. Existen opciones de tratamiento para la infertilidad secundaria y será un profesional quien ayude a crear un plan de tratamiento que se adapte a las necesidades de la pareja, basándose en su diagnóstico y objetivos. A pesar del impacto emocional que genera este retraso, la noticia más optimista es que el embarazo con infertilidad secundaria es posible.

Una pareja haciendo deporte -running- juntos

Por ello, una vez realizadas las pruebas necesarias para detectar el problema, hará un diagnóstico personalizado a partir del cual evaluará la mejor solución. Cuando no es posible corregir las anomalías que puedan estar impidiendo el embarazo, la mejor aliada es la reproducción asistida.

Lidiar con la infertilidad secundaria no siempre es sencillo, pero es vital darle visibilidad insistiendo en el componente de la edad. No como problema, sino como una circunstancia cada vez más presente. Para la mayoría de las mujeres mayores de 40, su edad biológica está muy por debajo de la cronológica. Sus órganos funcionan bien y su estado de salud es estupendo. No ven razón para no posponer la maternidad. Sin embargo, desde el punto de vista reproductivo sí superan los 40. La brecha es cada vez más marcada y cada vez habrá, por tanto, más infertilidad, especialmente para un segundo hijo. Tienen, no obstante, a su favor las técnicas de reproducción asistida.

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