El gran Warren Buffett siempre decía que se necesitan veinte años para construir una buena imagen y cinco minutos para arruinarla. En 2016, cuando irrumpió el caso Nummaria, la actriz Ana Duato llevaba 15 años conquistando a la audiencia española con su papel de Mercedes Alcántara, en la serie Cuéntame. Era la sacrificada matriarca de una familia de clase media, entre moderna y tradicional, con la que se identificaron muchas mujeres.
Pizpireta, amorosa, protectora y con sus altibajos matrimoniales, fue evolucionando de ama de casa abnegada a mujer independiente y sofisticada. Siempre sensata y capaz de mantener pegada a la familia. Una mujer típica. En 2014, era uno de los personajes más queridos de la televisión española, una de las cinco actrices que transmitían más confianza, según nos trasladan desde Personality Media, una consultora especializada en el análisis de personajes públicos a través de la investigación de mercados. Dos años después, pasó al número 114.

“Ana Duato -nos explican- ha sido siempre un personaje muy relevante de la tele gracias a esta serie. Por eso, hemos testado su imagen desde que empezamos a hacer el estudio, en 2005. En él medimos los niveles de conocimiento y muchos otros atributos de imagen. En 2021, al hacer una infografía sobre la evolución de su confianza, vimos que, en 2014, antes del caso Nummaria, tenía una nota media en confianza de 7,4. Estaba entre las cinco actrices de mayor confianza. Cuando dos años después aparece la noticia, su imagen cayó más de un 28% y la nota quedó en 5,3”.
A mediados de 2025, volvió a ser testada por Personality Media y la media en confianza fue de 6. “Se había recuperado un poco, pero el rumor seguía y estaba en el puesto 47. Sin duda, se ha visto dañada. Su imagen se ha resentido y, ahora que se sabe que es inocente, el daño es enorme. Es una prueba de lo fácil que es construir una imagen buena y lo fácil que es destruirla”.
Absuelta de todos los delitos
La Audiencia Nacional ha absuelto a la actriz de todos los delitos fiscales de los que estaba acusada. Los magistrados de la Sección Segunda consideran probado que no tenía conocimiento del incumplimiento de las normas tributarias. El tribunal sí condena a 80 años de prisión al dueño del despacho que da nombre a la causa que se inició en 2016. Por otra parte, la condena a Imanol Airas es de dos años y dos meses de cárcel, pena que pactó con la Fiscalía Anticorrupción hace un año.
Frente a las 275 páginas de resolución que la absuelven, Ana se enfrenta ahora a su pasado digital, un rastro que ha quedado en las redes sociales, foros, periódicos digitales y otros medios de comunicación. Es la consecuencia de la pena del telediario, que conocen muy bien los personajes más mediáticos que se han sentado en el banquillo de los acusados en este país.

Al linchamiento durante su paseíllo hasta los juzgados, la persona imputada o investigada tiene que sumar el escarnio en las redes sociales. “Antes de que la justicia actúe, se le impone una condena moral. Aunque sea absuelta, el daño reputacional puede ser irreparable”, explica Josep Coll, cofundador de RepScan, una consultora especializada en mejorar la reputación online de empresas y personas.
En abril de 2016 se filtró la investigación del caso Nummaria con la acusación de fraude fiscal y blanqueo de capitales. Los medios, y la sociedad en general, fueron implacables con Ana Duato, más aún cuando la Fiscalía pidió hasta 32 años de prisión. Su nombre quedó ligado a fraude fiscal, paraísos fiscales, evasión millonaria y una red de artistas defraudadores. Antes de que arrancase el juicio, su imagen era ya la de una mujer culpable.
También las redes sociales iniciaron su propio juicio y el choque entre Mercedes Alcántara y Ana Duato dio pie a memes y a comentarios con un humor muy afilado. Hubo incluso una escena en la que Antonio (Imanol Arias) le habla a Merche de cuentas opacas y facturas falsas que se hizo viral y se usó como sketch recurrente. Realidad y ficción se entrecruzaron y hasta la propia señora Alcántara, siempre tan pulcra, quedó perjudicada por la realidad.

La actriz defendió durante todo el procedimiento su inocencia y rechazó sentarse a negociar. Negó haber cometido alguno de los siete delitos fiscales. Su abogado, Enrique Molina, declaró que era juzgada de manera desproporcionada por su popularidad: “Ana Duato es un elemento decorativo en este proceso, se le ha traído artificialmente y se le ha hecho pasar las de Caín, y de hecho hoy no viene a ejercer la última palabra porque no puede salir de su casa porque tiene siete, ocho o diez periodistas en la puerta y le están esperando aquí otros tantos”.
Molina añadió también que se había arruinado su vida profesional, su productora y todo su patrimonio. ¿Y ahora qué? “Ana Duato -responde Josep Coll- tiene derecho al olvido digital. Es decir, puede borrar cualquier rastro que haya sobre todo este proceso en internet”-El experto asegura que no es complicado ejercitar este derecho con su sentencia absolutoria. “Se conoce como desindexación de la información disponible en internet, de manera que, cuando alguien introduzca su nombre en la barra de búsqueda, no aparezca la información vinculada a las acusaciones por delito fiscal”.
Coll aconseja ejercer este derecho a la reinserción digital que le beneficiará personal y profesionalmente. “La reputación es uno de los activos más valiosos que puede tener una artista, sobre todo de cara a las oportunidades que se le presenten. Genera confianza y expectativa porque su vida y lo que encarna es parte de su propio arte. Tiene derecho a que desaparezca toda esa memoria que le ha generado ataques y faltas de respeto”.