Dos españolas, detrás de la gestión económica del Vaticano

“Tenemos esperanza en que León XIV continúe las reformas económicas de Francisco”

Artículo14 conversa en exclusiva con Concha Osácar y Eva Castillo, primeras mujeres del Consejo para la Economía del Vaticano. Son dos de las españolas con más poder en la Santa Sede

Al Papa Francisco el colegio cardenalicio (en nombre de toda la Iglesia) le encargó tres misiones: la reforma de la curia, el problema de los abusos y la puesta en orden de los asuntos económicos. Cuando en 2014 instituyó el Consejo para la Economía, dándole su propia entidad y gobierno, no sólo separó la gestión financiera de la Secretaría de Estado para garantizar su transparencia, también abrió una puerta histórica: por primera vez, mujeres laicas participarían en la supervisión de las finanzas del Vaticano.

Entre las elegidas estaban dos españolas con amplia experiencia en la empresa: Eva Castillo y Concha Osácar. Castillo ha desarrollado una carrera destacada en la alta dirección internacional, con cargos como presidenta de Merrill Lynch España, presidenta de Telefónica Europa y consejera independiente de entidades como Bankia, Caixabank, Telefónica, Zardoya Otis e IAG. Abogada y economista, ha sido reconocida por su defensa del liderazgo femenino en el ámbito corporativo.

Por su parte, Osácar es cofundadora de Azora, una de las mayores gestoras independientes de inversión inmobiliaria en España, y presidenta del consejo de administración de Hispania, la socimi que revolucionó el mercado hotelero antes de su venta a Blackstone. Con una larga trayectoria en banca de inversión y gestión de activos, es una de las figuras más influyentes del sector financiero español. Ambas han permanecido cinco años en el Consejo trabajando codo a codo con cardenales y expertos, redactando presupuestos, inventariando patrimonio y supervisando fondos y déficits.

Esta es la primera vez que hablan públicamente sobre su gestión económica para la Santa Sede. En esta entrevista exclusiva con Artículo14, rememoran su relación con el Papa Francisco —que quiso verlas en persona cada lunes a través de sus delegados económicos—, valoran sus reformas con palabras emocionadas y miran con confianza al futuro del nuevo Papa, León XIV: “Sabemos que es un hombre preparado, que conoce el gobierno de la Iglesia y que ha liderado una orden religiosa con eficacia, también en lo económico”.

Ante escándalos financieros como la venta de un edificio en Londres en 2015 por el que la Iglesia perdió millones de euros, ellas decidieron ponerse manos a la obra, y Francisco les dio plenas potestades para tomar decisiones, siempre bajo su supervisión y basándose en la sólida  experiencia de ambas. Esta conversación es un testimonio sobre cómo Francisco quiso profesionalizar, auditar y reformar uno de los terrenos más delicados del Vaticano: el económico. Y decidió hacerlo con ellas.

¿Creen que el Papa León XIV continuará las reformas económicas iniciadas por Francisco?

Es una gran elección. Tenemos confianza en su capacidad para continuar con las iniciativas en curso. El Papa fue prior general de la Orden de los Agustinos y lideró la orden también con gran éxito en los temas económicos. Es un Papa preparado y con experiencia.

¿Cuándo crea el Papa Francisco el Consejo de Economía y por qué? ¿Cómo funcionaba antes?

Eva Castillo: Cuando entra el Papa Francisco en 2013, él se da cuenta, porque era uno de los mandatos que venía de las Congregaciones Generales del pre-cónclave, que el tema económico es muy importante. Había muchos temas que se habían descontrolado en cierta manera, así que él propone separar la Secretaría de la Economía de la Secretaría de Estado. El Consejo para la Economía histórico estaba formado por 15 miembros, ocho cardenales y siete laicos, históricamente todos hombres. El Papa claramente establece: “Tiene que haber mujeres”. Y entonces entramos siete laicos, seis mujeres y un hombre, y los ocho cardenales.

Eva Castillo y Concha Osácar, del Consejo para la Economía, durante su entrevista con Artículo14
Eva Castillo y Concha Osácar, del Consejo para la Economía, durante su entrevista con Artículo14
María Serrano

¿Cómo les llega a ustedes esa petición? ¿Conocían al Papa Francisco?

Concha Osácar: A mí me llaman de Secretaría de Estado para decirme que me van a llamar de Secretaría de Economía para proponerme formar parte de este Consejo de Economía. No es muy común que te hagan esa llamada… De hecho, lo entendí mal. Creía que me decían que iba a formar parte de una terna que presentaban, pero no: ya estaba nombrada.

Eva Castillo: A mí me llaman de Secretaría para la Economía y me dicen que soy una posible candidata. Esto fue en mitad de la pandemia. A los pocos días me confirmaron que me habían nombrado y me dijeron que en el Consejo había otra española. Así que, aunque nos conocíamos de oídas, Concha y yo nos hemos hecho íntimas en estos años de trabajo juntas.

¿Cómo compaginan ustedes sus responsabilidades previas con el servicio a la Santa Sede?

Eva Castillo: Hemos podido compaginarlo todo sin problema. En algunas ocasiones hemos tenido que atender vía online, porque no podía venir físicamente a Roma, pero lo hemos conseguido. Gracias al Padre Juan Antonio Guerrero, que era el Prefecto de la Secretaría de Economía, y a Maximino Caballero, actual Prefecto, empezamos a entender lo que teníamos que hacer. El objetivo era claro: dar visibilidad y transparencia a lo que pasa en la Santa Sede en temas económicos. Eso suponía establecer presupuestos para los dicasterios, revisar el fondo de pensiones, estudiar todos los activos, ordenar las inversiones, crear una política y un comité de inversiones… Todo eso lo hemos hecho en estos cinco años.

Concha Osácar: Yo tampoco he tenido dificultad para compaginar este trabajo con mis otras responsabilidades. El Consejo se reúne cinco veces al año en Roma, pero siempre hay posibilidad de conectarse telemáticamente. Además, están las reuniones del Comité de Auditoría, al que pertenece Eva. Al principio fue más laborioso, hasta conocer la Institución y su funcionamiento, pero como dice Eva, la colaboración de la Secretaría de Economía ha sido fundamental.

¿Ambas tienen las mismas funciones, o una se encarga más de inversiones y otra de gestión inmobiliaria?

Concha Osácar: Todos los consejeros, cardenales o laicos, participamos en todo. El funcionamiento de las reuniones se asemeja al de un consejo de administración, aunque aquí la última palabra la tiene el Papa. El Consejo es independiente y nuestra misión es aconsejar al Papa en los asuntos económicos de la Santa Sede. Obviamente, cuando los temas están relacionados con nuestros campos de especialidad, nuestra aportación es más personal.

¿Y esto cómo se compagina con su vida familiar?

Eva Castillo: Ah, pues ningún problema. Es más el agobio de las agendas. Cuando coinciden los consejos con reuniones de consejos de administración de nuestras empresas o algún viaje familiar, hay que hacer malabares. Y luego, no todo el mundo lo sabe, aunque se va sabiendo. Lo mejor es que el Papa nos ha unido. Nos hemos hecho íntimas. Trabajamos juntas, que es mucho mejor. Y cuando una de las dos no puede asistir, nos cubrimos mutuamente. Compartimos todo.

Papa
Papa Francisco al final de una reunión con curas en Casa delle Suore Pie Discepole del Divin Maestro, Roma
Efe

¿En qué temas están trabajando ahora mismo?

Eva Castillo: Seguimos supervisando la gestión presupuestaria del año y preparando los presupuestos del siguiente. Tenemos que dar soluciones al déficit, atender las cuestiones que nos presenten desde el comité de inversiones y tratar temas como el fondo de pensiones y la gestión de hospitales…

Concha Osácar: También del seguimiento del patrimonio inmobiliario, los avances en la implementación de medidas acordadas, y la preparación del Año Jubilar.

El asunto inmobiliario ha sido una gran preocupación del pontificado.

Concha Osácar: El patrimonio inmobiliario de la Santa Sede es importante y diverso. Parte se destina a uso propio, como iglesias, universidades u oficinas. Se está trabajando para darle el mejor y más adecuado uso, de forma que sus rendimientos ayuden a financiar la misión de la Iglesia. Se ha inventariado todo el patrimonio, se han puesto nuevas propiedades en explotación, se están racionalizando espacios… pero queda trabajo. El Papa deseaba un Comité de Inversiones Inmobiliario, como el de inversiones mobiliarias, pero este asunto ha quedado pendiente.

Eva Castillo: El Papa dijo que quería déficit cero. Eso es muy difícil, pero se puede lograr. Al menos, un presupuesto austero, con control y prioridades claras. Todo se ha ordenado, pero hemos tardado mucho.

¿Qué creen que veía el Papa para poner a mujeres en el centro?

Concha Osácar: El Papa buscaba profesionales para incorporarlos al Consejo de Economía y sabía que había mujeres con experiencia. Él decía: “Donde hay mujeres, pasan cosas”. Francisco pensaba que la mujer hacía frente a la resolución de múltiples problemas muy prácticos en el día a día. Y le gustaba la forma en la que los resolvía. Tal vez quiso dinamizar por esta vía el Consejo de Economía, que había tenido que afrontar dificultades durante la etapa del cardenal Pell.

¿Han encontrado resistencias por el hecho de ser mujeres?

Concha Osácar: Nosotras, dentro del Consejo de Economía, no. Hemos funcionado bien entre los laicos y también con nuestros compañeros cardenales. Las dificultades han estado fuera, por las resistencias al cambio que las habría habido igual, en mi opinión, con laicos y sin laicas.

Eva Castillo: Creo que se podrían haber hecho muchas más cosas, pero no por resistencia hacia nosotras por ser mujeres. Las resistencias han sido más hacia el Consejo en general, porque sabían que era muy exigente. Todas teníamos mucha experiencia de nuestras actividades profesionales, al llevar mucho tiempo en el mundo de la empresa. Creo que el objetivo era poder complementar la experiencia de nuestros compañeros cardenales.

¿Cuáles han sido los logros y los retos por cumplir? ¿El mejor y el peor momento?

Eva Castillo: Hemos hecho y dicho muchas cosas. Y él siempre nos decía: “¿Qué puedo hacer? ¿Podré hacer algo…?”. Y lo ha hecho, aunque no podemos contarlo. Él quería que esto funcionara sí o sí. Y se fiaba de nosotros…

Concha Osácar: Yo destacaría el funcionamiento de este Consejo durante casi cinco años, compartiendo y analizando la información cada vez más completa que nos proporcionaba la Secretaría de Economía, lo que nos ha permitido ir avanzando y tomando acuerdos con apoyo mayoritario. Tener una visión más clara e integrada de la situación patrimonial y financiera de la Santa Sede. Impulsar aspectos a mejorar. Son pasos muy importantes para prepararla para el futuro. Con el Prefecto para la Economía se reunía todos los lunes. Con lo cual él estaba perfectamente informado y eso dio mucha importancia a Maximino Caballero y al Padre Juan Antonio Guerrero, porque no todo el mundo ve al Papa todos los lunes.

Eva Castillo: Y eso puede ser fundamental. Eso no lo hemos contado mucho. El Papa se dio cuenta de la importancia del funcionamiento mediante la proximidad. Quería que la economía fuera percibida con importancia y le dijo: “Te tengo que ver”. Y veía todas las semanas al Secretario de Estado, pero también al Secretario de Estado de Economía.

Francisco ha dado a las mujeres un papel que, durante siglos, le ha negado en la Iglesia

¿Hay alguna decisión que, aunque al Papa le haya dolido tomar, tuvo que hacerlo finalmente?

Eva Castillo: Yo creo que él ha ido tomando decisiones muy importantes, todas son importantes, pero había que tomarlas. Ha sido un proceso, y eso debería tener continuación…

Concha Osácar: Si miramos hacia atrás, nos damos cuenta de que Francisco no se ha movido un ápice de los objetivos que se establecieron en las Congregaciones Generales. Tenía una personalidad muy especial: no le distraían la crítica ni le apartaban del camino. Es una gran cualidad. Si creía que algo tenía que hacerse, lo hacía. Era el Papa que hacía falta para impulsar cambios, iniciar procesos. Al mismo tiempo, era un hombre al que le gustaba estar bien informado: era un gran escuchador.

¿Alguna anécdota o frase del Papa que recordéis especialmente?

Concha Osácar: Nos llevamos muchos y buenos recuerdos. Era una persona muy cercana, educada y agradecida en el trato personal. Cuando quería vernos, siempre preguntaba por nuestra disponibilidad para adaptarse, y nos recibía en sábado porque sabía que estábamos muy ocupadas.

Eva Castillo: Un sábado, que coincidió con huelga de taxis en Roma, se preocupó de que alguien nos llevara al aeropuerto y se quedó en la puerta de Santa Marta hasta que llegó el coche para despedirnos. Nos preguntaba siempre por nuestras madres… En una de esas reuniones, ya relajados, dijo: “Qué a gusto estamos, ¿verdad? Qué bien estamos hablando nuestro idioma”. Fue espectacular ese momento. Y luego nos dijeron: “Qué pocos momentos tiene de ese tipo”.

¿Cuándo fue la última vez que lo vieron?

Eva y Concha: En julio de 2024, en la reunión de julio, y en privado en junio. Y le íbamos a haber visto el 22 de marzo de 2025, pero le hospitalizaron el 14…

¿Han echado algo en falta del pontificado de Francisco?

Concha Osácar: Creo que ha sido un gran Papa. Un gran pastor que hablaba del Evangelio, ha puesto el acento en lo esencial: entrega, servicio y ayuda al necesitado a través de la misericordia y la esperanza. La Iglesia, casa de todos. Ha tenido que hacer frente a serios problemas como los abusos, iniciar reformas de la Curia y de la economía, y las ha afrontado con valentía. Sin duda, el nuevo Papa que coja el testigo se va a encontrar con parte del camino ya emprendido.

Eva Castillo: Si pudiéramos pedir algo, es que haya mejor comunicación. Comunicar más el gran trabajo de la Iglesia, de lo que se hace, de una forma sencilla, de forma que entienda la gente. Una comunicación más cercana de la Iglesia en general. Por ejemplo, con todo el problema que hay de la migración en Europa: ¿quién está presente en África? ¿Quién está educando? ¿Quién atiende la sanidad? ¿Quién permanece cuando hay guerras? Solamente la Iglesia. Y no lo explicamos, no lo vendemos.