Maternidad en crisis: España, el epicentro del privilegio precario

El informe El estado de la maternidad en Europa 2024 sitúa a nuestro país en lo más alto de un ranking doloroso: el de la ansiedad, el burnout y la sobrecarga materna

Estoy agotada, pero no puedo parar”. “Trabajo como si no tuviera hijos y cuido como si no tuviera trabajo”. “Me siento sola aunque viva rodeada de gente”. Son voces de madres que podrían escucharse en cualquier lugar, pero en España resuenan con especial intensidad.

El informe El estado de la maternidad en Europa 2024, elaborado por la ONG Make Mothers Matter junto a Kantar, sitúa a nuestro país en lo más alto de un ranking doloroso: el de la ansiedad, el burnout y la sobrecarga materna.

Las cifras que duelen

España encabeza los peores datos de salud mental materna en Europa. El 78% de las madres encuestadas se declara sobrecargada, muy por encima de la media europea. Un 42% reconoce sufrir ansiedad —diez puntos más que la media comunitaria— y un 21% afirma padecer burnout, también en niveles superiores al promedio continental.

Detrás de cada número hay mujeres que, pese a todo, siguen cuidando, trabajando y sosteniendo hogares sin apenas reconocimiento.

Alejandra Andreu es madre de dos hijos en Barcelona. “A veces siento que no existo como persona, solo como engranaje”, confiesa a Artículo14. Su testimonio, que no es una excepción, refleja la realidad de un país donde la maternidad se vive con más presión y menos apoyo que en el resto de Europa.

“Este informe confirma lo que llevamos años denunciando: si no avanzamos en conciliación y corresponsabilidad social, seguiremos teniendo una generación de madres agotadas al borde del colapso. El 73% llega al trabajo cada día exhausta por la carga de cuidados y tareas invisibles, y a esa fatiga se suma la soledad de no contar con apoyos suficientes”, advierte Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres.

Combinar la menopausia con la maternidad puede ser una tarea compleja.

Un reparto desigual

El informe revela que las madres españolas asumen el 64% de las tareas domésticas, independientemente de si trabajan a jornada completa o no. Seis de cada diez son las principales responsables del cuidado físico, emocional y educativo de sus hijos. En números, es un desequilibrio que las coloca entre las más sobrecargadas de Europa. En la vida diaria, es una losa invisible que pesa cada día.

Mi pareja ayuda, pero yo organizo todo”, cuenta Diana Cantó, una madre de Valencia, agotada de ser la única que lleva en la cabeza las cuentas, las citas médicas y los cumpleaños. Esa carga mental, difícil de cuantificar, rara vez aparece en los informes, pero explica por qué tantas madres españolas se sienten al límite.

“El coste de esta sobrecarga no es solo emocional. También es económico: muchas madres renuncian a ascensos, piden excedencias o reducen sus jornadas. Es un peso invisible que soportamos sin recursos y sin corresponsabilidad, ni por parte de las parejas, ni de las empresas, ni de las instituciones”, subraya Laura Baena.

La conciliación, un espejismo aún más duro en España

Si en Europa la conciliación es un reto, en España se convierte en un espejismo. Tras el nacimiento del primer hijo, el porcentaje de madres que trabaja a tiempo completo cae del 79% al 52%, y un 6% abandona directamente el mercado laboral. El impacto profesional de la maternidad en nuestro país es más severo que en la mayoría de los países vecinos.

Un tercio de las madres españolas asegura que sus ingresos disminuyeron tras ser madre. Un 36% vio frenadas sus oportunidades de ascenso y un 23% se ha sentido infravalorada frente a colegas sin hijos. “No soy la misma en el trabajo desde que fui madre, pero nadie lo entiende”, confiesa una madre sevillana que ha visto cómo su carrera se estancaba.

La maternidad en España es, más que en ningún otro país europeo, un privilegio precario. Quienes logran ser madres lo hacen en un contexto de inestabilidad laboral y escaso apoyo institucional, y lo viven con culpa, con estrés y con la sensación constante de que todo recae sobre sus hombros.

El contraste con la imagen idealizada de la maternidad hiere. No se trata solo de criar, sino de sobrevivir en un sistema que convierte un derecho básico en un lujo que desgasta y empobrece. “Me levanto temprano, me acuesto tarde y aún siento que no llego”, resume Cantó, que trabaja a media jornada y, aun así, no llega.

Las madres no piden un imposible: horarios ajustados, guarderías accesibles, corresponsabilidad en el hogar y flexibilidad laboral. Reclaman un reconocimiento que deje de ser simbólico y se traduzca en políticas reales. En definitiva, quieren dejar de ser las grandes perjudicadas de Europa para convertirse en ciudadanas con igualdad de derechos.

“Medidas mal diseñadas”

“Se han aprobado medidas de conciliación de manera precipitada y mal diseñadas, como la ampliación parcial de permisos”, critica Baena. “Tras años esperando un permiso parental remunerado, seguimos con reformas mínimas y aplazadas. La transposición de la directiva europea de 2019 se ha hecho tarde y mal. Mientras tanto, España se queda rezagada frente a sus vecinas”.

Este informe ha puesto cifras al descontento, pero las cifras tienen rostro. Son madres españolas que madrugan, trabajan, cuidan y continúan sosteniendo al país en silencio. Mujeres que confiesan: “Siento que criar es remar a contracorriente”.

“Somos la generación puente entre las madres sacrificadas que lo dejaban todo y las que hemos creído que teníamos que llegar a todo. Ese modelo nos está rompiendo por dentro: somatizamos el estrés, la ansiedad y los problemas de salud mental crónicos. Y lo hacemos en silencio. Por eso es tan urgente escuchar estos relatos y traducirlos en políticas públicas reales. El bienestar de las madres es una responsabilidad social que afecta directamente a la natalidad, a la economía y a la salud mental del país”, concluye Baena.

España se ha convertido en el epicentro de esta crisis silenciosa de la maternidad. El reto ahora es transformar la maternidad en un derecho protegido y compartido para todas.

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