Unos juzgados ya saturados podrían doblar el número de víctimas que atienden al día

Explicamos cómo es una jornada cualquiera en un juzgado de violencia y qué supone en la práctica la asunción de estas nuevas competencias

En la Avenida Juan Carlos I de Getafe (Madrid), entre un par de chalets adosados y un almacén de Correos, se encuentra el Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº1. Es uno de los 23 existentes en la Comunidad. Hasta estos juzgados acuden las mujeres víctimas de violencia de género: mujeres maltratadas por sus parejas o exparejas. También lo hacen en cualquiera de las otras seis secciones de Violencia sobre la Mujer en la Comunidad.

Y por esas 29 puertas- en total- en 2024 acudieron miles de mujeres para interponer una denuncia contra su pareja o expareja: 32.004 se registraron. De media – y teniendo en cuenta que esta cifra no se ajusta a la realidad puesto que cada Juzgado o Sección tiene sus particularidades- por cada Juzgado Viogén solo en Madrid se deben atender unas 1.103 denuncias por violencia de género al año. Y a eso habría que sumarle los casos “pendientes” o “activos” de años anteriores. Hay víctimas que esperan más de dos años en conocer la resolución de su denuncia. Depende de la complejidad del caso.

El día a día en un juzgado de Violencia sobre la Mujer

Asique, si volvemos a esa Avenida Juan Carlos I de Getafe y esperamos sentados los 364 días del año veríamos, al menos, a unas cuatro víctimas de violencia de género entrar y salir por la puerta cada día. Y eso que estamos teniendo en cuenta los fines de semanas. La realidad es que tienen un horario de atención general de lunes a viernes de 9:00 a 14:00 horas. En la práctica, la jueza a cargo de este juzgado y el resto funcionarios que trabajan con ella amplían su jornada, habitualmente, hasta pasadas las 17:00. No por amor arte; por amor y concienciación con las víctimas.

En estos juzgados, lo mejor que le puede pasar a una víctima es ser “la primera” en ser citada. En un día cotidiano, según cuentan en estos juzgados a Artículo14, lo primero que se hace- con una víctima, por ejemplo, citada a las 9:30 horas- es preguntarle si necesita que se le nombre un abogado. Si la respuesta es que sí, el abogado no llega inmediatamente. Normalmente, en el mejor de los casos, tarda una hora en llegar.

La urgencia de atender a las víctimas

Con el abogado de oficio ya presente, se entrevista a la víctima. La víctima decide si va a querer declarar o no declarar, si quiere orden de alejamiento, si ya la ha pedido la policía…todo esto antes de empezar a escuchar el testimonio en sí de la víctima. Y sus circunstancias. Su episodio u episodios de maltrato. En el juzgado, solo la preparación de un nuevo caso conlleva una hora u hora y media. La víctima puede aportar pruebas, como, por ejemplo, mensajes amenazantes. Puede llegar con un testigo: una vecina, que la ha acompañado. Hay que tomar declaración a la vecina. Y luego ya al presunto agresor.

Y todo se debe hacer el mismo día, en el mismo tramo horario, porque el 99% de actuaciones que llegan a este Juzgado de Violencia sobre la Mujer son urgentes.

¿Por qué? Porque la mayoría de los casos que llegan son agresiones que las víctimas han denunciado y piden órdenes de alejamiento, o porque son agresiones que se denuncian en la calle por alguien que lo ve y los agresores llegan detenidos, y esos asuntos – al pertenecer al ámbito penal- son urgentes. Porque son hombres que suponen un riesgo para esas mujeres o hijos, también, de las víctimas. De ahí que la necesidad de adoptar o no medidas cautelares sea imperiosa, para intentar garantizar la seguridad de la víctima y sus hijos en la medida que sea posible hasta que haya sentencia.

Toda esta dinámica, con la carga emocional que supone también para los funcionarios de este juzgado, se debe seguir con cada una de las cuatro víctimas, de media, que atraviesan esa puerta del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Getafe al día.

Atender al doble de víctimas en el mismo tiempo

Ahora imaginemos que, además de atender a las víctimas de violencia de género, se tuviesen que atender también a todas las víctimas de un delito contra su libertad sexual: agresiones sexuales, trata, mutilación genital femenina, matrimonios forzados y acoso sexual. Solo en la Comunidad de Madrid, las víctimas de este tipo de delito en 2024 fueron 2.985.

Pues a partir de este mes de octubre – concretamente desde el día 3- así será: los juzgados de Violencia sobre la Mujer “absorben” estos otros delitos. Sus competencias se amplían. Lo establece la Ley de Eficiencia judicial (publicada el pasado mes de enero).

¿Qué significa?

Se podrían duplicar las víctimas a las que atender diariamente. Esto es que, y volviendo al mismo juzgado que estamos recorriendo, de cuatro mujeres a las que se atiende actualmente, serán- con casi toda seguridad según juezas especializadas en este ámbito- ocho.

Y de media, a nivel nacional, los jueces y juezas de estas secciones estiman que será un 20% más de casos que atender. Un dato que también admitía el pasado mes de junio el ministerio de Justicia.

Radiografía de los pasillos de un juzgado de violencia sobre la mujer

En estos juzgados hay mujeres que amamantan a sus criaturas en esas salas. Mujeres que amamantan, también, en esos pasillos: ocurre en las secciones donde no hay salas, siquiera, para víctimas de violencia machista.

Hay juezas, fiscales y funcionarias, nos cuentan, que se han visto en la obligación de mirar a los ojos a esas víctimas, a esas madres y a esos niños y pedirlas “un poquito más de paciencia” ante la espera. En la obligación, decimos, y en la desesperación, por no poder explicarles cuánto tiempo es “un poquito más”. El testimonio de la víctima anterior- la que está siendo atendida- es igual de importante que el de la siguiente.

Intimidad y atención reducida

Si eso ocurre actualmente, imagen lo que supondrá a partir de ahora. La mayoría de los recursos de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer serán los mismos: el espacio físico será el mismo, los medios materiales los mismos, el juez o jueza, el secretario judicial, los funcionarios, los mismos. Y en vez de atender a cuatro mujeres, se atenderá, en el mejor de los casos, de dos a cuatro víctimas más (siempre basándonos en el ejemplo del juzgado de Getafe). ¿En el peor? Imposible de estimar.

Podría darse el caso, también, de tener a seis, siete, ocho o nueve mujeres esperando en un pasillo. En un par de salas, en el mejor de los casos. La intimidad de las víctimas se verá inmensamente reducida.
No solo su intimidad: también su atención. En los juzgados de violencia sobre la mujer se atiende también los asuntos de familia derivados de una situación de violencia. Un divorcio, por ejemplo.

A partir de ahora, puede ocurrir que por las mañanas sea necesario atender denuncias de un “tipo de víctima”, por ejemplo, las víctimas de agresiones sexuales. Y ese tipo de denuncia, por las circunstancias que la rodean, son de carácter urgente. Por lo que ciertos asuntos de familia, como un divorcio conflictivo fruto de la violencia que un hombre ejerce sobre su mujer, podrían pasar a un “segundo plano”. Citar a las partes cinco meses más tarde, en vez de dos. Y si además ese día hubiese ocho asuntos que atender, alguno podría ser suspendido por la falta de tiempo.

¿Dónde están los refuerzos?

Todo esto sin olvidar que el tiempo, cuando hablamos de víctimas de la violencia machista, siempre va en contra. Cuanto más se tarda en resolver una orden de protección, más riesgo hay para ellas. Y cuanto más se tarda en resolver un procedimiento de divorcio, más riesgo hay para los niños.

Esta descripción se basa en el propio testimonio de las juezas a cargo de los juzgados de Violencia sobre la Mujer con las que Artículo14 ha contactado. Todas ellas sienten que, hasta que no lleguen los compañeros prometidos por el ministerio de Justicia para reforzar el sistema tras la absorción de estas nuevas competencias, la violencia institucional que ya se ejerce sobre las víctimas irá a más.
“¿Dónde están esos refuerzos?”, se preguntan. Intentaremos resolverlo en el siguiente enlace. Spoiler: en la mayoría de los juzgados, por el momento, no.

Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.