Lucca tenía tan solo 4 años cuando su padrastro y su madre, presuntamente, acabaron con su vida. Todavía ni si quiera se sabe la implicación de cada uno en el asesinato del pequeño. Los investigadores tratan de arrojar luz en un caso que ahora hemos sabido está precedido por una historia de maltrato bien conocida en el barrio en el que vivían.
Lucca tenía miedo al actual novio de su madre. Un joven de 21 años sobre el que pesaba una orden de alejamiento de la madre del niño. Un maltratador que no solo habría maltratado a la joven, también de 21 años. Maltrataba a Lucca.

Los episodios de maltrato eran “conocidos” pero nadie hizo nada
Algunos lo llaman “altercados” y otros “discusiones” pero lo que en realidad se ve en vídeos que se han difundido en redes sociales tras el levantamiento del cadáver del pequeño es maltrato. Maltrato continuado. Por eso, tal y como adelantaba ayer laSexta, la madre del niño interpuso una denuncia el pasado mes de octubre contra su novio.
Ahora ella, también víctima de este maltratador, se ha entregado a la policía. Ella, supuestamente, mandó un mensaje a su expareja – y padre biológico de Lucca- asegurando que “creía que acababa de matar a su hijo”. Pero lo cierto es que no está claro todavía que ese mensaje lo escribiese ella. O si lo hizo obligada.
La familia de Lucca temía por la vida del niño y su madre
Tampoco está claro que ella sea la causante directa de la muerte del menor. Su padre, y abuelo del niño, señala directamente a su maltratador: “Ese hombre con el que vivía la llevó a ello”. Y también los vecinos de su barrio en Garrucha.
Fueron precisamente esos vecinos, junto a familiares del menor, los que hace dos días daban la voz de alarma en redes sociales: no encontraban ni a la joven ni al pequeño. No conseguían contactar con ella y tampoco estaba en casa. Temían que su pareja – a sabiendas de que era su maltratador- hubiese acabado con las vidas de ambos. El fatal desenlace, ya lo conocen.
Las redes blanquean la implicación del detenido: ella “asesina”, y ¿él?
Sin embargo, en esta cultura en la que vivimos, que tiende a banalizar la violencia machista, los únicos “asesina”, “puta”, “escoria”, “basura”, leídos en redes sociales durante el día de ayer han sido a ella. Como mínimo, podrían haber sido para los dos. Pero no.

“A esa mujer no se la puede, o no se la debería, tratar como una asesina. Es muy posible, incluso, que ella ni si quiera haya intervenido en el asesinato” reflexiona la jurista feminista, Altamira Gonzalo. “Hay antecedentes objetivos, como es una denuncia y además una orden de protección con medidas de alejamiento, que nos indican que el foco hay que ponerlo en él”.
Altamira Gonzalo: “Hace mucha falta perspectiva de género para desbrozar este caso”
Ahora es trabajo de los forenses e investigadores: “Toca desbrozar bien y mirar al milímetro cada antecedente. Cada episodio. La situación de vulnerabilidad que ella podía tener. Hasta qué punto podría haber manipulado ese hombre a esa joven para que se haya entregado a la policía por su presunta implicación en el asesinato de su niño”.
Y para todo ello hace falta no solo “mucha sensibilidad”, explica Gonzalo, sino “mucha perspectiva de género”.
Ahora hay muchas preguntas que resolver: “¿Podría estar encubriendo a su maltratador por miedo? ¿Qué secuelas tiene cómo víctima de maltrato? Sabemos que ella estaba embarazada. ¿Volvió a convivir con su maltratador y el de su hijo por eso? ¿Por qué, con una orden vigente de alejamiento, nadie hizo nada para evitar su convivencia? ¿Y el seguimiento policial que se supone debería haber tenido?”.
Grabar antes que alertar: la sociedad vuelve a fallar
Lucca y su madre convivían con un maltratador. Sus vecinos aseguran que escuchaban varias veces a la semana “voces”, “gritos” y “lloros” del niño y de ella. Llegaron a grabar como el detenido por su presunta implicación en el asesinato maltrataba al niño.
Y con el móvil se quedaron grabando. El mismo móvil que hubiese servido para alertar a la policía de que Lucca no debía estar cerca del hombre que ahora también ha acabado, presuntamente, con su vida.
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