016/ Ni una más

Patricia y Rebeca: las dos víctimas de un asesino machista reincidente en el que el sistema decidió “confiar”

José Javier Salvador Cano asesinó a su pareja, comenzó una relación con su abogada defensora a la que también terminó matando

osé Javier Salvador Cano asesinó a su pareja y después a la abogada que le defendió
KiloyCuarto

En este periódico solemos recordar los nombres de las mujeres asesinadas por violencia machista para evitar que sus vidas queden simplificadas a números. Pero, en esta ocasión, nos vamos a detener en este otro nombre: José Javier Salvador Cano. Un asesino machista reincidente que hizo todo lo posible en vida para seguir asesinando a más mujeres hasta que él mismo acabó con la suya.

José Javier Salvador Cano en el momento de su detención
efe

Detrás de cada mujer asesinada hay un hombre asesino. Sus nombres suelen ser los menos recordados a pesar de la utilidad que tendría conocerlos. Así lo consideran fuentes policiales especialistas en violencia machista consultadas por Artículo14: podría ayudar a otras mujeres, a futuras víctimas de estos maltratadores, a caer en sus engaños.

Un asesino machista reincidente

Cuatro de cada diez condenados por violencia machista son reincidentes. Maltratan, cumplen condena, son puestos en libertad, vuelven a maltratar y vuelven a ser condenados por ello. Son datos de Instituciones Penitenciarias, de un estudio elaborado entre 2009 y 2019. Y precisamente en este año y en estos maltratadores reincidentes nos vamos a detener.

La falta de medios en estas instituciones, así como la confianza puesta en sus personas-las de los maltratadores y asesinos machistas-, provocó que José Javier Salvador Cano, asesino condenado a 18 años de prisión en 2005 por matar a su mujer, abandonase su celda en apenas una década.

Asesino en libertad en contra del criterio penitenciario

Consiguió la condicional a pesar de contar con un informe desfavorable de Instituciones Penitenciarias. Sin embargo, el juez de vigilancia penitenciaria de Zaragoza brindó su libertad por “su buen comportamiento” en prisión y por haber “realizado un curso de educación y reeducación para personas condenadas por violencia de género”.

Rebeca Santamalia se hizo cargo de la defensa de José Javier con 31 años, en el año 2003
efe

Ser educado y escuchar un par de clases en las celdas de la prisión de Teruel fueron suficientes para el juez de vigilancia. Todo ello a pesar de que la decisión fuese en contra del criterio de la cárcel.

A José Javier, en 2011, seis años después de comenzar su condena – seis- le dieron un régimen de semilibertad. Y en 2013 lo trasladaron a un Centro de Inserción Social, donde se le permitía trabajar fuera con el requisito de dormir en prisión. Privilegios para un asesino machista que, tan solo dos años después de quedar en libertad, en 2019, mató a otra mujer: su abogada.

Su abogada, su segunda víctima

Rebeca Santamalia se hizo cargo de la defensa de José Javier con 31 años, en el año 2003, cuando su cliente mató de 11 tiros a bocajarro a Patria Maurel, su mujer. Dejó huérfanos a 3 niños, a los que se le prohibió acercarse.

Santamalia hizo su trabajo de manera “impecable”, aseguraron colegas de profesión. Defendió a su cliente, pese a las dificultades que suponía defender un caso como el suyo- José Javier confesó el crimen contra su mujer antes de celebrarse el juicio– y trató de brindarle la mejor condena posible.

Años después, su relación cliente-defensa cambió. Tal y como detalla la delegación de Gobierno en Aragón, comenzaron una relación sentimental, aunque se desconoce la fecha exacta donde la relación dio ese giro de 180 grados. El caso es que asesino  y abogada se convirtieron en pareja y fue entonces cuando José Javier dio con su segunda víctima.

Cometió su segundo feminicidio dos años después de su puesta  en libertad

La noche del 17 de enero de 2019, Santamalia fue a visitar a José Javier. Nunca salió de aquella casa. A las cuatro de la madrugada la Policía encontró su cuerpo. José Javier Salvador la había degollado.

Él, tras cometer su segundo asesinato, se marchó de la casa y paseó por el centro de Teruel, gozando de esa libertad que le brindaron cuatro años antes de finalizar su condena real. Cuando vio un coche de la policía, echó a correr y se tiró por un puente. Se mató, esta vez sí, a sí mismo.

A este asesino le hicieron falta dos años para volver a matar a otra mujer con la que mantenía una relación. Un perfil bajo, no llamar mucho la atención, demostrar a otro hombre (juez penitenciario) que puede portarse bien y listo. El asesino volvió a la caza. Esta vez sin escopeta en mano – no se le permitía tener licencia de arma.

El sistema confió en él y se olvidó de las víctimas

Desde que hay registros, año 2003, mil trescientas seis (1.306) mujeres han sido asesinadas por violencia machista en España. Dos de ellas son Patricia y Rebeca, ambas víctimas del mismo maltratador y asesino reincidente.

José Javier Salvador Cano, uno de esos “cuatro de cada diez” hombres machistas que siguen arrebatando la vida de más mujeres una vez cumplen condena por el mismo delito por el que entraron en prisión y a los que se les dio el privilegio de disfrutar de su libertad años antes de finalizar su condena por una mera cuestión de confianza.