Castilla La-Mancha

Existe un bosque en Guadalajara que parece sacado de un cuento de hadas

Descubre el Hayedo de Tejera Negra, el bosque mágico de Guadalajara que debes visitar en otoño y es Patrimonio de la Humanidad

Hayedo de Tejera Negra - Sociedad
Una fotografía de archivo del bosque en el Hayedo de Tejera Negra.
Vagamundos Viajeros

En pleno corazón del norte de Guadalajara, en la frontera difusa entre Castilla y el silencio, se oculta un lugar donde el otoño se vuelve magia. El Hayedo de Tejera Negra es uno de esos escenarios que parecen existir fuera del tiempo. Un valle cubierto de niebla, un rumor de hojas que crujen bajo las botas, un hilo de agua que serpentea entre los troncos.

No es solo uno de los hayedos más meridionales de Europa, sino también uno de los más bellos. Un bosque tan especial que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, compartiendo reconocimiento con los hayedos primarios de los Cárpatos y otras regiones de Europa.

El Hayedo de Tejera Negra, dentro del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, se despliega en el término municipal de Cantalojas, al abrigo de los ríos Lillas y Zarzas. Su orientación norte y su altitud le permiten conservar la humedad necesaria para que las hayas prosperen, algo insólito en esta latitud. Por eso, cuando octubre llega, el bosque se convierte en un mosaico de ocres, dorados y rojizos que parece pintado a mano.

Un Patrimonio escondido en la Sierra Norte

El Hayedo de Tejera Negra no es tan famoso como los de Irati o Montejo. Y quizá por eso conserva su misterio. Aquí el visitante se siente pequeño, casi intruso, entre árboles que han sobrevivido siglos. El lugar se mantiene con un equilibrio frágil, protegido desde 1974 y, más tarde, integrado en la figura del Parque Natural.

Caminar por este bosque es hacerlo por uno de los hayedos más australes de Europa. Un relicto del pasado, conservado gracias al microclima que generan las montañas del macizo de Ayllón. En otoño, cuando el sol apenas se filtra entre las ramas, el paisaje se cubre de una atmósfera melancólica y hermosa. Octubre es, sin duda, el mes más espectacular para visitarlo. El aire huele a tierra húmeda, los troncos se tiñen de musgo y los ríos descienden con fuerza.

Reserva de aparcamiento en el Hayedo de Tejera Negra

La belleza del Hayedo de Tejera Negra exige cuidado. Para evitar la masificación, especialmente durante el otoño, el acceso está controlado mediante un sistema de reserva de aparcamiento obligatorio en temporada alta. Este control se aplica, sobre todo, a quienes desean entrar con vehículo hasta el aparcamiento interior de El Casarejo, punto de inicio de la senda más popular.

Hayedo de Tejera Negra - Sociedad
El río Lillas a su paso por el Hayedo de Tejera Negra.
Wikipedia

La reserva se realiza de forma sencilla a través de la web oficial de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha. Tiene un precio simbólico —unos 4,55 euros para turismos— y da derecho a estacionar hasta las 13:00 horas del día elegido. En días de alta demanda, no contar con esta reserva significa quedarse fuera. Conviene planificar la visita con antelación o, mejor aún, acudir entre semana, cuando el bosque se entrega en silencio y sin prisa.

Quienes no hayan podido reservar siempre pueden optar por la otra gran ruta del parque, que parte directamente del Centro de Interpretación de Cantalojas, sin necesidad de control de acceso.

Senda de Carretas: el corazón del hayedo

La Senda de Carretas es el itinerario más célebre del Hayedo de Tejera Negra. Una ruta circular de unos 6,5 kilómetros, de dificultad moderada, que recorre el alma del bosque. Comienza en el aparcamiento de El Casarejo y se adentra entre hayas centenarias siguiendo el cauce del río Lillas.

Senda de Carretas - Hayedo de Tejera Negra
Una fotografía de archivo de la Senda de Carretas.
Explora tu ruta

El primer tramo discurre por un sendero sombrío, entre raíces y arroyos. Luego la senda asciende suavemente hasta la pradera de Matarredonda, desde donde se abren vistas espléndidas del valle. Durante el recorrido, paneles informativos explican cómo este bosque sobrevivió a la tala y al carboneo, y cómo hoy se mantiene como un tesoro ecológico. En otoño, la alfombra de hojas puede alcanzar varios centímetros de espesor, y cada paso produce un sonido distinto, como si el bosque respirara contigo.

La Senda de Carretas se completa en unas dos horas, aunque el tiempo se detiene entre sus claros y recodos. Es el paseo ideal para quienes buscan sumergirse en el corazón del hayedo y sentirlo sin esfuerzo.

Senda del Robledal: la ruta de los contrastes

Para los más aventureros, la Senda del Robledal ofrece una experiencia más larga y salvaje. Son 17 kilómetros de recorrido circular que parten desde el Centro de Visitantes y se adentran por los valles de los ríos Lillas y Zarzas. Aquí el paisaje cambia: primero aparecen robles, después abedules, y finalmente las hayas se alzan como columnas de una catedral vegetal.

Senda del Robledal - Hayedo de Tejera Negra
Una fotografía de archivo de la señal que indica la Senda del Robledal.
Desnivel

La ruta no requiere reserva de aparcamiento y permite descubrir el bosque en toda su extensión. El ascenso por las laderas es más exigente, pero las vistas sobre la Sierra de Ayllón compensan cada paso. En primavera, el Robledal se llena de flores; en otoño, el espectáculo cromático es inigualable. Esta senda es perfecta para quienes quieren vivir el Hayedo de Tejera Negra en plenitud, lejos de cualquier ruido humano.

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