Frente al tópico que afirma de forma peregrina y desinformada que el fantástico y de horror es uno de los géneros más —si es que no “el más”— machista y misógino del panorama cinematográfico (con permiso del western, por supuesto), el Festival de Sitges viene enarbolando desde hace mucho la bandera del feminismo y de la presencia femenina en este, a un lado u otro de las cámaras y pantallas. Lo hace fomentando el estreno de películas firmadas por directoras, creando la sección específica WomanInFan, con sus propios premios y actividades, pero rindiendo también homenaje a las pioneras que desde finales del siglo XX abrieron brecha en la industria y el arte del terror, tanto como realizadoras como desde la producción, el guión, la interpretación o el resto de facetas propias de la creación fílmica.
Podría parecer a algunos que la mujer es una recién llegada al cine de terror y que este rumbo femenino y feminista de Sitges en particular y de otros festivales y eventos del fantástico en general es producto del oportunismo y la moda. Lo cierto es que desde los años setenta y, sobre todo, los ochenta del siglo pasado, coincidiendo no por casualidad con las llamadas segunda y tercera ola del feminismo, han sido muchas las mujeres volcadas al género especialmente en la dirección y producción, además de en labores más oscuras para la mayoría del público como el guión, el diseño de producción, el vestuario y otras funciones ingratas, en el sentido de que suelen pasar demasiado desapercibidas.

Tres referentes galardonadas
La realidad es que si ha habido un género abierto desde hace décadas a la participación femenina y, más aún, a la mirada femenina, es el fantástico. Por ello es importante recordar a profesionales como las que este año serán agasajadas con el Gran Premio de Honor WomanInFan: Gale Anne Hurd, Nancy Loomis y Mary Harron, tres personalidades muy diferentes, que representan también distintas facetas y visiones de la participación de la mujer en la industria del cine, con especial relevancia dentro del terror, la fantasía y aledaños.
Gale Anne Hurd, que se curtió con el genio de la Serie B y la exploitation Roger Corman —uno de los productores que más propició la entrada de directoras en la industria—, es uno de los nombres fundamentales para el terror, la ciencia ficción y la fantasía tanto en la gran pantalla como en la pequeña. Desde que irrumpiera estrepitosamente produciendo y participando en el guión de Terminator (1984), dirigida por James Cameron, con quien contrajo matrimonio poco después para divorciarse en 1989, la lista de títulos en los que ha estado detrás de la producción ejecutiva o asociada, influyendo en las decisiones creativas, a menudo con su propia compañía Valhalla Entertainment, fundada en 1982 con el nombre de Pacific Western Productions, es simplemente impresionante: Aliens: el regreso (1986), Alien nación (1988), Abyss (1989), Temblores (1990), Terminator 2 (1991), En nombre de Caín (1992), con su marido Brian De Palma como director (divorcio en 1993); Escape de Absolom (1994), Los demonios de la noche (1996), The Relic (1997), Armageddon (1998), Virus (1999), Terminator 3 (2003), The Punisher (2004), Aeon Flux (2005) o Hell Fest (2018), entre otras. Mientras, para televisión ha sido responsable de Hechizo letal (1991) y El sello de Satán (1994), las dos entregas del detective Lovecraft, y la fuerza impulsora de la interminable saga zombi The Walking Dead. En conjunto, un explosivo cóctel de ciencia ficción, terror, thriller y mucha, mucha acción, que rompe por completo los tópicos asociados con la “mirada femenina” dentro del género.

Por su parte, Nancy Loomis (seudónimo no carente de intención de Nancy Kyes) es sin duda una figura de culto para los fans del terror y, muy específicamente, para los amantes del cine de John Carpenter (¿quién no lo es?), del que fuera una de sus musas. Casi la totalidad de su escasa carrera como actriz está asociada al director, con quien trabajara en Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976), La noche de Halloween (1978) y La niebla (1980), además de participar en Halloween II: Sanguinario (1981) de Rick Rosenthal y en Halloween III: El día de la bruja (1982) de Tommy Lee Wallace, producidas y coescritas también por Carpenter. Recientemente sería recuperada por la película antológica de horror Hauntology (2024), de Parker Brennon.
Finalmente, la canadiense Mary Harron es una de las veteranas del cine independiente más arriesgado. Aunque dista mucho de ser una directora de género fantástico estrictamente hablando, la mayoría de sus inquietantes películas se sitúan en terrenos resbaladizos, entre la realidad más turbia y una ficción no menos perturbadora, con cierta inclinación al true crime. Tras darse a conocer con Yo disparé a Andy Warhol (1996), excelente recreación del intento de asesinar al Papa del Pop por parte de la feminista radical Valerie Solanas, interpretada por una estupenda Lili Taylor, se lanzó aún más de lleno a la polémica con su lograda, divertida y brutal adaptación de American Psycho (2000), la no menos polémica novela de Brett Easton Ellis que convirtió en brutal y sangrienta sátira feminista.

Aparte de trabajar en numerosas series televisivas, sus siguientes títulos seguirían excavando en la más inquietante realidad, esa que solemos decir que supera a la ficción: Bettie Page: la chica de las revistas (2005), logrado biopic de la reina de las pin-ups y el burlesque; Anna Nicole (2013), biografía para televisión de la explosiva modelo de Playboy y su carrera hacia la autodestrucción; Las chicas de Manson (2018), retrato de las adeptas al célebre asesino convicto Charlie Manson, culpable de los crímenes Tate-LaBianca, y Daliland (2022), basada en las turbias relaciones entre los delirantes Salvador Dalí y Gala. Recordemos también The Moth Diaries (2011), brillante adaptación de la novela de Rachel Klein, melodrama juvenil gótico de internado.
Otras proyecciones
Pero aparte de estos tres homenajes tan justos como necesarios, Sitges 2025 mostrará, entre otras, la nueva película de Julia Duournau: Alpha, que sigue indagando en el body horror femenino desde su peculiar perspectiva (aunque la crítica ha sido menos entusiasta en esta ocasión); el drama con ribetes de horror Que ma volonté soit faite de la francesa Julia Kowalski; la perversión de Cenicienta en clave de comedia negra feminista La hermanastra fea de Emilie Blichfeldt; el thriller psicológico sobre la maternidad Mother´s Baby de Johanna Moder, y otras muchas…

Pero sobre todo, no olvidemos que otra de las mujeres premiadas en esta edición es la gran Carmen Maura, en cuya extensa y variopinta carrera encontramos títulos como El asesino está entre los trece (1973), Leonor (1975), La mano negra (1980), Aquella casa en las afueras (1980), sus colaboraciones con Almodóvar, Baton Rouge (1988), Chatarra (1991), Amores que matan (1996), La comunidad (2000), La Virgen Negra (2008), Que parezca un accidente (2008), Escalade (2011) o Las brujas de Zurragamurdi (2013), entre otros, que se mueven entre el thriller, la comedia negra, el terror y lo fantástico, y quien este año está presente también con Vieja loca de Martín Mauregui. O sea: toda una Reina del Grito a la española, por derecho propio.