El clásico de ciencia ficción del siglo XX que muy pocos conocen, pero cambió para siempre la forma de entender la humanidad

Hoy, más de 70 años después de su publicación, 'Más que humano' mantiene intacta su capacidad de conmover y de plantear preguntas esenciales

Imagen de ciencia ficción - Cultura
Una imagen simbólica de una historia de ciencia ficción.
Artículo14/ Krea

La literatura de ciencia ficción del siglo XX suele resumirse con los nombres de Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Ray Bradbury o Philip K. Dick. Sin embargo, en los márgenes de esa constelación brillante existen obras que marcaron un antes y un después sin alcanzar nunca la misma notoriedad. Una de ellas es Más que humano, la novela de Theodore Sturgeon publicada en 1953. Un libro que, a pesar de no figurar en los listados más repetidos de clásicos del género, es considerado por muchos críticos como una obra maestra imprescindible.

Más que humano no solo revolucionó la forma de entender la ciencia ficción en su tiempo, sino que abrió caminos hacia una narrativa más psicológica, poética y profundamente humana. En un contexto donde predominaban los robots, las naves espaciales y los imperios galácticos, Sturgeon eligió otro camino: explorar qué significa ser humano, cuáles son los límites de la individualidad y de la soledad, y cómo la necesidad de pertenencia puede convertirse en un impulso evolutivo.

Un experimento literario adelantado a su tiempo

La premisa de Más que humano es aparentemente sencilla, pero en su interior contiene una de las ideas más revolucionarias de la ciencia ficción del siglo XX. Sturgeon presenta a un grupo de marginados con habilidades extraordinarias —telepatía, telequinesis, memoria perfecta— que, de manera inconsciente, forman juntos un organismo colectivo.

El escritor definió este concepto como una “gestalt humana”, una especie de superhombre compuesto por varias individualidades que, al unirse, dan lugar a un nuevo estadio evolutivo.

Más que humano - Cultura
Portada de la novela ‘Más que humano’, de Theodore Sturgeon.
Clásicos Minotauro

Lo interesante es que el relato no se centra en la espectacularidad de los poderes, sino en el dolor íntimo de sus personajes. Todos son inadaptados, rechazados por una sociedad incapaz de comprenderlos. El protagonista, conocido como el Idiota, encarna esa búsqueda desesperada de identidad y conexión. Desde el comienzo, la novela se adentra en terrenos psicológicos y filosóficos, preguntándose si la soledad absoluta puede superarse únicamente al fundirse con los demás.

En una época en que la ciencia ficción era vista como entretenimiento ligero, Más que humano introdujo un lirismo y una densidad existencial que la convierten en un título único. Por eso, críticos y escritores posteriores han señalado a Sturgeon como el autor que enseñó al género a mirar hacia dentro en lugar de limitarse a mirar hacia las estrellas.

La soledad como motor narrativo

Uno de los elementos que distinguen a Más que humano de otros clásicos es su obsesión con la soledad. Todos los protagonistas de la obra son figuras solitarias, marcadas por el rechazo social o familiar. El Idiota vive en los márgenes, incapaz de comunicarse de forma convencional. Dos niñas con poderes telequinéticos, un joven con memoria absoluta y un niño con habilidades mentales forman el núcleo de ese nuevo organismo colectivo.

Sturgeon transforma su historia en una metáfora poderosa: el ser humano, por sí mismo, está condenado a la incompletitud. Solo mediante la unión, la empatía y la capacidad de comprender al otro se alcanza un sentido pleno. En este sentido, Más que humano no solo es un relato de ciencia ficción, sino una fábula filosófica sobre el significado de la humanidad.

La novela explora la tensión entre el deseo de independencia y la necesidad de comunidad. Cada personaje encarna un aspecto del ser humano que, en solitario, resulta insuficiente. Solo al integrarse en la “gestalt” logran trascender la soledad, aunque el precio sea abandonar una parte de su individualidad. Es aquí donde la obra adquiere una fuerza simbólica enorme, anticipando debates contemporáneos sobre la identidad colectiva, las redes sociales o incluso la inteligencia artificial.

El estilo de Sturgeon: poesía dentro de la ciencia ficción

Otra razón por la que Más que humano se considera un clásico revolucionario es su estilo narrativo. Theodore Sturgeon se alejó del lenguaje técnico y funcional que predominaba en la ciencia ficción de mediados del siglo XX. En su lugar, desarrolló una prosa rica en metáforas, cargada de lirismo y con un fuerte componente emocional.

Theodore Sturgeon - Cultura
Una fotografía en blanco y negro de Theodore Sturgeon.
Archivo

El autor no buscaba únicamente contar una historia especulativa, sino provocar una reflexión profunda en el lector. Su aproximación psicológica y poética convirtió a la novela en una rareza dentro del género, mucho más cercana a la literatura existencialista que a la space opera.

Esto explica por qué Más que humano influyó de forma decisiva en escritores posteriores que buscaron darle al género un peso literario mayor.

No en vano, Sturgeon es recordado también por su famosa máxima, conocida como la Ley de Sturgeon: “El 90% de la ciencia ficción es basura, pero claro, el 90% de todo lo que se produce en cualquier campo lo es también”. Esa mirada crítica hacia el propio género explica su obsesión por escribir una ciencia ficción que no solo entretuviera, sino que también emocionara y transformara.

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