Las 10 mejores películas del siglo XXI y en qué plataformas verlas

Descubre las mejores películas del siglo XXI según el New York Times y dónde verlas. Una guía imprescindible para los amantes del cine

Mejores películas del siglo XXI - Cultura
Imagen promocional de 'Parásitos' (2019)
TMS Entertainment

A lo largo de las dos primeras décadas del milenio, el cine ha mutado como un organismo vivo, absorbiendo nuevas voces, tecnologías y lenguajes narrativos que han transformado para siempre la manera en que miramos, sentimos y pensamos las historias. En este contexto de profunda evolución estética y ética, The New York Times ha elaborado una cuidada selección con las que considera las 10 mejores películas del siglo XXI. Una lista que no solo consagra a ciertos autores como imprescindibles, sino que también sirve como termómetro de las tensiones culturales, políticas y emocionales de nuestro tiempo.

Hablar de las mejores películas del siglo XXI no es únicamente repasar obras maestras. Es atravesar un mapa emocional del mundo moderno, desde los rincones más íntimos del alma hasta los grandes dilemas colectivos. Estas diez piezas fílmicas, seleccionadas con criterio exigente por críticos de referencia, trazan una constelación en la que conviven la audacia formal con la hondura humana, el riesgo narrativo con la universalidad del sentimiento. Son películas que han marcado época y que hoy, gracias a las plataformas digitales, pueden ser revisitadas por nuevas generaciones con la misma intensidad del primer visionado.

En este reportaje cultural desgranamos cuáles son esas diez mejores películas del siglo XXI según el New York Times, repasamos brevemente qué las hace tan esenciales en el panorama cinematográfico contemporáneo y te indicamos en qué plataformas pueden verse hoy en día. Porque el buen cine no solo se recuerda. Se redescubre, se comparte y en ocasiones —como en esta selección— se convierte en brújula del tiempo que nos ha tocado vivir.

10) ‘La red social’ (2010) = Netflix y Movistar+

Pocas obras han retratado con tanta precisión quirúrgica el nacimiento de una era como La red social, la crónica ácida, vibrante y meticulosamente escrita del surgimiento de Facebook y de la figura de Mark Zuckerberg. Bajo la dirección milimétrica de David Fincher y con un guion endiablado de Aaron Sorkin, la película se convierte en algo más que una biografía disfrazada de thriller legal. Es un espejo de la ambición, la soledad y el vértigo moral que acompaña al nuevo capitalismo tecnológico. En apenas dos horas, redefine el mito del emprendedor, del genio incomprendido y del amigo traicionado.

Entre las mejores películas del siglo XXI, La red social ocupa un lugar central no solo por su retrato generacional, sino por su capacidad para anticipar la cultura del algoritmo, la ruptura de vínculos humanos bajo la promesa de la conectividad perpetua y el precio de moldear el mundo digital desde la frialdad de un teclado. Es cine cerebral, sí, pero con alma. Una disección brillante del poder y de sus zonas más turbias, marcada por una puesta en escena tan sobria como inquietante.

9) ‘El viaje de Chihiro’ (2001) = Netflix y Movistar+

Hay películas que no solo se ven, sino que se experimentan como una revelación. El viaje de Chihiro, la obra maestra de Hayao Miyazaki y buque insignia del Studio Ghibli, es una de esas raras piezas que trascienden los límites del cine de animación para instalarse en el corazón de la mitología moderna. Con su delicado equilibrio entre lo onírico y lo espiritual, esta fábula sobre el tránsito de la infancia a la madurez se convirtió en un fenómeno global que redefinió la percepción del cine japonés en Occidente.

Entre las mejores películas del siglo XXI, El viaje de Chihiro brilla con una luz propia, difícil de clasificar. Es a la vez una historia de fantasmas, un cuento de hadas sin moraleja cerrada y una crítica sutil al consumismo y la pérdida de identidad. La riqueza simbólica de su universo, poblado por dioses olvidados, estaciones de tren que flotan sobre el agua y casas de baños habitadas por espíritus, convierte cada visionado en una nueva travesía. Es un artefacto poético de una sensibilidad rara, hecho para resistir el paso del tiempo.

8) ‘Déjame salir’ (2017) = Netflix y Movistar+

El debut como director de Jordan Peele fue, en realidad, una detonación. Déjame salir irrumpió en la escena cinematográfica como una distopía doméstica que llevaba el género de terror a territorios políticos, raciales y psicológicos hasta entonces apenas rozados. Con un guion afilado como bisturí, la película transforma una visita familiar en una pesadilla de silencios incómodos, privilegios enquistados y violencia estructural. Pero su mayor logro no es solo el de incomodar: es el de revelar las capas de una sociedad que prefiere ocultar su racismo bajo la máscara amable del progresismo ilustrado.

Dentro del canon de las mejores películas del siglo XXI, Déjame salir destaca por su capacidad de renovar el lenguaje del miedo. No necesita espectros ni posesiones demoníacas para generar angustia. Basta un brindis, una mirada, una palabra mal pronunciada. La puesta en escena de Peele, contenida pero llena de tensión latente, convierte lo cotidiano en amenaza, y lo familiar en cárcel. El resultado es un artefacto cinematográfico que mezcla sátira, suspense y crítica social con una inteligencia feroz y una precisión narrativa asombrosa.

7) ‘¡Olvídate de mí!’ (2004) = HBO Max y Movistar+

¡Olvídate de mí!, dirigida por Michel Gondry y escrita por Charlie Kaufman, es una joya melancólica que disfraza su dolor bajo el abrigo de la ciencia ficción. Lejos de ser un romance al uso, la cinta es un canto a la memoria y al desorden emocional. Una exploración íntima de las cicatrices invisibles que deja el amor cuando se disuelve. Joel y Clementine, interpretados con una humanidad desconcertante por Jim Carrey y Kate Winslet, deciden borrarse mutuamente de la memoria tras una ruptura. Lo que sigue es un descenso poético y devastador por los pasillos de la mente, donde cada recuerdo perdido duele más que el anterior.

Incluir ¡Olvídate de mí! entre las mejores películas del siglo XXI es reconocer que el cine puede hablar del amor sin idealizarlo, de la pérdida sin caer en la tragedia y de la identidad sin respuestas fáciles. Gondry y Kaufman construyen un universo visual que no se parece a ningún otro, lleno de habitaciones que se deshacen, playas nevadas y conversaciones que ocurren en el borde del olvido. La película fluye como un sueño a punto de desvanecerse, dejando una estela de belleza rota que sigue vibrando mucho después del final.

6) ‘No es país para viejos’ (2007) = HBO Max y Movistar+

Con No es país para viejos, los hermanos Coen firmaron una de sus obras más sombrías y precisas. Una elegía brutal sobre el mal como fuerza sin rostro, el azar como ley suprema y la violencia como herencia inevitable. Adaptación de la novela homónima de Cormac McCarthy, la película nos lanza a los márgenes más áridos de Texas para seguir la huida de un hombre que encuentra una maleta con dinero y la persecución implacable del asesino más aterrador del cine reciente. Anton Chigurh, encarnado por un Javier Bardem hipnótico, glacial, inolvidable.

Dentro del panteón de las mejores películas del siglo XXI, No es país para viejos ocupa un lugar de honor por su precisión narrativa, su tono fatalista y su capacidad para sugerir que el orden moral del mundo es, quizá, un espejismo del pasado. Su tempo pausado y su uso del silencio no son gestos estéticos, sino parte esencial del relato. En esta historia, lo que no se dice pesa más que cualquier diálogo. Y cuando llega la violencia, lo hace con una crudeza casi bíblica, sin redención posible ni héroes que puedan salvarnos.

5) ‘Moonlight’ (2016) = Filmin y Movistar+

Pocas películas han logrado capturar la fragilidad de la identidad con la delicadeza y la hondura de Moonlight, la obra que consagró a Barry Jenkins como una de las voces más personales del cine contemporáneo. Dividida en tres actos que recorren la infancia, adolescencia y adultez de Chiron, un joven afroamericano que crece en un entorno hostil marcado por la pobreza, la violencia y la negación del afecto, la película no grita. Susurra. Observa. Acaricia las heridas abiertas por el silencio, por el deseo reprimido y por la necesidad de amar sin armaduras.

Entre las mejores películas del siglo XXI, Moonlight destaca no solo por la belleza de su fotografía o por la sensibilidad de sus intérpretes, sino por su humanidad radical. Por su negativa a reducir a sus personajes a estereotipos o moralejas. En su aparente sencillez formal —planos largos, diálogos escasos, una música que flota como una plegaria— se esconde una apuesta ética y estética por retratar lo invisible: la ternura entre hombres, la soledad del niño que calla, el derecho a redefinirse lejos de las expectativas ajenas.

4) ‘Deseando amar’ (2000) = Filmin y Movistar+

Hay películas que no necesitan gritar para desgarrar. Deseando amar, la obra maestra de Wong Kar-wai, es una de ellas. En los pasillos estrechos de un Hong Kong que se escurre entre cortinas, relojes y paredes húmedas de silencio, dos vecinos descubren que sus respectivos cónyuges les han sido infieles. A partir de ahí, entre el roce accidental y la palabra que no se atreve a ser dicha, nace una relación tan contenida como profundamente devastadora. El deseo, aquí, no es impulso, sino espera. No es posesión, sino eco de algo que quizá nunca ocurra del todo.

Dentro del firmamento de las mejores películas del siglo XXI, Deseando amar brilla como un faro melancólico. Un ejemplo de cómo el cine puede capturar el tiempo que se escapa, el anhelo que no se cumple y la belleza de lo que jamás llega a ser. La cámara de Wong Kar-wai se mueve como si danzara al ritmo del bolero, atrapando gestos fugaces, repeticiones rituales y miradas que contienen más que cualquier confesión. El espacio y la rutina se convierten en poesía visual. La tristeza, en una forma de resistencia estética.

3) ‘Pozos de ambición’ (2007) = Filmin y Movistar+

Pozos de ambición no es solo una película. Es una epopeya mineral sobre los cimientos oscuros del capitalismo moderno. Paul Thomas Anderson, en su estado más monumental, construye una fábula bíblica de codicia, petróleo y redención imposible, donde el protagonista —Daniel Plainview, interpretado por un colosal Daniel Day-Lewis— encarna una figura shakespeariana. A medio camino entre el profeta caído y el monstruo visionario. Su descenso, envuelto en el eco de un paisaje desértico que se quiebra bajo sus pasos, es también el descenso de una nación entera hacia el altar del dinero y el poder.

En el universo de las mejores películas del siglo XXI, Pozos de ambición ocupa un lugar solemne, porque articula como pocas el conflicto entre fe y ambición, entre la tierra prometida y la tierra explotada. La violencia no estalla tanto en la sangre como en la mirada, en los silencios interminables, en la música disonante de Jonny Greenwood que resuena como un rugido soterrado. El pozo, en realidad, no está en el suelo. Está dentro de cada personaje. Y lo que brota de él no es oro negro, sino el vacío absoluto.

2) ‘Mulholland Drive’ (2001) = Filmin y Movistar+

Pocas películas han sabido habitar con tanta elegancia el territorio del enigma como Mulholland Drive, la obra cumbre de David Lynch. Más que una historia, es un laberinto. Un sueño que se descompone lentamente hasta revelar su pesadilla interior. En sus calles ondulantes y sus habitaciones sin salida, Hollywood deja de ser la fábrica de sueños para convertirse en una maquinaria de deseo, frustración y olvido. Lynch no dirige una película. Hipnotiza al espectador. Lo arrastra por los pliegues de la identidad, el tiempo y la memoria. Sin prometerle respuestas, solo preguntas cada vez más inquietantes.

Entre las mejores películas del siglo XXI, Mulholland Drive es una de las más desconcertantes y fascinantes. Su fuerza no reside en la claridad de su argumento, sino en la lógica emocional con la que organiza el caos. Naomi Watts, en una interpretación tan poliédrica como desgarradora, transita de la inocencia radiante al abismo con una veracidad que estremece. La puesta en escena es puro artificio lúcido. Espejos, dobles, luces neón y sombras que parecen tener voluntad propia. Todo se mueve como si el cine soñara con ser otra cosa, y en ese sueño nos arrastrara con él.

1) ‘Parásitos’ (2019) = Prime Video, Filmin y Movistar+

Parásitos no solo conquistó la crítica internacional y se alzó con la Palma de Oro y el Óscar a la Mejor Película. También redefinió los límites del cine contemporáneo al demostrar que una historia profundamente local podía sacudir al mundo entero. Bong Joon-ho construyó con precisión quirúrgica un relato que oscila entre la sátira social, el thriller doméstico y la tragedia griega, hasta convertirse en un espejo feroz de las desigualdades del siglo XXI. No hay buenos ni malos, solo víctimas de un sistema que aprieta desde lo invisible. Donde la línea entre el sótano y el salón es tan delgada como mortal.

Elegir Parásitos como la número uno entre las mejores películas del siglo XXI no es un gesto de corrección política ni de exotismo cinematográfico. Es reconocer su maestría narrativa, su profundidad simbólica y su capacidad para generar una catarsis transversal. La casa donde transcurre buena parte del relato se convierte en un escenario simbólico de lucha de clases, donde la lluvia no moja igual a todos, y la risa se convierte, con frecuencia, en el preludio de la tragedia. Bong no solo firma una película impecable. Dibuja una parábola feroz que sigue resonando como una advertencia moral.

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