Pasadas ya unas semanas del final de la Eurocopa femenina, un artículo de investigación de la Universidad de Durham (Inglaterra) ha reabierto un debate interesante sobre el fútbol femenino. Aprovechando el éxito de las jugadoras inglesas, que vencieron a la Selección Española en la final, han abordado la desigualdad de genero entre hombres y mujeres del mundo del fútbol a la hora de influir a nivel social.
Esta investigación, que ha contado con la ayuda de investigadores de otros centros y que ha puesto en práctica diferentes métodos, revela una realidad que pasa ciertamente inadvertida. En un mundo en el que siempre se ha glorificado a los grandes futbolistas masculinos, convirtiéndolos en ídolos para nuevas generaciones, hay un trato desigual respecto a las mujeres.
Y es que esas leyendas masculinas han permanecido en el tiempo gracias a su desempeño en el terreno de juego. A un lado, mayoritariamente, han quedado posibles episodios fuera de él que embarran su historia. Así, en esos ejemplos a imitar para los más jóvenes, se ha puesto el foco únicamente en la práctica deportiva. Algo que, en cambio, no ocurre con las futbolistas femeninas. A ellas se les mira con lupa cada detalle dentro y fuera de un campo de fútbol.
Modelos perfectos
Tal y como se describe en la investigación universitaria, del fútbol femenino se construyen modelos casi perfectos que puedan influir en las nuevas generaciones. Esa búsqueda de la perfección provoca que se observe con más detenimiento aspectos externos a la práctica del fútbol. Una situación que aleja el foco de lo verdaderamente importante.
De esta manera, a nivel social se entiende que para que una futbolista sea una referente para las más jóvenes debe de tener un curriculum intachable en su vida privada. Esta situación minimiza el impacto que generan jugando al fútbol. Su rendimiento pasa a un segundo plano, existiendo aquí esa desigualdad entre hombres y mujeres.
Esto ejerce sobre ellas un extra de presión con el que tienen que “cargar” a diario. Un problema con el que tratar a la par que ven cómo sus esfuerzos por hacer crecer el fútbol femenino no se reconocen adecuadamente. En definitiva, existe una narrativa socialmente aceptada que genera un determinado nivel de expectativas sobre las futbolistas femeninas como personas que deben de dar un ejemplo social perfecto.
¿Cuál es la percepción de los aficionados?
Una parte de la investigación hace énfasis en cuál es la reacción de los aficionados al fútbol ante este escenario de desigualdad entre jugadores y jugadoras. A través de una muestra de más de 100 entrevistas a fan ingleses y estadounidenses, se pueden obtener ciertas conclusiones muy claras.
Por un lado, lo que la mayoría de los fanáticos percibe en ese esfuerzo que realizan las mujeres ante el papel de modelos idílicos que llevan impuesto es que es totalmente desinteresado. Así, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de hombres, los aficionados ven en las futbolistas una cercanía y accesibilidad que les hace más “humanas” y no tan extraterrestres.
Además, agradecen que sea así porque es un escenario poco habitual. Por norma general, es raro ver a los jugadores masculinos dedicar buena parte de su tiempo a hablar, fotografiarse o firmar autógrafos a sus seguidores. Unas experiencias que, en cambio, sí son más comunes en el ámbito del fútbol femenino.
Una conexión emocional
Ese acontecimiento que al deportista no le supone una dedicación forzosa, es una de las mejores vías para fomentar el deporte en nuevas generaciones. “Todas las jugadoras son realmente buenas pasando tiempo con las niñas y están felices firmando autógrafos y haciendo fotos. Creo que es una muy buena manera de traer a las chicas jóvenes al deporte. Y darles la oportunidad de ver a esos modelos a seguir o a sus héroes de cerca”, comentaba uno de los aficionados entrevistados.
Afició, sou el nostre motor. 🫶 pic.twitter.com/Llzg24jcwI
— FC Barcelona Femení (@FCBfemeni) May 7, 2025
Y es que esos segundos o minutos que la deportista de élite pasa con los aficionados es el espacio temporal suficiente para despertar una conexión emocional en ellos. Básicamente sentir que te conocen, que eres real y que pueden hablar contigo. Algo que no suele ocurrir en el fútbol masculino, dadas las restricciones y medidas que impiden acercarse a los grandes protagonistas.
Un futuro de dudas
En esas respuestas aportadas por los encuestados, algunos aficionados mostraron su preocupación. Además de confirmar que existía una desigualdad de género en las expectativas que se asocian a hombres y mujeres van más allá. Planteaban la duda de qué pasará en un futuro si el fútbol femenino recorta distancias con el masculino.
Por el momento parece un escenario lejano, ya que la inversión, recursos y visibilidad entre unos y otros es completamente diferente. Pero dibujando esa posible situación futura, muchos mostraban cierto rechazo. Para ellos, el crecimiento del fútbol femenino puede derivar en que esa cercanía actual de las futbolistas se convierta en la apatía y desarraigo que muestran los jugadores masculinos.
Para ellos sería un paso atrás en la promoción de un deporte que debe de ser inspirador para los jóvenes, tanto a nivel masculino como femenino. E incluso plantean la posibilidad de que fueran las propias jugadoras las primeras que se sentirían incómodas ante un escenario de inactividad que no les permitiría ser como son a día de hoy.