La Comisión Europea ha encendido las alarmas sobre un fenómeno que amenaza con desbordar las aduanas del continente. Se trata de la llegada masiva de productos ilegales de China a través del comercio electrónico de bajo coste.
Aunque los informes oficiales evitan usar la palabra “colapso”, los datos no dejan lugar a dudas. La eficacia de los controles aduaneros está cayendo en picado, incapaz de seguir el ritmo de una avalancha de mercancías que, en muchos casos, no cumplen con las normativas de seguridad, salud y medio ambiente.
Este aumento exponencial en las importaciones, impulsado principalmente por gigantes asiáticos como Shein, AliExpress y Temu, ha llevado a que las aduanas europeas estén reteniendo anualmente cerca de 50.000 productos irregulares de origen chino.
Pero lo más preocupante, según Bruselas, es que esta cifra representa solo la punta del iceberg de los productos ilegales de China que logran entrar en el mercado único. Lo que expone a los consumidores a serios riesgos y genera una competencia desleal para las empresas locales.
Un desafío titánico para las aduanas
La avalancha de mercancías de bajo coste ha superado por completo la capacidad de las aduanas para controlarlas. El informe de la Comisión Europea es contundente: por cada millón de productos que cruzan la frontera, solo 82 son inspeccionados para verificar que cumplen con la normativa de la UE.
Esto es apenas un 0,0082% del total. La cifra de incautaciones, aunque alta en términos absolutos, se ha deprimido significativamente en términos relativos, pasando de 118 a 51 bienes retenidos por cada millón.

El origen de este problema es claro: la explosión del comercio electrónico. En 2024, las importaciones de bajo coste se dispararon un 228% en solo tres años, alcanzando los 4.600 millones de productos.
La gran mayoría de estos provienen del gigante asiático. Eso explica por qué los productos ilegales de China son los que lideran los decomisos. La situación ha llegado a un punto crítico en el que la UE admite que la expansión del comercio electrónico ha superado con creces las medidas de control.
¿Qué tipo de productos están en riesgo?
Las aduanas europeas están particularmente enfocadas en ciertos sectores donde los incumplimientos son más comunes y peligrosos para los ciudadanos. La moda y los productos de cuidado personal, como maquillaje y cremas, encabezan la lista de incautaciones, representando el 50% de todos los casos y duplicando las cifras del año anterior.
La importación masiva de productos ilegales de China en estos campos presenta un riesgo directo para la salud de los consumidores. A fin de cuentas, pueden contener ingredientes prohibidos o perjudiciales.

En segundo lugar se encuentran los productos de electrónica y tecnología, seguidos por los artículos para el hogar y, de manera muy preocupante, los productos para niños y bebés, como juguetes y otros bienes infantiles. La falta de control sobre estos artículos pone en peligro la seguridad de los más vulnerables.
La Comisión Europea insiste en la necesidad de proteger a los ciudadanos de las empresas que no respetan los estándares de seguridad y calidad. Un problema que afecta principalmente a la entrada de productos ilegales de China en el mercado.
Un plan para una reforma aduanera urgente
Ante este escenario, la Comisión Europea ha puesto sobre la mesa una reforma aduanera ambiciosa que busca digitalizar y unificar los controles en toda la UE. Esta iniciativa no solo facilitaría el seguimiento de las mercancías, sino que también permitiría una coordinación más efectiva entre los Estados miembros, donde actualmente existen enormes discrepancias en el rendimiento.
Mientras que un país puede rechazar 175 artículos por cada millón de importaciones, otro con peores resultados solo rechaza 0,1.

La propuesta incluye la creación de una Autoridad Aduanera y un Centro de Datos de la UE, herramientas que, según Bruselas, “supondrán un punto de inflexión” para enfrentar la entrada de productos ilegales de China y otras procedencias.
La reforma tiene como objetivo no solo proteger a los consumidores, sino también asegurar que las empresas europeas no compitan en desventaja con importadores que evaden la normativa.
Con esta medida, la UE busca pasar de una estrategia reactiva a un enfoque preventivo y coordinado, vital para la economía y la seguridad de sus ciudadanos.